César Cervera | 25 de agosto de 2019
Recordar a los españoles que no son una anomalía negativa en la recta historia de Europa es el primer paso para taponar la hemorragia y rearmarse ideológicamente frente a los que desean una España débil.
El libro se centra en desmontar los tópicos hispanófonos desde sus orígenes hasta sus reminiscencias actuales
Argumenta que que cuando se habla de España y sus personajes nunca se usa la misma vara de medir que con otras naciones
Los españoles alimentamos la leyenda negra. Es un milagro que nuestra nación aún siga viva
Vivimos en estos años un bombardeo de libros sobre la Leyenda Negra a rebufo del éxito de María Elvira Roca Barea, autora de «Imperiofobia y Leyenda Negra», que incluso ya cuenta con respuesta escrita desde el progresismo más casposo. Se podría caer en el error de pensar que ya hay demasiadas obras sobre el tema, que hay indigestión, pero así lo desmienten los escasos ensayos que siguieron a la obra de Julián Juderías, el hombre que identificó este fenómeno de deformación a principios de siglo XX. Se cuentan con los dedos de la mano los autores españoles que hasta fechas recientes han prestado atención a la hispanofobia, incluso cuando investigadores extranjeros sí lo abordaron de forma tan convincente como el canadiense Philip Wayne Powell en «El árbol del odio». Frente a la gravedad de los hechos, la mayoría de historiadores prefirieron mirar a otro lado.
La Leyenda Negra: Historia del odio a España
Alberto G. Ibáñez
Almuzara
432 págs.
21,85€
El aluvión de libros sobre hispanofobia incluye desde la reedición de clásicos como «Los orígenes de la Leyenda Negra española» (El Paseo), del sueco Sverker Arnoldsson, o «Exploradores españoles en América, del estadounidense» (EDAF), de Charles F. Lummis, a libros tan notables como «Sobre la Leyenda Negra» (Ediciones Encuentro), de Iván Vélez, o «1492. España contra sus fantasmas» (Ariel), de Pedro Insua, ambos desde la perspectiva filosófica legada por Gustavo Bueno. Variadas y diversas en sus respectivos campos, todas estas novedades editoriales y reediciones coinciden en la necesidad de replantear la Leyenda Negra no como una disputa entre académicos o una página desdichada de nuestro pasado, sino como algo con gran vigencia en nuestros días y directamente relacionada con la forma en la que los españoles nos vemos a nosotros mismos y de cómo nos tratan otros países.
Precisamente el libro «La Leyenda Negra: Historia del odio a España» (Almuzara) de Alberto G. Ibáñez, se centra en desmontar los tópicos hispanófonos desde sus orígenes hasta sus reminiscencias actuales. Pues, si bien es archiconocido el proceso por el que germinó la Leyenda Negra en las naciones protestantes, menos estudiado es por qué y cómo sigue afectado a los españoles de hoy en día lo que inventaron hace cinco siglos unos señores que nunca habían pisado la Península Ibérica. G. Ibáñez desmiente el relato antiespañol con datos, argumentos y poniendo en contexto los logros españoles, incluso aquellos que han pasado inadvertidos por ser, a nuestros ojos, demasiado corrientes, como el hecho de haber explorado y conquistado un continente de arriba a abajo o haber tenido a la que tal vez es la política más poderosa de la historia, Isabel La Católica, pues ninguna otra mujer, y menos de su tiempo, ha estado al frente de una potencia de esa envergadura.
Contrapone personajes reverenciados por Europa pero cuestionables como Napoleón o Rousseau, a otros olvidados y despreciados por su naturaleza española, como Hernán Cortés o Feijoo
Para combatir lo que el autor denomina un «harakiri histórico-cultural», contrapone personajes reverenciados por Europa pero cuestionables en muchos aspectos, como Napoleón o Rousseau, a otros olvidados y despreciados por su naturaleza española, como Hernán Cortés o Feijoo, que cambiaron el mundo. Del mismo modo, con un lenguaje sencillo pero erudito este «ensayo animado» argumente que que cuando se habla de España y sus personajes nunca se usa la misma vara de medir que con otras naciones. El mito del atraso de nuestra ciencia e industria se sustenta justamente en la técnica de mitificar lo ajeno, mientras se desmerece lo propio. Pues, ¿fueron los españoles más crueles que otras naciones en sus procesos de colonización? ¿Son más ignorante, como decían los enciclopedistas, que otras naciones? ¿Menos duchos para la ciencia que otros? G. Ibáñez responde a estas y otras injustas preguntas con un bombardeo de datos y de científicos olvidados como Juanelo Turriano, Jerónimo de Ayanz, Agustín de Betancourt, José Luis Casaseca y Silván o Leonardo Torres Quevedo, nombres desconocidos para la mayoría de españoles.
Cabe atribuirle, como único defecto, a este imprescindible libro que caiga a veces en conclusiones superficiales en algunos aspectos historiográficos, sin asumir que los procesos históricos se originan por múltiples causas. El hecho de que la obra transite por un enfoque interdisciplinar explica que algunos campos queden más incompletos que otros, pues no es lo mismo, por ejemplo, hablar de las contribuciones españolas a la aeronáutica que del peso de la Escuela de Salamanca en las teorías económicas modernas. El libro, en cualquier caso, debe leerse como un manual referencia contra los tópicos irracionales, y no como un resumen en 426 páginas de toda la historia de un imperio que solo encuentra comparación con la Antigua Roma y otros imperios de vocación generadora. El desconocimiento y la deformación de los hechos van de la mano en lo que a Leyenda Negra se refiere.
Se atreve a proponer soluciones de cara al futuro para enmendar la baja autoestima de los españoles y cerrar al fin la herida infectada de la hispanofobia
En su último capítulo, este doctor en Derecho se atreve a proponer soluciones de cara al futuro para enmendar la baja autoestima de los españoles y cerrar al fin la herida infectada de la hispanofobia, en tanto, de nuestra mala conciencia y debilidad internacional brotan reclamaciones recientes como la del presidente de México López Obrador o la retirada de estatuas y reconocimientos hispánicos en distintos lugares de EE.UU. Tanto dentro como fuera de nuestras fronteras hay quienes saben sacar rentabilidad a la falta de defensa de nuestra historia. Rentabilidad económica, comercial, cultural, diplomática y, en el caso del independentismo catalán, en sus argumentos. Recordar a los españoles que no son una anomalía negativa en la recta historia de Europa, como hace G. Ibáñez en su libro, es el primer paso para taponar la hemorragia y rearmarse ideológicamente frente a los que desean una España débil. Si hemos sido tan grandes, no hay nada que impida que podamos volver a serlo.