El Debate de Hoy | 12 de mayo de 2020
La periodista cree que será necesario «reorganizar muchas cosas en la vida» para aprender a vivir en el mundo que deje el coronavirus.
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María Rey presenta cada día un programa de actualidad que en estos momentos gira inevitablemente en torno a la crisis del coronavirus. En el pódcast «Y, ahora, ¿qué?» analiza los problemas que se avecinan, la grave situación dentro del mundo del periodismo y lamenta que muchos profesionales «se han acostumbrado a vivir en la polémica».
A continuación, puedes leer un extracto de la entrevista, que encontrarás completa en los canales habituales: iVoox, Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y YouTube.
Pregunta: Y, ahora, ¿qué?
Respuesta: Ahora a aprender esta nueva vida que nos deja una pandemia, una experiencia que nunca imaginamos vivir. Hay que reorganizar muchas cosas en la vida: valores personales, formas de vida, formas de afrontar las relaciones diarias, equilibrar las prioridades… y nos deja la enseñanza de lo que no puede volver a ocurrir y de cómo deberíamos priorizar nuestro sistema político, informativo, político y social para poder estar a la altura de una circunstancia excepcional como esta y que no nos pille tan desconcertados.
P.: Usted forma parte de la Asociación de la Prensa de Madrid, ¿tienen ya alguna prospección de lo que puede suponer esta crisis en el sector?
R.: Estamos recibiendo mucha información de gente que ha sufrido ERTES. Estamos viendo que es una realidad que ha invadido a todos los medios, muchos compañeros piden cuotas especiales porque se han quedado sin trabajo, como es ese ejército de autónomos que colaboraban en distintos medios y de la noche a la mañana han pasado de diez a uno en ingresos. Es un problema importantísimo, no sabes cómo ayudar. La APM es un órgano muy afianzado en un sector de los profesionales maduros e incluso jubilados y menos entre los más jóvenes, que le ven menos sentido. Pero precisamente a esa gente mayor es a la que más podemos asistir en estos momentos, al poder hacer un seguimiento de su situación y ver si necesitan algún tipo de ayuda.
P.: La demanda de información que se solicita ante un tema tan grave como es el coronavirus ¿ha mejorado la calidad de los programas?
R.: Todo el mundo se ha volcado para cubrir esa necesidad de información. Todos estamos haciendo un esfuerzo y la mayoría de los medios están más comprometidos. Es verdad que no todos están al mismo nivel, cualquier oportunidad es buena para caer en el gran error de estos tiempos, que es contar primero y no contarlo mejor.
Pero somos la alternativa a los bulos y a la falsa información que circula por las redes. Si queremos convencer a la gente de que los bulos solo se combaten con periodismo, no con leyes ni prohibiciones, nada que no sea información contrastada, tenemos que demostrar que somos fiables. Y no tenemos esa confianza de los ciudadanos. Nos están escrutando como nunca y el que se retrate ahora quizá salga fortalecido, pero al que se deje vencer por la necesidad de un gran titular a costa de la verdad puede pasarle factura.
P.: Después de tantos años como cronista parlamentaria, ¿cree que ha habido una evolución de la política hacia el impacto y se ha perdido fondo? ¿Tenemos todos un poco de culpa al premiar al político que genera impacto?
R.: Estamos favoreciendo entre todos ese mensaje político de buscar la frase que se resume en un tuit, que circula rápido en redes y se puede enviar por WhatsApp. Eso ha avanzado, a la vez que se desarrollaban las técnicas de comunicación y había más expertos construyendo mensajes que pensadores construyendo argumentos. Ya no discutimos con argumentos, discutimos con frases hechas. Los políticos saben que de su argumentario solo va a quedar una frase de 20 segundos y entonces buscan a alguien que sepa colocarla o que convierta todo su discurso en frases de 20 segundos. Eso que antes llamábamos populismo ahora es el día a día de la política.
Y los ciudadanos tenemos mucho que ver con los políticos que nos representan, podemos elegir a otros y elegimos a los que hacen más ruido. Los medios tendemos a buscar tertulianos y políticos que tiendan a generar ruido, porque el ruido vende y al final solo ofrecemos ruido. Cuando hay alguien que reflexiona un poco más, lo penalizamos todos, cambiamos de canal o buscamos otras imágenes.
P.: Ante esta situación, ¿hay esperanzas de un entendimiento?
R.: En el periodismo y en la política hay un serio problema de manejar egos y por el camino se han cruzado las redes sociales que, en principio, se entendían como un elemento maravilloso para compartir contenidos y han pasado a ser un lugar para que unos desahoguen sus complejos, otros magnifiquen sus cualidades y al final la gente comparte poco y escucha nada.
Todo es un poco una gran mentira, nos metemos en ella porque nos interesa y porque algunos se han acostumbrado a vivir en la polémica, no tienen otro sitio. Hay periodistas que solo insultan y necesitan ser insultados porque tampoco tienen otra manera de conseguir que se les lea.
«En España no existe un peligro para la libertad de expresión, pero el Gobierno está abusando de la propaganda», reconoce el veterano periodista.
La periodista de El Mundo analiza la situación de los medios durante y después de la pandemia. Es la segunda invitada del pódcast «Y, ahora, ¿qué?»