El Debate de Hoy | 15 de mayo de 2020
El periodista considera que «los lectores van tomando conciencia de la necesidad de pagar por un producto que te aporta un valor» y eso ayudará a los medios a superar esta crisis.
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Rafa Latorre se une a la crónica colectiva que «Y, ahora, ¿qué?» pretende elaborar sobre la situación de España y sus medios de comunicación en el contexto del coronavirus. El periodista de El Mundo y Onda Cero confía en que las grandes cabeceras superen mejor esta crisis.
A continuación, puedes leer un extracto de la entrevista, que encontrarás completa en los canales habituales: iVoox, Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y YouTube.
Pregunta: Y, ahora, ¿qué?
Respuesta: Nos esperan dos años muy duros, en los que vamos a revivir antiguas sensaciones de la crisis de 2008. Volverá el temible lenguaje de los economistas a los informativos, volveremos a debatir sobre la prima de riesgo. En lo que no creo es en ese discurso redentor de que saldremos mejores de esta. Pues mira, no. No seremos mejores, seremos más o menos iguales. Lo que sí seremos es más pocos y más pobres.
P.: ‘Nueva normalidad’, ‘combatir’, ‘guerra’… Es el vocabulario habitual del presidente, Pedro Sánchez, en sus comparecencias sobre el coronavirus. Estos términos los ha asumido el periodismo, ¿era necesario?
R.: El lenguaje político jamás es ocioso, siempre responde a un interés. En este caso, al hablar de guerra se pretende galvanizar a toda la población en torno al Gobierno. En una guerra hay bandos y los bandos tienen que estar cohesionados… Pero no estamos viviendo una guerra, y ahí está la perversión de la analogía. Tenemos un enemigo al que se ha intentado personalizar, pero es un enemigo que ni tan siquiera es consciente de que existe y, por lo tanto, la crítica es perfectamente legítima. El lenguaje bélico pretende abortar la crítica.
P.: ¿Van a tener fuerza las grandes cabeceras para dar la batalla a las redes sociales, los mensajes de WhatsApp y su torrente de información sin contrastar?
R.: Una gran cabecera tiene grandes virtudes para afrontar una crisis y también debilidades. Creo que ahora están más preparadas para afrontar lo que viene que en 2008. Aquella crisis económica fue de modelo y la prensa iba posponiendo el afrontarla. Esas decisiones ya se han tomando, la migración a los nuevos formatos está hecha e incluso ya hay modelos de pago por suscripción en busca de una nueva financiación. Creo que los lectores van tomando conciencia de la necesidad de pagar por un producto que te aporta un valor y también para proteger las instituciones que son valiosas para la democracia.
P.: ¿La radio tiene una mayor influencia en la política porque es un lugar en el que todavía se dialoga, frente al ruido y el debate visceral de la televisión?
R.: Yo tengo la teoría de que el sistema de medición de la radio es definitorio. El sistema de medición es impreciso, el EGM es una encuesta de hábitos de consumo, no permite un minutaje de los contenidos, y eso permite una mayor calidad. Si la radio tuviese una medición tan exacta como la tienen hoy en día internet o la televisión, se empobrecerían las parrillas y los programas, porque se tendería a excitar al público con contenidos sensacionales.
P.: ¿Qué opinión tiene de las polémicas en torno a lo adecuado o no de determinadas portadas de periódico en estos días de confinamiento y crisis sanitaria? Pensamos especialmente en dos de El Mundo, una con ataúdes y otra con una foto de una dirigente política.
R.: Empezando por lo más grave, los ataúdes, yo creo que El Mundo publicó la foto de la pandemia, que es la de los ataúdes del Palacio de Hielo, y provocó la indignación de parte de la profesión. A mí me parece una polémica absurda. Creo que el problema no era la fotografía, sino la cabecera de la que colgaba, y eso hace el debate perverso. Hay fotografías impactantes en todas las grandes cabeceras del mundo, los grandes periódicos a veces te traen realidades desagradables a tu desayuno.
Y, respecto a las fotografías de la presidenta Isabel Díaz Ayuso, en las que parece una Mater Dolorosa, entiendo mejor la polémica sobre la pertinencia de estas imágenes. Yo creo que es un error político evidente, porque la teatralización del dolor es siempre un error político. Pero el periódico no debe atender a los errores políticos, si tienes esas fotografías las publicas y el acierto se demuestra cuando ese día solo se habló de esa portada.
A pesar de la confrontación, cuando el país tiene un proyecto «es capaz de hacer cosas formidables», reconoce uno de los referentes del periodismo español.
La periodista cree que será necesario «reorganizar muchas cosas en la vida» para aprender a vivir en el mundo que deje el coronavirus.