El Debate de Hoy | 18 de mayo de 2020
El presentador del Telediario de TVE considera que la crisis del coronavirus «va a acelerar muchas tendencias que ya estaban en marcha».
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Carlos Franganillo ha tenido que contar cada día las novedades sobre la crisis del coronavirus en el Telediario de TVE. Con esa perspectiva, y tras años de experiencia como corresponsal en Estados Unidos y Rusia, acude a «Y, ahora, ¿qué?» para comentar la situación en España. Habla también sobre los medios de comunicación y aborda cuestiones como la presión a los periodistas o el futuro de los informativos en televisión.
A continuación, puedes leer un extracto de la entrevista, que encontrarás completa en los canales habituales: iVoox, Spotify, Apple Podcast, Google Podcast y YouTube.
Pregunta: Y, ahora, ¿qué?
Respuesta: Pues nadie lo sabe y yo no tengo dotes de futurólogo. Estamos viviendo un cambio muy profundo que afecta a muchos órdenes de la vida. Es una tragedia y un catalizador tan potente que yo creo que va a acelerar muchas tendencias que ya estaban en marcha a nivel de política internacional, rivalidades, comunicación política, polarización… Tendencias que ya estaban en marcha, pero que con una experiencia tan grave y que se va a alargar tanto creo que se van a acelerar y van a perfilar, quizá, un nuevo mundo.
P.: ¿Pierden fuerza los datos de la pandemia cuando se repiten día a día? ¿Se distorsiona la realidad?
R.: Es un debate que se puede extrapolar a cualquier crisis que contamos los periodistas. Es difícil saber hasta qué punto nos aclimatamos muy rápidamente a imágenes muy duras. Los números son todavía más fríos, pero es algo complejo. Imágenes de guerras, hambrunas, nos impactan, pero cuando llevas diez días viendo esas imágenes se produce una insensibilización. No digo que eso esté pasando ahora, pero en crisis tan largas como esta corres ese riesgo.
Es difícil buscar una alternativa. Se critica a los medios, porque algunas voces dicen que se han escondido imágenes y momentos de especial dolor, y yo discrepo totalmente, no ha sido así. Ha habido imágenes realmente duras y se han contado cuando se ha tenido ese material, porque eso describe la dimensión de la tragedia y la gente tiene que ver lo que está pasando, pero llega un momento en el que no puedes dar esas imágenes todos los días, porque no las tienes y porque es un recurso que puede marcar una frontera. Enseñar cadáveres tiene que estar justificado, y yo creo que hay momentos en los que tiene mucho sentido, pero no puedes convertirlo en un recurso diario en todos los telediarios. Los datos también son importantes y necesarios.
P.: La televisión pública, siempre en el ojo del huracán, ¿lo está más durante esta crisis? ¿Nota más presión a la hora de ponerse al frente del Telediario 2?
R.: Han sido meses muy intensos. No solo con la televisión pública, aunque nuestra naturaleza es un plus, pero creo que muchos medios y periodistas han vivido experiencias similares. Son momentos de enorme polarización política, de grandísimo dolor en la sociedad, y eso ayuda a que el debate sea mucho más bronco. Y eso se mezcla con un fenómeno que ya estaba en marcha, que es el de poner a los medios de comunicación como objetivo. Es una tendencia bastante perversa, evidentemente, los medios de comunicación somos muy criticables, pero hay una tendencia política de situar a los medios como una herramienta del poder para manipular. Y esa presión la notas en las redes sociales, en muchas ventanas que tienes abiertas… Y en esto creo que las redes tienen un papel muy tóxico, no solo Twitter, también WhatsApp y otros. Siempre me ha interesado ver cómo circulan los bulos y no había visto nada igual que lo que hemos visto estos dos meses: información tóxica y falsa que va ganando más calado en la sociedad y en personas que antes vivían ajenas a este tipo de comunicación.
P.: Aprovechando su experiencia como corresponsal en Estados Unidos, ¿cree que hay cierta mitificación en España de la prensa extranjera?
R.: Yo creo que sí. Quienes marcan el ritmo de Occidente siguen siendo los países anglosajones y su prensa tiene un enorme peso. Desde España tenemos ese complejo de mirar siempre lo que dicen de nosotros desde fuera. Parece que lo que dice el New York Times es la Biblia, y no siempre es así. Y sobre todo cuando ha hecho análisis de lo que pasaba aquí de una forma sesgada y pobre, en muchas ocasiones. Es decir, hacen muchas cosas muy bien, pero tampoco son textos sagrados que tengamos que acatar.
A pesar de la confrontación, cuando el país tiene un proyecto «es capaz de hacer cosas formidables», reconoce uno de los referentes del periodismo español.
El periodista considera que «los lectores van tomando conciencia de la necesidad de pagar por un producto que te aporta un valor» y eso ayudará a los medios a superar esta crisis.