Mario Crespo | 10 de julio de 2021
Un viaje por cuatro continentes para recordar relatos de Stephen King, la Costa Azul de Grace Kelly o un guiño a los clásicos de Julio Verne.
En estos destinos no hay camisetas de tirantes ni riñoneras. Se disfrutan las tormentas, se viste mucho lino, se comen muchas cerezas y la canción del verano la canta algún crooner. Las novelas no tienen por qué ser ligeras y las copas no tienen por qué ser fresquitas. Algunos de estos destinos existen, y otros solo se pueden visitar en libros o películas, sin restricciones pandémicas. Están en Oceanía, en Europa, en América o en África, y son plácidos, aventureros o inquietantes. Tienen algo en común: en todos ellos me lo pasé muy bien, y de eso, precisamente, trata el veraneo.
Este clásico de la literatura de terror transcurre en febrero de 1900, sí, pero en verano, porque estamos en el otro hemisferio, en Australia, concretamente en un colegio para señoritas bien que es “todo un anacronismo arquitectónico en medio de la abrupta maleza australiana, un lugar incongruente, sin esperanza, propio de otra época y de otro continente”.
Dispuestas a disfrutar de una agradable excursión a una formación rocosa, las jóvenes pupilas de la escuela se ven sorprendidas por algo -¿una fuerza?, ¿una presencia?, ¿una persona?- que transforma su mundo. Escrita en prosa cuidada, llena de misterio y ambigüedad, la novela de Lindsay inspiró una magnífica película de Peter Weir. El libro está editado por Impedimenta y la película se puede ver en Filmin.
Picnic en Hanging Rock
Lindsay, Joan
Editorial Impedimenta
320 páginas
2016
21,95€
A estas alturas quizás no tenga mucho sentido incluir este libro en una sección de descubrimientos, porque desde que se reeditó en Libros del Acantilado, hace ya unos cuantos años, ha ido ganando una legión de fans que lo recomiendan, lo regalan y lo pasean. Yo juraría que lo descubrí gracias al blog de Enrique García-Máiquez. Lo leí de una sentada en un parque de Madrid, a comienzos de un verano, y me pareció extraño y bellísimo, y he vuelto a leerlo varias veces, y cada vez me gusta más. (Nadie ha usado tan bien como Ayesta las conjunciones copulativas).
Helena o el mar del verano
Julián Ayesta
Editorial Acantilado
88 páginas
2016
10€
Curiosidades del cine: en Oregón, donde creo que no suele pasar gran cosa, transcurren dos de las mejores películas de preadolescentes de los 80: Los Gonnies y Cuenta conmigo. La segunda, basada en un relato de Stephen King, es puro verano.
Hecha de recuerdos y retazos, llena de momentos que se graban en el recuerdo –la carrera por las vías del tren, las sanguijuelas, la historia del atracón de tartas de arándanos…-, Cuenta conmigo es un clásico del verano, de su tiempo y de su género. “Nunca tuve amigos como los que tuve cuando tenia 12 años”, ya saben. Está en Filmin.
Cuenta conmigo
Rob Reiner
1986
Leer tebeos en verano es un placer y casi una obligación. El teniente Blueberry, inmortal personaje de tebeo concebido por Jean Giraud/Moebius, ha vuelto a las andadas. Rencor apache, primera entrega de la nueva etapa, está escrito y dibujado desde el amor a la saga y al western, y es perfecto para disfrutarlo sobre el césped, a la sombra de un buen árbol. Editado por Norma Editorial.
Rencor apache
Christophe Blain
Editorial Norma
64 páginas
2016
18€
La novela empieza con un derecho a la mandíbula: “En el verano de 1963 yo me enamoré y mi padre se ahogó”. En Bone Point, una península ficticia de Nueva Inglaterra, con un fondo de agua cristalina y paisajes bellísimos, el quinceañero Michael descubre el amor y la decepción. Inspirada en Primer amor, de Turguénev, está editada (muy bien, por cierto) por Errata Naturae.
Agua salada
Charles Simmons
Editorial Errata Naturae
168 páginas
2017
15.50€
Quién pudiera recorrer las carreteras sinuosas de la Costa Azul en un Sunbeam Alpine conducido por Grace Kelly. La historia de John Robie,»El Gato» (Cary Grant), un ladrón de joyas retirado, es una de las más estilosas de la historia del cine.
No es el del todo verano hasta que leemos una novela de aventuras. Esta de Manuel Moyano mezcla el género con la ciencia ficción y lo llena de guiños a los clásicos, a Verne, Rider Haggard, Kipling y compañía, autores idolatrados por el protagonista, un sacerdote católico lleno de dudas postconciliares que desarrolla su trabajo apostólico en un oscuro rincón de la Amazonía brasileña. Allí, a las afueras del pueblo, Agaré, encontrará las ruinas de una extraña civilización.
Si el planteamiento no podría ser más clásico, el desarrollo es más bien atípico: juega con los géneros, ralentiza y acelera el ritmo e introduce una dosis más que cargada de fantasía. El resultado es raro, pero muy divertido. Editada por Menoscuarto.
El abismo verde
Manuel Moyano
Editorial Menoscuarto
168 páginas
2017
16.50€
Menos conocida de lo que debería, la editorial gallega Ediciones del Viento publica, entre otras cosas, libros de viajes de calidad exquisita. Sally en Rodesia pertenece al subgénero de literatura colonial, que supongo que no está muy de moda, pero que ha dejado varias obras maestras, y al sub-sub-género (con perdón) de mujeres en África, que tiene en la baronesa Blixen a la más ilustre seguidora. Escrito en los años 20, vitalista y lleno de humor, este libro entra de maravilla en los meses de calor.
Sally en Rodesia
Sheila MacDonald
Editorial Menoscuarto
184 páginas
2017
17.50€
Si realmente hay un modo de «vivir a la madrileña», esta selección de libros y películas nos acerca bastante a él.
Este mes traigo -snif, ñam- una lista de olores y sabores que no nos podrá robar ningún virus, porque están anclados en nuestra imaginación.