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Si los poetas, como decía Chesterton, han guardado un misterioso silencio acerca del queso, no puede decirse lo mismo del vino. Ni los poetas, ni los novelistas, ni los filósofos, ni los cineastas se han olvidado del líquido sabroso que fluye por las venas de la cultura occidental. El vino es un compañero fiel en la felicidad y en la nostalgia, en el amor y en la amistad, que ilumina lo hermoso y embellece lo feo. Se han dicho de él muchas tonterías solemnes, pero también cosas ingeniosas, profundas y divertidas. Por eso, este mes descorcho en Podría ser peor unos cuantos libros, películas y poemas en los que el vino es protagonista.

Un ensayo: Bebo, luego existo, de Roger Scruton

El pensador inglés se propuso escribir un libro que confirmase la opinión atribuida a Platón: «Nada más excelente o valioso que el vino ha sido dado por los dioses al hombre». Le salió un libro redondo, de aliento chestertoniano, en el que postula que el vino es, entre otras cosas, una experiencia estética, un símbolo de lo sagrado y un objeto -no una mera fuente- de disfrute.

Como sucede con todas sus obras, es un gustazo seguir los razonamientos de Scruton, siempre elegantes y nunca tramposos. Editado en nuestro país por Rialp.

Una película: El secreto de Santa Vittoria (1969)

Dirigida por Stanley Kramer, esta película sitúa su trama en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas alemanas llegan a Santa Vittoria, un apacible pueblito del norte de Italia, con la misión de requisar un millón y medio de botellas de su famoso vino. Con un Anthony Quinn en estado de gracia, El secreto de Santa Vittoria cuenta una historia luminosa, mediterránea, llena de humor y de amor por la vida. Y por el vino, claro. Está en Filmin.

Una novela: Las hermanas coloradas, de Francisco García Pavón

En las novelas de García Pavón se bebe mucho vino, normalmente del peleón. Mi favorita es Las hermanas coloradas, que comienza con la desaparición de dos hermanas pelirrojas, hijas de un notario de Tomelloso, justo en la época de la vendimia. García Pavón usa la novela policíaca como excusa para hacer costumbrismo, o literatura a secas, y sus obras -a propósito de la reciente polémica sobre Ana Iris Simón, también manchega- se pueden leer como un canto a una España rural que empezaba a vaciarse.

Hay en esta novela un párrafo precioso sobre las virtudes del vino: «Barre recochuras y pone la risa a flote. […] Enfría el corazón y lo calienta. Te llena los toneletes de leche. Deshollina el riñón, te quita peso, encarga palabras, llama chistes, caldea los ojos, ensalza la lengua y te pone la vida como un haz de alegrones. Beber con tiento es volverse mozo, ver las corridas llenas de flores y sentir las manos con ganas de teta y los pies bailones. […] Todo lo grande de esta vida se hizo al correr el vino… Todo lo grande y bueno de la vida es por el brío del vino». Un poco exagerado, sí, pero…

Un álbum ilustrado: El pequeño gran libro del jerez, de Paula Fernández Bobadilla, con ilustraciones de Ximena Maier

¿Un libro sobre el vino –el de Jerez, en concreto- para niños? Pues sí, y uno bellísimo, que también disfrutamos los adultos. Este álbum ilustrado describe la fascinante historia del jerez, una historia que mezcla identidad y cosmopolitismo del sano. Está editado por el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xeres-Sherry, y puede comprarse aquí.

Otra película: Entre copas (2004)

Me sugirió Aurora Pimentel que la incluyera en esta entrega, aunque, sin quitarle mérito, ya tenía claro que no podía faltar. Comedia lúcida y agridulce, Entre copas es la historia de dos tipos en plena crisis de los treinta y muchos –un actor y un escritor, ambos atrapados en la mediocridad- que viajan por una semana a los viñedos de California.

Además de reflexiones enológicas –el protagonista es el pinot noir-, hay muchas referencias culturales, exaltación de la amistad y una capacidad para reírse de la melancolía, o reírse con melancolía, que la emparenta con lo mejor de Wilder. Está en Prime Video.

Y otra: Encadenados (1946)

Sí, en esta película de Hitchcock el vino es un mero Mcguffin, una distracción divertida y, en esta ocasión, no demasiado creíble. ¿Pero no son los Mcugffins lo que de verdad importa? Una de las mejores historias de espías de todos los tiempos, Encadenados –Notorious, en su título en inglés- tiene mucho que ver con el vino, en concreto con el de Borgoña: unas botellas de la la casa Pommard, de la añada de 1934, contienen un peligroso secreto.

Está en Filmin. En el archivo de RTVE se puede volver a ver el programa que le dedicaron en Qué grande es el cine. En el pódcast La trinchera, de Iñako Rozas, le dedicaron hace poco dos jugosas entregas a la película.

Imagen destacada: Fotograma de El secreto de Santa Vittoria. | tcm.com