Mario Crespo | 16 de febrero de 2020
Propuestas para un fin de semana en el que hay tiempo para reír con Rock Hudson, pasar frío con Lionel Davidson o sentarse a la mesa con Gonzalo Altozano.
Hay un sitio reservado en el infierno para esos tipos capaces de coger el tema más divertido (el fútbol, los cómics, la novela negra, el cine de aventuras…) y convertirlo en un completo aburrimiento a base de teorías abstractas y lenguaje engolado. Lejos de esa tentación, en Podría ser peor me conformo con recomendar, sin demasiado análisis, el tipo de cosas que me gustaría tener a mano en la sala de espera de un dentista. Este mes tocan una película, un poemario, una novela, un museo y un pódcast.
Podría traerla porque la dirigió Howard Hawks o porque es una de las mejores comedias de todos los tiempos, pero si tiene cabida en la entrega de este mes es, fundamentalmente, porque refleja como pocas el espíritu de esta sección. Una de esas películas en las que uno podría quedarse a vivir, de las que uno se llevaría a una isla desierta –si se tratara de una isla desierta con reproductor de dvd, cosa harto improbable- y de las que apetece recomendar una y otra vez a los buenos amigos.
Roger Willoughby (Rock Hudson) es el gran gurú de la pesca deportiva en California: vende aparejos en unos grandes almacenes, da acertados consejos técnicos y ha escrito un libro muy popular sobre la materia. El problema es que, en realidad, no ha pescado en su vida. Su secreto está en riesgo cuando se ve obligado a participar en un concurso de pesca en el idílico -y ficticio- lago Wakapoogee. Abigail Page (Paula Prentiss) conoce su punto débil y se divierte explotándolo. Hay enredos, diálogos brillantes, humor visual, un oso inofensivo, un piel roja con grandes habilidades comerciales y música de Henry Mancini. Todo regado de buen humor y buen gusto. Se puede ver en Filmin.
Este libro ganó el premio Adonáis en 2018 “por la facilidad aparente de convertir una sólida formación filosófica clásica en una poesía emocionante y fresca, gracias a un constante instinto del lenguaje y a un infalible oído poético», y cualquiera que lo haya leído estará de acuerdo. El título está tomado del diálogo Fedón, en el que Platón dramatiza las últimas horas de vida de Sócrates. La filosofía, más que el tema del libro, es una lluvia fina que impregna lo concreto, de unos tulipanes a la casa de la abuela, y le da al conjunto de poemas coherencia y arraigo. Traigo solo cuatro versos del poema que da título al libro:
“Es bello el riesgo de creernos inmortales,
de vivir en tensión hacia lo excelso,
aunque nos falten pruebas y acudamos
a la fe y a los cantos de los niños”.
Frío, mucho frío. Es lo que recuerdo haber sentido al leer este thriller de aventuras ambientado, principalmente, en Siberia y en el estrecho de Bering. Con la minuciosidad de relojero y el rigor de un cartógrafo, Lionel Davidson (1922-2009) desliza al lector por una cascada de peripecias protagonizadas por Johnny Porter.
Antropólogo y biólogo canadiense, políglota y hombre de sorprendentes recursos -es capaz de montar él solo el motor de un coche-, Porter tendrá que desentrañar un misterio científico esencial para la seguridad mundial. Se trata de una novela llena de ingenio, con gran pulso narrativo y dominio de la intriga. Ideal para disfrutarla frente a la chimenea, con una manta en las rodillas. Publicado por Salamandra en su colección Black.
Menos conocido de lo que debería, el Museo de América es una de las grandes joyas de Madrid. Fue creado en 1941 con piezas procedentes del Museo Arqueológico Nacional y heredadas, en su mayoría, del Real Gabinete de Carlos III. A estas se unió una excelente variedad de arte virreinal y fondos arqueológicos y etnográficos de todo el continente americano, desde Alaska a Tierra del Fuego, pasando por la riqueza cultural de México, la Amazonía o los Andes. El edificio que los acoge, obra de Luis Moya, es una excelente muestra del estilo neocolonial y está rodeado por el verdor del parque del Oeste y la Ciudad Universitaria.
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¡Te esperamos! #nuestrosmuseos@culturagob pic.twitter.com/yrJ1dSd86S— Museo de America (@MuseoDeAmerica) January 31, 2020
Los fans de Tintín podemos encontrar entre sus fondos un auténtico “fetiche arumbaya” como el que buscaba el reportero belga en La oreja rota. En realidad, la cultura arumbaya es pura ficción y Hergé se inspiró en una escultura chimú, procedente de la costa peruana y expuesta en un museo de Bruselas; en el Museo de América hay una muy similar. En las vitrinas hay también códices mayas y aztecas, una momia de Paracas y hasta una cabeza reducida por los jíbaros. Por si fuera poco, hasta el 3 de mayo se puede visitar una exposición temporal sobre las expediciones de Miguel de la Quadra-Salcedo.
No, no es un pódcast sobre gastronomía. Lo dirige el periodista y escritor Gonzalo Altozano (Madrid, 1976) y habla en él sobre lo que le apetece. Ni más, ni menos.
Por ejemplo, sobre los hoteles que todavía ofrecen la opción de dejar un recado escrito en las habitaciones y en los que el cliente no siempre tiene la razón. O sobre la historia de éxito de McDonald’s. O sobre sus peripecias campestres con Santiago Abascal. O sobre las aventuras y desventuras del edecán de Fulgencio Batista. Hablando de Cuba, ahora está sacando, por entregas, una serie sobre el mito de Fidel Castro y sobre el reportero que le dio forma. Altozano lo hace tan bien que siempre consigue resultar interesante, hasta cuando le da por hablarnos de una serie juvenil de los 90 que solo vieron él y los padres de los actores.
Novelas de capa y espada, películas de aventuras, lugares históricos… una nueva sección con recomendaciones de ocio de las de toda la vida.
Esta semana, lo último de Fernando Benzo y el ensayo sobre la pobreza de los ganadores del Premio Nobel de Economía 2019.