Alejo Vidal-Quadras | 04 de abril de 2019
PP, Cs y VOX son propuestas de carácter liberal. España corre peligro de disolución.
La etapa de Mariano Rajoy al frente del Partido Popular, que ha durado catorce años, de los cuales siete en el Gobierno, ha dejado como herencia la división en tres de un espacio electoral largamente monopolizado por la formación que fundara Manuel Fraga y que refundara José María Aznar, fenómeno que la actual ministra de Justicia socialista, Dolores Delgado, ha definido con su habitual exquisitez de forma procaz y que se puede describir educadamente como liberalismo trifronte.
Las etiquetas habituales, derecha, izquierda, centro, resultan poco explicativas y suelen ser utilizadas en nuestro empobrecido y empobrecedor debate político más como invectivas que como conceptos.
La tecnocracia sosa, pasiva e ideológicamente vacía que caracterizó el período rajoyesco-sorayesco, combinada con la agitación social creada por la gran recesión de 2008 y la ofensiva golpista del separatismo catalán, ha transformado el bipartidismo imperfecto reinante en España desde la Transición hasta 2014 en un pluripartidismo caótico con cinco opciones de ámbito nacional acompañadas de una turbamulta de pequeños y virulentos grupos particularistas intensamente centrífugos.
A esta fragmentación tan nociva para una gobernabilidad estable se une un peligroso frentismo en el que el irresponsable revisionismo histórico emprendido en su día por José Luis Rodríguez Zapatero y resucitado con renovada agresividad por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ha provocado la aparición de dos bloques prácticamente irreconciliables que hacen temblar los fundamentos de nuestra monarquía parlamentaria y la existencia misma de España como nación.
Ante la interesada identificación que intentan tanto el PSOE como Podemos de Ciudadanos, del PP y de VOX como una única entidad -el trío de Colón-, resulta interesante aclarar sus semejanzas y sus diferencias. Se trata de tres propuestas de carácter liberal, entendiendo por liberalismo la doctrina que pone el acento en la iniciativa privada y en la responsabilidad individual y procura que un excesivo intervencionismo estatal no ahogue el dinamismo económico y social.
En temas como el aborto, la educación sexual, la doctrina de género, la maternidad subrogada y otros de este tipo se sitúa netamente en el individualismo extremo
En este aspecto, los tres proponen políticas favorables a la actividad empresarial, impuestos moderados, legislación laboral flexible, plena integración en el mercado único europeo y medidas que fomenten la competitividad de nuestro sistema productivo. Asimismo, es evidente su amplia coincidencia en su defensa de la unidad nacional frente a los secesionismos periféricos y en su convicción de que el diálogo y las concesiones, lejos de apaciguar al independentismo, lo exacerban.
Por ello, propugnan la aplicación rigurosa de la legalidad constitucional, el combate de las ideas frente al totalitarismo supremacista de los separatistas y el abandono de la blandenguería oportunista practicada por el PP anterior a Pablo Casado y el PSOE, para adoptar una línea de firmeza y de neutralización completa de la que es la mayor amenaza contra los derechos y libertades de los españoles consagrados en nuestra norma suprema.
Siendo estas semejanzas muy significativas, se caracterizan también por rasgos distintivos en absoluto triviales. Ciudadanos, que se autocalifica de “liberalismo progresista”, es en el terreno de la familia y la bioética más libertario que liberal. En temas como el aborto, la educación sexual, la doctrina de género, la maternidad subrogada y otros de este tipo se sitúa netamente en el individualismo extremo. Coloca la libre voluntad de las personas por encima de otras consideraciones, como la sacralidad de la vida, la protección de la familia, la simetría penal en delitos de violencia intrafamiliar o el derecho constitucional de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus creencias.
VOX, en cambio, adopta en este delicado campo una posición inequívocamente inspirada en la moral tradicional, en sintonía con los padres del liberalismo, Smith, Locke, Montesquieu, Bastiat o Tocqueville, cuya antropología hilemórfica y su repudio del materialismo les hacía entender al ser humano como dotado de trascendencia, lejos del autómata inteligente propio de la actual psicología evolutiva.
Nada justifica cordones sanitarios en momentos en los que España corre serio peligro de ruina y de disolución
Otro elemento útil a la hora de discernir entre Ciudadanos y VOX se encuentra en su visión de España como vector histórico y nación configuradora de la civilización occidental. Mientras VOX pone el acento en los componentes más gloriosos de nuestro pasado, fomentando como factor aglutinador de los españoles el orgullo de pertenecer a una nación que multiplicó por dos el tamaño del mundo conocido y alcanzó cumbres inigualadas en el arte, la literatura, el pensamiento y las hazañas de conquista y descubrimiento, Ciudadanos es más “moderno” y evita las formulaciones épicas apoyadas en tiempos pretéritos para poner el acento en la contemporaneidad y el futuro.
En síntesis, Ciudadanos es liberalismo progresista, VOX es liberalismo conservador y el PP es liberalismo tecnocrático que se está quedando sin territorio. Por tanto, más allá de cuestiones estéticas o de estilo y de diferencias que se pueden aparcar o conciliar, y aquí cabe el debate sobre la integración europea, nada justifica cordones sanitarios en momentos en los que España corre serio peligro de ruina y de disolución y que requieren de todas las instancias políticas y de la sociedad civil comprometidas con la Constitución y el imperio de la ley un esfuerzo máximo de trabajo en común.
El líder de Podemos carga contra quienes le han facilitado el dinero para su chalé y contra quienes le publicitan más que a nadie.
Sánchez y Zapatero siguen el mismo patrón. Si el Gobierno dispara el déficit, intensifica el intervencionismo y sube los impuestos, se creará el caldo de cultivo para una nueva crisis.