Pablo Casado Muriel | 05 de abril de 2020
El confinamiento por el coronavirus ha vaciado los templos, al tiempo que surgen multitud de iniciativas que llevan a las redes sociales el día a día de la Iglesia.
Los templos están vacíos, pero la Iglesia sigue viva. Las circunstancias sanitarias han obligado a suspender las celebraciones religiosas en España. En plena Cuaresma han surgido multitud de iniciativas digitales que permiten vivir en comunidad estos momentos de dificultad.
Para los creyentes, “el hecho de estar viviendo algo nuevo nos saca de nuestras rutinas espirituales y nos confronta de una manera nueva, abriéndose nuevas experiencias y reconociendo mejor nuestros límites”, asegura el padre Eduardo Segura, desde el Santuario de Schoenstatt en Madrid. Esas nuevas experiencias pasan, entre otras, por seguir la Eucaristía a través de YouTube, orar con los mensajes del Papa en Twitter o seguir un rosario o una Adoración a través de un directo de Instagram.
Las redes se han llenado de espacios para la oración y hasta surgen cuentas destinadas a “organizar” toda esta oferta. Es el caso de @yorezoencasa, perfil de Instagram gestionado por Nazaret Carrascal, que considera que, ante las iniciativas esparcidas, “es bueno tener un sitio donde primero se vea unidad en la Iglesia y donde la gente pueda ver rápidamente los horarios que tiene y poder elegir”.
Recalca Nazaret que esto no es solo cosa de “sacerdotes, monjas y parroquias”, a través de Instagram “escriben proponiendo planes, conciertos, oraciones por las familias, los novios…”. Desde @yorezoencasa se aferran en estos tiempos de coronavirus al “que todos sean uno para que el mundo crea”.
Aunque en las redes sociales la labor de los laicos es fundamental, los sacerdotes han sabido adaptarse a estos tiempos y ofrecen oportunidades a los fieles para seguir la Eucaristía. Esta labor digital se une a la del acompañamiento de enfermos y familias que sufren las consecuencias del coronavirus, y es que, como nos cuentan varios sacerdotes, la cuarentena no les frena en este empeño.
El padre Eduardo explica que han conseguido montar un pequeño estudio de grabación con poco más que un portátil y un teléfono y que “aunque solo se conectara una persona, valdría la pena, pero la pandemia ha despertado la religiosidad dormida y mucha gente que no era de misa diaria ahora no se pierde una”.
La respuesta sobre la idoneidad de las redes sociales para la evangelización es sencilla para Nazaret Carrascal: “Son un buen lugar, porque es donde está el mundo, y la Iglesia debe de estar donde esté el mundo”. El padre Eduardo completa esta idea recordando que “Jesús nos lanzó a ir por todo el mundo a anunciar su mensaje de salvación: estos días toca tuitear, ser youtubers… o simplemente hacer llamadas telefónicas personales para acompañar a los que se nos han encomendado”.
Nos llegan comentarios muy bonitos y profundos de cómo la gente experimenta nuevas formas de comunión y de vivir los sacramentos desde su hogarPadre Eduardo Segura
Religiosos y laicos van de la mano en esta labor de Iglesia, en una Cuaresma marcada por el coronavirus. La comunidad se abre más allá de las habituales parroquias, movimientos o diócesis, y personas como Inma Bordas, profesora y editora en Papel de plata, ofrece actividades para los niños a través, cómo no, de su cuenta de Instagram.
Con sus cinco hijos en casa, se lanza como cuentacuentos con la intención de conseguir que “la lectura sea un momento de compartir en familia”. Historias que entretienen y catequizan a los más pequeños, gracias a un “corazón sencillo que hace que sean muy receptivos a las enseñanzas de Jesús”. Inma Bordás reconoce que con esta actividad “unimos nuestra pasión por las cosas de Dios y por los libros y, si además ayudamos a otros, mejor que mejor”.
Avanza, así, una Cuaresma especial que nos conduce a la celebración de una Semana Santa distinta, nunca “suspendida”, como leemos en algunos titulares. Como recuerda el padre Andrés Ramos, viceconsiliario nacional de la ACdP (Asociación Católica de Propagandistas), “nunca una Semana Santa está perdida, porque nunca dejará Cristo de estar con nosotros”.
No saldrán a la calle las procesiones, tan arraigadas en España, y tampoco podremos asistir a los oficios ni a la vigilia pascual; pese a ello, el padre Ramos acude a Antonio Machado para insistir en la necesidad de vivir el misterio en casa y, sobre todo, en el corazón: “Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión! que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón”.
Testimonios de profesores universitarios, de Formación Profesional y de colegios que se adaptan para convertir el salón de casa en un aula.
Las celebraciones religiosas se han suspendido en toda Italia, pero los templos permanecen abiertos para la oración. En estos momentos de temor e incertidumbre, hay un espacio para la reflexión y la contemplación.