Rafael Pascual | 09 de abril de 2020
La Sábana Santa sigue siendo signo de contradicción. ¿Se trata de la reliquia más importante de la cristiandad o del fraude más ingenioso y colosal de la historia?
«Es Él, es su rostro…». Así presentaba Paul Claudel la imagen de la Sábana Santa en una carta a un amigo suyo, ante las fotografías hechas con ocasión de la ostensión pública del año 1931 por el fotógrafo profesional Giuseppe Enrie, que acababan de publicarse, suscitando nuevamente el interés por tan singular imagen, como lo hicieran las primeras fotografías hechas por Secondo Pia en el año 1898.
La Sábana Santa es un documento extraordinario que sigue suscitando hoy el interés y el debate entre los expertos y la opinión pública. Se trata del objeto arqueológico más estudiado por parte de la ciencia, desde muy diversas perspectivas. Con frecuencia salen a la luz nuevos estudios, artículos, publicaciones científicas, y se realizan congresos, conferencias, debates, documentales, que ponen al tanto de los descubrimientos de los expertos y estudiosos que siguen interesados en el tema.
Después de tantos siglos, la Sábana Santa sigue siendo signo de contradicción. ¿Se trata de la reliquia más importante de la cristiandad o del fraude más ingenioso y colosal de la historia? ¿Qué es lo que dice hoy la ciencia sobre la Sábana Santa? ¿Por qué los científicos se han interesado en este enigmático lienzo, que presenta características tan sorprendentes como el hecho de comportarse como un negativo fotográfico? ¿Es verosímil la hipótesis del «falsario medieval», que algunos identifican incluso nada menos que en la persona de Leonardo Da Vinci? Por lo menos esta hipótesis presenta un problema cronológico, pues tenemos constancia ininterrumpida de la Sábana Santa por lo menos desde el año 1350, y Leonardo nació un siglo después…
Los estudios del carbono 14 de 1988, ¿son determinantes para establecer su datación en el medioevo, de modo que ya no pueda caber duda razonable sobre su origen medieval? Una serie de estudios recientes lo pone en tela de juicio, sobre todo a partir del análisis de los «datos brutos» de los tres laboratorios que hicieron los estudios, por medio de la así llamada estadística robusta, con los estudios de Marco Riani, profesor de Estadística de la Universidad de Parma, quien descubrió anomalías en los resultados obtenidos por los tres laboratorios de Zúrich, Oxford y Arizona, y también gracias al hecho de que, después de 30 años, por primera vez fue posible consultar los dosieres de los experimentos de dichos laboratorios que corroboraron dichas anomalías.
Así quedó en evidencia en un artículo publicado el año pasado por investigadores franceses e italianos en la revista especializada Archaeometry, cuyos resultados fueron presentados y analizados poco después en un congreso organizado por la Universidad de Catania.
La hipótesis de que las manchas de sangre sean fruto de un artista medieval es bastante poco plausible, menos aún que la hipótesis a favor de la no manipulación del lienzo
Por eso, hoy por hoy podemos decir que los resultados del carbono 14 no son fiables ni concluyentes. Los expertos proponen, en consecuencia, llevar a cabo nuevos análisis, con técnicas más refinadas (en treinta años, la tecnología de la radio-datación ha progresado mucho) y desde una perspectiva multidisciplinar, que tenga en cuenta la peculiaridad y las vicisitudes del objeto estudiado.
Otra serie de investigaciones recientes se ha dirigido al estudio de las manchas de sangre que se evidencian en la Sábana Santa. Se trata de un ámbito científico bastante desarrollado por los sindonólogos, el de la medicina forense, que se revela fecundo y que sigue ofreciendo materia de descubrimientos, debates y controversias. Por ejemplo, hace dos años, dos estudiosos italianos, Matteo Borrini, antropólogo forense, y Luigi Garlaschelli, químico, con las de un cuerpo que hubiera sido crucificado.
Basta ver las ilustraciones que muestra el artículo, publicado en la revista Journal of Forensic Science, para dudar de la seriedad de tales estudios. En la misma revista se publicaron las réplicas de varios especialistas en ámbito forense, entre ellos la de Alfonso Sánchez Hermosilla, doctor en Medicina Forense en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Murcia y director del Equipo de Investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES). En realidad, la hipótesis de que las manchas de sangre sean fruto de un artista medieval es bastante poco plausible, menos aún que la hipótesis a favor de la no manipulación del lienzo.
Recientemente se han encendido, una vez más, los reflectores sobre la Sábana Santa ante un artículo publicado por el Dr. Bernardo Hontanilla, catedrático de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora de la Clínica Universidad de Navarra, en la revista Scientia et Fides, de la Universidad Nicolás Copérnico de Torun (Polonia), en colaboración con la Universidad de Navarra. Según los estudios del Dr. Hontanilla, el cuerpo cuya imagen aparece impresa en la Sábana Santa no sería de un muerto, sino de una persona viva, en el acto de iniciar a incorporarse.
Tal hipótesis ha encontrado bastante oposición por parte de numerosos estudiosos de la Sábana Santa -entre ellos, el ya citado médico forense Sánchez Hermosilla-, quienes critican, por una parte, la falta de conocimiento a nivel interdisciplinar que se requeriría para un estudio de este tipo, en el que no se puede prescindir del parecer de la medicina forense y, por otra, el no tener suficientemente en cuenta otras hipótesis explicativas, como la más difundida hasta ahora, que explica las características de la posición del cuerpo (la cabeza inclinada hacia adelante, la posición rígida de brazos y piernas) por el conocido proceso de la rigidez cadavérica o rigor mortis, que sucede en ciertas circunstancias, compatibles con la patología de un crucificado como el que se evidencia en la Sábana Santa.
Podemos concluir, evocando la inspirada fórmula con la que san Juan Pablo II se refería a la Sábana Santa en su discurso ante la Sábana Santa, hace ya 22 años, que hoy, como entonces, este lienzo sigue presentándose como un reto a la inteligencia.
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