Fernando Jiménez | 11 de junio de 2019
Juan José Tamayo dio entidad teológica a propuestas revolucionarias, pero habría sido interesante una revisión crítica al reeditar esta obra.
Hay libros que reflejan fidedignamente una mentalidad y una época. Su valor es que ayudan a entender ciertos momentos de la historia y las motivaciones de quienes los vivieron y realizaron. Un proyecto de Iglesia para el futuro de España. Cuarenta años después es una de estas obras que podrían servir para hacer la radiografía de una época en la historia reciente de la Iglesia en España.
Un proyecto de Iglesia para el futuro de España. Cuarenta años después
Juan José Tamayo Acosta
Editorial San Pablo
376 págs.
21€
Sobran las presentaciones del autor: Juan José Tamayo Acosta es uno de los teólogos españoles más conocidos, sobre todo en ciertos ámbitos eclesiales. Puede decirse que representa a esa corriente de teólogos que, tras el Concilio Vaticano II, hicieron una férrea profesión de fe en la opción preferencial por los pobres, desde una postura crítica hacia lo institucional y la jerarquía. Eran años en que el marxismo triunfaba como modelo de análisis político, económico, social… e incluso religioso. Su nombre está inevitablemente asociado al de otros estudiosos como el de Casiano Floristán o Enrique Miret Magdalena, almas de la Asociación de Teólogos (y Teólogas) Juan XIII. Pero, si hubiera que definir a Juan José Tamayo Acosta en función de su obra –y toda definición es, de algún modo, una simplificación- podría decirse que es el teólogo de las comunidades de base.
Un proyecto de Iglesia para el futuro de España. Cuarenta años después no es una obra nueva: se trata de una reedición del texto que apareciera en 1978, un año crucial para la historia de España y, por lo tanto, para Iglesia española. Como el mismo autor afirma, la única alteración del texto es que “corrige el lenguaje patriarcal” [sic]. Esta edición sí aporta como novedad un prólogo del propio autor que contextualiza prolijamente la obra, y en el que interpreta, a la luz de la propia hermenéutica que emplea en el texto, diversas situaciones y acontecimientos eclesiales.
Hubiera sido muy interesante una revisión crítica del texto (ya ha llovido mucho desde que el análisis marxista, metodología a la que se aferra el autor, se mostrara ineficaz para abordar la complejidad de la realidad y aportar soluciones adecuadas a los problemas planteados). El profesor Tamayo Acosta podría haber aprovechado el prólogo para revisar críticamente algunas ideas e incluso cuestiones de método, al modo como Gustavo Gutiérrez revisó su fundamental Teología de la liberación. Perspectivas. La simplicidad del análisis marxista deja notarse demasiado en el retrato de una Iglesia institucional, jerárquica y dogmática frente a una Iglesia popular, desestructurada y liberada del dogmatismo. Algo comprensible si tenemos en cuenta la época en que aparece el texto.
La simplicidad del análisis marxista se deja notar demasiado en el retrato de una Iglesia institucional, jerárquica y dogmática
No obstante lo obsoleto de algunos aspectos del discurso del autor, sí que aparecen en Un proyecto de Iglesia para el futuro de España algunas intuiciones interesantes, que el tiempo ha probado como muy válidas. Por ejemplo, la necesidad de reformar métodos y viejas estructuras eclesiales anquilosadas y poco acordes con la flexibilidad de la sociedad actual o el planteamiento de la importancia de las comunidades pequeñas para revitalizar la vivencia de la fe. Aunque muchas veces estas intuiciones y la necesaria crítica que las acompaña queden absorbidas por un cuestionamiento férreo de la autoridad, incluso de aquella fundamentada en el propio Evangelio, que se percibe como parte de una ‘superestructura’ al estilo marxiano.
Las ideas de la edición original de Un proyecto de Iglesia para el futuro de España calaron profundamente en algunos sectores de la Iglesia española. Justo es reconocer el mérito de un autor que dio entidad teológica a propuestas que en su día fueron revolucionarias. Habría sido muy interesante que esta nueva edición hubiera provocado un reencuentro crítico y más amplio con esas ideas y sus consecuencias.
Las últimas «fake news» sobre el Vaticano y el Papa pretenden englobar un relato que trata de enfatizar que Francisco no sigue la doctrina tradicional, algo que es falso.
La crisis de los abusos en la Iglesia ha llevado a reconsiderar el papel de la mujer y su liderazgo en las diócesis.