Antonio Olivié | 17 de enero de 2020
El problema del malentendido entre Benedicto XVI y el cardenal Sarah viene a confirmar un relato lleno de estereotipos, con un Papa bueno y otro malo.
Roma (Italia) | A finales de junio de 2019, el suplemento semanal de Il Corriere della Sera, el periódico más respetado en Italia, presentaba una entrevista en exclusiva con Benedicto XVI. Al abrir la revista, se relataba cómo era la vida del Papa emérito dentro del Vaticano y apenas se presentaban dos frases del protagonista. Se había tratado de una mera visita de cortesía, con dos respuestas informales a comentarios de actualidad. En definitiva, una operación de marketing, como está siendo la del último libro del cardenal Sarah. Con la diferencia de que en aquella ocasión no se alimentaba una polémica.
Los responsables de la editorial francesa que prepara el último libro de Sarah están frotándose las manos. El primer título, Desde lo más profundo de nuestros corazones, se presentaba como una publicación firmada por el Papa emérito y el cardenal, “a cuatro manos”. Una apuesta que ha sido desautorizada por el secretario de Benedicto XVI, aclarando que solo firma su contribución, pero no la totalidad del libro, con su introducción y conclusión. Es un matiz importante, ya que rebaja el tono y no lo presenta como un condicionamiento a lo que el papa Francisco deba escribir sobre el celibato en la próxima exhortación apostólica sobre el Sínodo del Amazonas.
El problema de este malentendido entre Benedicto XVI y el cardenal Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, es que viene a confirmar un relato lleno de estereotipos. En la era de YouTube y Twitter, donde reina la polarización, es muy fácil definir conservadores y progresistas, aperturistas y tradicionalistas. Un cúmulo de tópicos como los que se presentan en la película Los dos Papas. A Benedicto XVI, desde la época de prefecto de Doctrina de la Fe, ya lo catalogaron como el ‘Panzer-cardenal’, la mano de hierro de la ortodoxia, olvidando toda su labor de renovación y actualización de la fe durante años como teólogo. En el caso de Sarah, ha sido utilizado como contrapunto ‘ortodoxo’ a muchas de las propuestas de cambio del papa Francisco.
« Il y a un lien ontologico‑sacramentel entre sacerdoce et célibat. Tout amoindrissement de ce lien constituerait une remise en cause du magistère du concile et des Papes Paul VI, Jean‑Paul II et Benoît XVI.
Cardinal Robert Sarah#DesProfondeursDeNosCoeurs pic.twitter.com/J4CMaBRAWX— Cardinal R. Sarah (@Card_R_Sarah) January 15, 2020
Con estos ingredientes, el hecho de presentar como coautor de un libro sobre el celibato sacerdotal a Benedicto XVI ha sido como arrojar gasolina en unas brasas que echan humo desde hace tiempo. Por un lado, quienes tratan de erosionar el pontificado de Francisco han tomado el libro de estas dos figuras como un bate de béisbol con el que ahuyentar una posible apertura o reforma.
Para quienes creen que la Iglesia debe romper con la tradición para adaptarse a los nuevos tiempos, la polémica del libro ha servido para desautorizar a Sarah y denunciar la ‘injerencia’ del Papa emérito. Incluso, algún vaticanista italiano ha llegado a acusarlos de estar animando “un cisma de hecho”. Hay sectores de la Iglesia que critican la presencia pública de Benedicto XVI, que debía permanecer en silencio y oración, antes que condicionar las decisiones del actual pontífice.
A la vista del público, quien sale peor parado de esta polémica es el cardenal Sarah, que ha debido rectificar el título del libro y quitar la firma de Benedicto XVI. Pero junto a él, dentro del Vaticano también se deteriora la figura del secretario del Papa emérito, Georg Ganswein, a quien acusan de no haber evitado la publicación desde el primer momento. La realidad es que, aunque no hubiera figurado como coautor del libro, el hecho de colaborar con Sarah en un escrito sobre el celibato también habría generado polémica.
El contenido del libro, tanto de Benedicto XVI como de Sarah, es impecable. Son aportaciones razonadas e interesantes sobre las características que debe tener un sacerdote católico. El problema estriba en la oportunidad para publicarlo. Hacerlo después del Sínodo de la Amazonía, en el que la mayoría de los obispos presentes eran partidarios de la ordenación de personas casadas en circunstancias excepcionales, contribuye a extender la imagen de división en la Iglesia.
La postura oficial del Vaticano ha sido confirmar la continuidad de lo que escriben tanto Sarah como Benedicto XVI con la postura del papa Francisco. El editorial de Vatican News define la publicación como “una contribución sobre el celibato sacerdotal en obediencia filial al Papa”. En ese escrito recuerdan la respuesta del papa Francisco a un periodista en el viaje de regreso de Panamá, en donde aseguraba que “me viene a la mente esa frase de san Pablo VI: ‘Prefiero dar mi vida antes que cambiar la ley del celibato’’”.
Prefiero dar mi vida antes que cambiar la ley del celibatoSan Pablo VI
Es una forma acertada de evitar la polémica a corto plazo, ya que el problema llegará con la Exhortación Apostólica de la Amazonía, que está prevista para el comienzo de este año. Si el Papa permite que haya ordenación de hombres casados, se dirá que lo hace en oposición al Papa emérito. Si el papa Francisco no acepta esta solución excepcional, algunos dirán que lo hace condicionado por el Papa emérito. Los cuchillos, mientras tanto, permanecen afilados.
Este último libro ha permitido a algunos sectores confirmar un relato de película, con un Papa bueno y otro malo, según se ajusta a los criterios particulares. Y en este río revuelto del Vaticano quienes salen ganando son los editores y productores de libros, sitios web y películas que se empeñan en la caricatura.
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