Antonio Miguel Jiménez | 18 de abril de 2019
La lengua materna de Jesús, el arameo, puede explicar muchas cosas sobre su muerte.
¿Qué quiere decir original? La primera acepción sería “perteneciente o relativo al origen”, según el diccionario de la RAE. En el sexto lugar encontramos la acepción “que tiene carácter de novedad”. Es a estas dos acepciones a las que se refiere el subtítulo de la obra de José Miguel García Pérez, recién publicada en Ediciones Encuentro, La Pasión de Cristo. Una lectura original. La obra va al origen y, además, es novedosa. Explicamos por qué.
La Pasión de Cristo. Una lectura original
José Miguel García Pérez
Ediciones Encuentro
216 págs.
20€
Poca gente hay (aunque va habiendo cada vez más) que no conozca la historia de Jesús de Nazaret, incluso sin que haya caído nunca un evangelio en sus manos. Ahora bien, es bastante menor el número de personas que lo han leído. Y no digamos ya en las versiones de sus textos más antiguos: en griego o latín. Si acaso biblistas, teólogos, filólogos, historiadores y algún que otro arqueólogo. Pero, ¿y el arameo? ¿No era ese el idioma de Jesús? Bien, en este volumen, José Miguel García hace una interesante propuesta: leer los textos evangélicos (escritos originalmente en griego) teniendo en cuenta las expresiones, palabras y semitismos en general que se extraen de los textos.
El arameo es una lengua semítica que seguramente fue la lengua materna de Jesús, y la lengua vehicular entre los palestinos de a pie del siglo I d.C. Pero este idioma no se encuentra entre aquellos en los que se escribieron los relatos de la vida de Jesús, los Hechos de los Apóstoles y demás libros del Nuevo Testamento. Eso sí, se supone que quienes escribieron dichos libros hablaban el arameo o, al menos, lo conocían. Pero con buen criterio optaron por escribir la historia de Jesús, y hacerlo en griego. En primer lugar, por una de las máximas del historiador: porque cuando los testigos presenciales de un suceso comienzan a escasear, hay que pasar a escritura lo que se desea conservar. Y en segundo lugar, lo hicieron en griego porque fue en un Mediterráneo helenizado donde habrían de extender su mensaje.
Pues bien, esos escritores, que conocemos como evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) recurrieron a distintas fuentes para formar un relato coherente sobre los hechos de la vida de Jesús. Obviamente, el núcleo central de dichos relatos son los años de su vida pública, o de predicación del Reino (unos tres). Y se suele aceptar que el evangelio de Marcos es el más antiguo de los cuatro, pudiendo ser, además, fuente de los otros tres.
La interpretación semítica de los días puede aclarar la antigua confusión sobre el prendimiento y ajusticiamiento de Jesús
El caso de Marcos con respecto a los otros evangelistas es paradigmático. José Miguel García aporta interesantes datos sobre la utilización de palabras arameas por el evangelista, que son torpemente traducidas al griego en los evangelios de Mateo y Lucas. Dado que la tradición ha relacionado al evangelista Marcos con Simón Pedro, el apóstol, no sería descabellado pensar que la fuente directa de este autor sea el pescador de Cafarnaúm, quien pudo dictarle o contarle en arameo, mientras Marcos traducía al griego.
Se puede apreciar cómo en muchas ocasiones de la Pasión ciertas frases tienen mayor sentido a la luz de su significado semítico, como el amên inicial de la Última Cena, o la expresión “del fruto de la vid”, cuyo carácter ceremonial judío era claro, mientras que su traducción al griego vendría a significar, como apunta José Miguel García, algo así como el recipiente en el que se bebe el vino.
También es sumamente interesante cómo la interpretación semítica de los días y las festividades puede aclarar la ya antigua cuestión de la confusión del prendimiento y ajusticiamiento de Jesús, si fue en la Fiesta de los Ácimos, en la Pascua o cuando se mataban los corderos en el templo. Cabe destacar, también, los capítulos IV y V, en los que se tratan los juicios hechos a Jesús, por el sanedrín y por el procurador romano, donde también la interpretación de los semitismos traducidos al griego da un mayor sentido al relato.
En definitiva, es una obra sumamente clarificadora de los textos evangélicos dedicados a la Pasión de Cristo, centrada en el estudio filológico de los escritos, pero que no resulta una lectura pesada, estando al alcance de cualquiera. Y no solo es una lectura para cristianos: todo aquel que tenga interés en la historia de Jesús de Nazaret, y más concretamente en la historia de la Pasión, encontrará aquí un nutrido depósito de interesante información.
Encuentro reúne en un solo tomo los tres volúmenes del papa Benedicto XVI sobre la figura y el mensaje de Jesús. La reedición facilita el acceso a una obra necesaria para conocer la verdadera figura de Cristo, tanto en su dimensión humana como divina.
En «La invención de Jesús de Nazaret». Historia, ficción, historiografía, Fernando Bermejo presenta un profundo estudio de la figura del «Jesús histórico». Pese a ello, es difícil sostener todas sus conclusiones.