Patricia Santos | 28 de junio de 2019
Este aniversario es una oportunidad para pedir al Sagrado Corazón estar a la altura de la fe de los mártires y valentía para ser hoy cristianos coherentes.
Estas consagraciones solemnes son un tesoro de la Iglesia. León XIII consagró la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús el 11 de junio de 1899. El Papa Pío XII consagró al Inmaculado Corazón de María toda la Iglesia y el mundo entero en el año 1942. San Juan Pablo II realizó esta consagración al Inmaculado Corazón de María en el año 1984 y en 2000. También otros países se han consagrado al Sagrado Corazón: Ecuador (1873), El Salvador (1875), Guatemala (1895), Venezuela (1900), Colombia (1902) y España que celebra este año el centenario de su consagración al Sagrado Corazón.
León XIII recomendó la devoción al Sagrado Corazón en la encíclica Annum Sacrum. Pío XI continuó este magisterio con la Miserentissimus Redemptor, de 1928. Igualmente hizo Pio XII, en la Summi Pontificatus, (1939), Mystici Corporis (1943) y Haurietis Aquas (1956). Esta última encíclica contiene una exposición integral del culto y la devoción al Sagrado Corazón. El Concilio Vaticano II (1962-1965), hace referencia al Corazón de Cristo en varios documentos. Finalmente, el papa san Juan Pablo II incluyó esta devoción en el Catecismo de la Iglesia Católica (1992).
¿Qué sentido tiene consagrar un país al Sagrado Corazón a día de hoy? Como tal, un acto de consagración es un ofrecimiento incondicional que se hace a Dios. Por eso, consagrándonos nos entregamos al Corazón de Jesús. En estas consagraciones, el Corazón de Jesús y el de María aparecen unidos, explícitamente o no, pues fue en el seno de la Virgen donde Jesús adquirió su corazón humano. Desde el origen, los dos corazones están unidos humana y divinamente. Por eso en la Iglesia las devociones al Sagrado Corazón y al Corazón de María han aparecido casi a la vez. El calendario litúrgico romano celebra al día siguiente de la Fiesta del Sagrado Corazón, la del Corazón Inmaculado de María.
La destrucción del Cerro de los Ángeles es referencia de la persecución religiosa en España que costó la vida a cerca de diez mil personas por causa de su fe
La fórmula empleada por el Rey Alfonso XIII el 30 de mayo de 1919 refleja con gran belleza el señorío de este ofrecimiento incondicional de España al Sagrado Corazón. La oración consagra el pasado y el entonces presente de España, reconocidos en la mención de nuestra historia, pueblos, hogares, aulas, empresas, trabajadores, en las leyes y en las instituciones patrias. Se agradece y se pide la paz, el progreso social en justicia y caridad, y la gracia de morir en la seguridad del Amor de ese Corazón Adorable.
En ese histórico lugar, el Cerro de los Ángeles, identificado como el centro geográfico de España, se celebra el centenario de la consagración al Sagrado Corazón ante el monumento allí erigido poco antes. El monumento fue profanado y destruido con explosivos por las milicias republicanas durante la Guerra Civil española el 7 de agosto de 1936. La imagen es por sí sola referencia de la persecución religiosa en España que costó la vida a cerca de diez mil personas por causa de su fe, durante el trienio de la Guerra Civil. Después de la guerra se inició la reconstrucción del monumento, pero en frente de las ruinas del antiguo, que se conservan como memoria de la persecución religiosa. Hoy, además del monumento al Sagrado Corazón de Jesús, hay una basílica, un convento de carmelitas descalzas, una ermita y el seminario diocesano.
El documento del aniversario suplica al Sagrado Corazón que promueva en España una nueva etapa evangelizadora
La primera consagración se hizo antes de producirse el testimonio de fe martirial de cerca de diez mil personas (según se ha podido probar por estudios de Vicente Cárcel Ortí y de Antonio Montero Moreno). El próximo domingo 30 de junio se celebra el aniversario de la Consagración. El texto preparado alude al anterior y suplica al Sagrado Corazón que promueva en España una nueva etapa evangelizadora, capaz de salir al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos con mansedumbre y humildad. Vuelve a poner al amparo del Sagrado Corazón de Jesús los hogares españoles, las aulas y el desarrollo del saber, las leyes y nuestras instituciones. También invoca a la Virgen pidiendo que nos fortalezca en la lucha contra el maligno hasta descansar en paz en el Amor del Sagrado Corazón.
No tengo dudas de que la primera consagración atrajo la protección de Dios sobre España en la Cruzada de 1936-39. Quizá sea el momento de renovar, estemos donde estemos este domingo, la consagración de España al Sagrado Corazón en su centenario, pidiéndole estar a la altura de la fe y del amor que demostraron nuestros mártires si fuera necesario, o en todo caso, la valentía para ser hoy cristianos leales y coherentes.
Las 14 mártires concepcionistas beatificadas en Madrid son todo un ejemplo. La manipulación de RTVE ha calificado de desaparición su tortura y asesinato.