Hilda García | 03 de febrero de 2018
«The Times» enseña a sus conciudadanos cómo ser españoles, pueblo al que dedica lindezas. En respuesta a su atención, se ofrecen a los compatriotas sugerencias para ser británicos.
Maleducados, obscenos, infieles, vagos, impuntuales, muertos de hambre, sucios… Así describe a los españoles el diario británico The Times en su dominical del 21 de enero de 2018. Un alarde de ingeniosa hilaridad, alejado del tópico y el mal gusto, y adornado por una fotografía de un individuo con barba descuidada, “disfrazado” -que no vestido-, de ¿torero? y con pose flamenca.
A tenor del polémico artículo publicado en este periódico -que hasta ahora considerábamos serio-, queda claro que el británico es un pueblo hermano que solo ve en nosotros bondades y virtudes.
Tanto halago inmerecido nos obliga a corresponder a su celebérrima educación –de la que el texto de The Times es una extraordinaria muestra-. Nos sentimos agasajados y queremos devolver a nuestros colegas isleños el tiempo y la atención que tan amablemente nos han dedicado.
Por ello, ofrecemos a nuestros compatriotas algunas recomendaciones para ser británicos:
Aprender el idioma es el primer paso para convertirse en un británico de pro. A poder ser, háblelo con un acento impostado (que no cursi, no piensen mal), marcando bien cada consonante y mirando a los demás con aire de superioridad. Asegúrese de poner cara de haberse tragado un limón.
Sea usted completamente inexpresivo. Oculte sus sentimientos. Dejar traslucir las emociones es una imperdonable falta de educación. Donde esté la frialdad, que se quiten el calor humano y las muestras de afecto. Si usted está feliz, que no se note, la alegría puede ser contagiosa. Si está triste, peor para usted.
Circule siempre por la izquierda. Da igual que en el resto de Europa lo hagamos por la derecha. No son los británicos los que van a contramano, somos los demás los que estamos equivocados. Eso sí, procure no jugarse el tipo cuando recorre las carreteras continentales: recuerde siempre que su tendencia natural es ir por el otro carril, el correcto. Cuando visite otros países europeos, tenga cuidado al cruzar la calle, no vaya a ser que mire al lado equivocado de la calzada y le atropelle un autobús.
Si viaja a España, haga todo lo que no se atreve -y no le consienten- en su país
Déjese invadir por el espíritu deportivo. Aficiónese a las actividades de riesgo. Al que tenga poco apego a su vida le recomendamos el balconing, ese apasionante pasatiempo consistente en saltar desde la terraza a la piscina del hotel. Si se deja la sesera por el camino, no se preocupe, seguro que no la usaba mucho.
Si viaja a España, haga todo lo que no se atreve -y no le consienten- en su país. Demuestre su generosidad e invierta en bebidas de alta graduación esos 50 eurazos que trae consigo para su estancia de quince días. Dé lecciones de civismo a los lugareños saliendo a la calle semivestido, haciendo eses, bañándose en todas las fuentes que encuentre a su paso y “regando” las esquinas. Cuando vaya a la playa, atrinchérese en ella de sol a sol hasta que su piel adquiera una tonalidad rojo carabinero y haya que despegarlo de la tumbona con espátula.
Cuando asista a un evento deportivo, en especial el fútbol, compórtese como si no hubiera un mañana: hable a gritos, diga palabras malsonantes e intente armar gresca.
Muestre su amor a los animales. Organice y participe en cacerías de zorros solo para divertirse y poder lucir luego bonitos abrigos de piel. Haga que estos simpáticos cánidos salgan de su monótona vida y se diviertan un rato. Seguro que se lo agradecerán.
Utilice ese humor negro tan ingenioso del que hace gala The Times. Seguro que ampliará su círculo de amigos.
Vista con elegancia y glamur. Combine los colores como si eligiera las prendas con la luz apagada. Si usted es hombre, le proponemos un atuendo consistente en pantalón corto, camisa floreada con motivos chillones que hagan daño a la vista y estilosas sandalias cangrejeras con -¡ojo, esto es imprescindible!- calcetines blancos. No olvide portar una cámara de fotos colgada del cuello. Si es mujer, recurra a los tonos pastel, con especial hincapié en el rosa, y al uso de pamelas tamaño plaza de toros. Si está falta de ideas, inspirarse en la decoración de las tartas de cumpleaños nunca falla.
Hasta entonces, vayan entrenándose en valores como el respeto y la tolerancia, que por ahí se empieza
Cuídese siguiendo una alimentación saludable. Sepa que los beneficios de la dieta mediterránea son un mito. Coma el sano y siempre apetecible fish and chips, ese pescado rebozado aceitoso con patatas pringosas. O las tradicionales beans, las judías duras de desayuno con las que uno corre el riesgo de romperse un diente ya de buena mañana. Y qué me dicen de esa especie de empanada rellena de riñones y de no se sabe qué. Es siempre una grata sorpresa disfrutar de ella, porque nunca sabes qué vas a encontrar dentro. No olvide completar estos exquisitos manjares con un gran hallazgo culinario: el delicioso porridge, ese polivalente híbrido entre gachas y natillas calientes que lo mismo sirve para comer que como argamasa para unir ladrillos. Todo muy ligero, digestivo y bajo en grasas saturadas.
Beba té a todas horas sin ton ni son. No se preocupe, su célebre flema británica no se verá alterada por los efectos excitantes de la teína. No descarte coger la taza con el dedo meñique levantado en señal de buenos modales.
Pues bien, finalizadas las sugerencias a los españoles, nos permitimos también dar un par de ellas a nuestros amigos británicos:
En caso de que el artículo de The Times caiga en sus manos, no intenten poner en práctica sus consejos. Sabemos que ser español es lo que más anhelan en este mundo pero, por mucho que se empeñen, nunca conseguirán ser como nosotros. Hasta entonces, vayan entrenándose en valores como el respeto y la tolerancia, que por ahí se empieza.
Si quieren seguir granjeándose la -creciente- simpatía que el resto de Europa les tiene, apúntense a la nueva moda: practiquen el brexiting. Ese sí que es un deporte de riesgo. Tiempo al tiempo…
Y al autor del artículo, esa mente preclara llamada Chris Haslam, le dejamos un cariñoso mensaje: si tantas ganas tiene de ser español, empiece por abrir su mente, viajar y, sobre todo, cultivarse. Nosotros, que estamos deseando ser británicos, nos hemos sumergido en su cultura. Y hemos encontrado en ella grandes enseñanzas, como esta frase de Aldous Huxley (para su información, fue un escritor y filósofo británico): “En la mayoría de los casos, la ignorancia es algo superable. No sabemos, porque no queremos saber” .
Fair play, my dear friends!