Javier Varela | 07 de marzo de 2021
Ocupar el sillón presidencial del FC Barcelona, pese a ser un un oscuro objeto del deseo para muchos, se está convirtiendo en una ‘profesión’ de riesgo. Todos los que han ocupado el cargo desde la democracia han tenido problemas de mayor o menor cuantía con la Justicia.
Ya lo decía el bueno de Forrest Gump: «La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar». Eso mismo deben pensar los aficionados -o no- del FC Barcelona, porque da igual lo bien o mal que le vaya deportivamente al club… siempre pasa algo en ‘Can Barça’ que convierte el día a día del club en una película de cine negro. Si hay algo evidente es que ser presidente del Barcelona se está convirtiendo en una ‘profesión’ de riesgo. Es cierto, como se ha demostrado en los últimos años, que el cargo de presidente del Barcelona siempre ha sido un oscuro objeto del deseo para todos aquellos empresarios que soñaron con ostentar poder económico, político y nombre en Cataluña. Y recuerden que este domingo 7 de marzo hay elecciones.
El dueño del sillón presidencial del conjunto azulgrana -al que eligen los socios desde 1978 con más o menos acierto- es un actor político, económico y social en Cataluña. No es un presidente de club al uso, tiene mucho más poder e influencia del que debería y, claro, algunos entienden mal eso de poder hacer lo que se quiere siempre. Solo hay que echar un vistazo a la historia reciente del club azulgrana para comprobar que, desde que Agustín Montal dejara la presidencia del conjunto catalán en 1977, todo el que ha estado a la cabeza el equipo azulgrana ha tenido problemas de mayor o menor cuantía con la Justicia. Casi medio siglo de problemas judiciales que no solo han salpicado a personas, sino también al club.
El último presidente del Barcelona que ha tenido problemas con la Justicia ha sido Josep Maria Bartomeu, que fue detenido el pasado 1 de marzo por los Mossos d’Esquadra por su presunta implicación en el Barçagate. Hablamos del caso de la contratación por parte del club de la empresa I3 Ventures -a la que se le pagó seis veces por encima del valor de mercado- para crear un clima favorable a la directiva a través de las redes sociales y desprestigiar la imagen de exdirectivos, exjugadores, futbolistas del equipo, periodistas y personas vinculadas al club que no siguieran la línea oficial y que fueran ‘sospechosos’ de ser críticos con la junta directiva de Josep Maria Bartomeu.
Según el atestado policial de los Mossos d’Esquadra, el Barcelona camufló 192.000 euros como gastos de La Masía, cuando en realidad ese dinero se destinó a pagos a la empresa Tantrasoft, encargada de desprestigiar a personas críticas con la directiva de Bartomeu. Además, la cantidad se fraccionó en pagos mensuales de 16.500 euros, en concepto de un trabajo para reforzar la reputación digital de La Masía. Un trabajo, por cierto, que nunca se hizo. Por ello, el Barcelona en esta causa judicial aparece como perjudicado. Además de Bartomeu, fueron detenidos su consejero delegado, Óscar Grau; el jefe de los servicios jurídicos, Román Gómez Pontí; y el asesor presidencial Jaume Masferrer. Se les acusa de presuntos delitos de administración desleal y corrupción entre particulares. Todos ellos están en libertad, pero la investigación sigue abierta.
Josep Lluís Núñez tiene el honor de haber sido el presidente más longevo de la historia del Barça. Accedió al cargo -en sustitución del citado Montal- en mayo de 1978, en las primeras elecciones democráticas de la entidad azulgrana, y permaneció 22 años al frente, conquistando la friolera de 27 títulos en fútbol, entre ellos la primera Champions League en 1992, con Johan Cruyff en el banquillo. También logró el fichaje de Diego Armando Maradona para la entidad catalana, pero no todo fue de color de rosa.
El 28 de julio de 2011 fue condenado a 6 años de prisión -reducidos posteriormente a dos y dos meses- y a pagar una multa de dos millones de euros por el delito de cohecho y de otros 36.000 euros de multa por falsedad documental, por su implicación en el caso Hacienda. Aunque él siempre se declaró inocente, la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona consideró probado que Núñez, y su hijo del mismo nombre, sobornaron a inspectores de Hacienda con casi un millón de euros para lograr así dejar de declarar al fisco aproximadamente 13,1 millones entre 1991 y 1999, mientras presidía la entidad azulgrana. Un año después de salir de la cárcel, su nombre volvió a sonar por aparecer en el polémico caso de los Papeles de Panamá. Falleció el 3 de diciembre de 2018.
El autocalificado como «peor presidente de la historia del Barcelona» y «antimadridista» ha sido uno de los presidentes más peculiares de todos los que ha tenido el club en su historia. En 1992, siendo vicepresidente de la entidad, prometió bañarse en el río Támesis si el Barça lograba ser campeón de Europa. Los de Cruyff ganaron a la Sampdoria y Gaspart cumplió. Tras 22 años como vicepresidente del club bajo el mandato de Núñez, Gaspart ocupó el cargo tras ganar las elecciones en julio de 2000. Estuvo al frente del club hasta febrero de 2003, cuando una crisis institucional, económica, social y deportiva lo obligó a dar un paso al lado.
Como su antecesor, Gaspart tuvo problemas con la Justicia en 2012. Fue uno de los imputados en el conocido caso Spanair, en el que se investigó la quiebra de la aerolínea española y su entrada en concurso de acreedores de manera voluntaria. La sentencia consideró que el expresidente del Barcelona, como parte del consejo de la empresa, retrasó la solicitud del concurso de acreedores con fines lucrativos. A pesar de ello, Gaspart fue el único de los procesados que no tuvo que pagar los 10,8 millones que indicó la sentencia.
Joan Laporta demostró que no es un presidente al uso. Mientras estuvo al frente del club, entre 2003 y 2010, conquistó el primer ‘sextete’ de su historia (Liga, Copa, Champions, Supercopa, España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes), protagonizó muchas polémicas, perdió una moción de censura y tuvo problemas con la Justicia. El actual candidato a la presidencia del club -y el favorito según las encuestas- fue denunciado por los propios socios del club. Una auditoría que llevó a cabo Sandro Rosell, a su llegada a la directiva en 2010, desveló una diferencia de casi 60 millones entre el beneficio que Laporta presentó ese año frente al déficit que indicaba la investigación. La Asamblea de Compromisarios del club decidió llevar al expresidente a los tribunales, así como al resto de la directiva del club, a los que se reclamó 2,8 millones de euros a cada uno para cubrir las pérdidas del club.
No fue el único problema que tuvo con la Justicia, ya que fue imputado por el cobro de comisiones tras ser acusado de realizar negocios de dudosa legalidad y lucrarse por ello, cobrando una comisión de tres millones de euros a través de una cuenta en un banco suizo. Laporta reconoció haber cobrado 10,15 millones de euros a través de su despacho de abogados por asesorar al magnate uzbeko Miradil Djalalov mientras era el presidente del Barcelona, pero la jueza del caso, María José Ortega, lo absolvió.
Sandro Rosell fue el presidente del FC Barcelona entre 2010 y 2014. Su nombre siempre estará vinculado al de Neymar, porque fue el artífice de su fichaje para el conjunto azulgrana y porque ese fue el motivo de que tuviera problemas con la Justicia. Fue detenido en mayo de 2017, tras dos años de diligencias realizadas en secreto por la Fiscalía y la Policía, y terminó en la cárcel acusado de blanqueo de capitales y organización criminal, al apreciar indicios de que entre 2007 y 2011 lavó -junto al abogado Joan Besolí– 14.973.328 euros procedentes de comisiones ilícitas obtenidas de la venta de los derechos audiovisuales de 24 partidos de la selección de fútbol brasileña.
Aunque la fiscal llegó a pedir 11 años de prisión y una multa de 59 millones de euros para el que fuera presidente del club por delitos de blanqueo de capitales y grupo criminal, relacionados con las comisiones del millonario fichaje de Neymar, los magistrados entendieron que no estaban acreditados los hechos enjuiciados que se le atribuían a Rosell y al resto de acusados. Tras 643 días en prisión preventiva, en abril de 2019 fue absuelto, ya que las pruebas no eran concluyentes para el juez. «Solo nos ha sido posible llegar hasta donde hemos llegado», argumentó entonces la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para justificar su decisión de absolver a Rosell. El expresidente del Barcelona protagonizó la prisión preventiva más larga de la historia de España.
El independentismo catalán se ve con posibilidades de entrar en la junta directiva del Fútbol Club Barcelona y ha precipitado la salida de un presidente que no será recordado por sus éxitos deportivos.