Víctor Arufe | 15 de febrero de 2021
La incorporación al movimiento olímpico de deportes urbanos como breakdance, parkour o skate ha generado cierta polémica en la calle, concretamente en algunos practicantes de estas modalidades.
Los próximos Juegos Olímpicos tendrán unos invitados muy especiales. Breakdance, parkour o skate (skateboarding) son algunas de las incorporaciones que el Comité Olímpico Internacional anunció recientemente.
He querido centrarme, en este artículo, en estos tres deportes por las similitudes que presentan y es que todos se pueden practicar libremente, de forma individual, en la calle y sin grandes inversiones de material o equipamiento. Numerosos profes de Educación Física innovadores ya los estaban incorporando en sus programaciones didácticas, quizá pensando en sacar futuros campeones olímpicos.
Pero esta nueva incorporación al movimiento olímpico ha generado cierta polémica en la calle, concretamente en algunos practicantes de estas modalidades deportivas.
Estos forman parte de una cultura urbana, una cultura de barrio o calle donde gozan de cierta libertad y evitan las exigencias de la práctica deportiva federada. Quizá no todos ellos estén de acuerdo con esta invitación a formar parte de la élite mundial, pero personalmente observo que para compensar las posibles formalidades y exigencias federativas su incorporación puede suponer una mayor visibilidad para todos los niños y jóvenes de unos deportes muy ricos para el trabajo de la competencia motriz, tan castigada e infravalorada por el currículo de Educación Física en todas las etapas educativas.
En ellos, el equilibrio, la fuerza, la resistencia, la agilidad y la flexibilidad están muy presentes, pero también el ritmo o la coordinación motriz. Puede verse incluso como una oportunidad de mejorar infraestructuras y espacios para practicarlos.
La verdad es que podemos ver una cara positiva o negativa de esta nueva inclusión, todo dependerá del ángulo de nuestra observación. Así, la podemos valorar como un guiño a la juventud que disfruta de los pocos espacios que brindan las ciudades para hacer deporte de forma autónoma y hacer encaje de bolillos en el entrenamiento con los horarios de las tareas domésticas y escolares.
Pero también podemos juzgarlo como un guiño, una vez más, al dinero y al ámbito económico del deporte, haciendo que toda esta masa social de practicantes urbanos se ciña el corsé federativo.
Cada uno puede interpretarlo bajo su juicio, lo cierto es que el movimiento olímpico siempre ha estado asociado a los valores, al esfuerzo, al compromiso, a llevar al límite el cuerpo y la mente humana, es una oportunidad más para seguir apostando por los objetivos de la Agenda 2030 en materia de salud de la población y adquisición de hábitos saludables o, por lo menos, yo lo quiero ver así.
Y ojo a los e-sports, que están irrumpiendo con mucha fuerza, no descartemos un escenario olímpico virtual con jugadores/deportistas desde sus sillones de gamers en sus propias casas. La polémica estará también garantizada entre quienes afirman que son deporte y quienes aseguran que no lo son.
Los fondos bajistas de Wall Street que ganan dinero con la ruina de otras empresas han sufrido pérdidas millonarias. Un grupo de foreros ha desafiado a las leyes de la economía revitalizando a una empresa en quiebra y poniendo en duda las short selling.
El portavoz de Más plurales analiza la ley de educación de la ministra Isabel Celaá y critica que su idea de igualdad se base en la falta de libertad: «Todos serán iguales, porque no podrá elegir ninguno».