Antonio Olivié | 16 de febrero de 2021
Un reciente documento del papa Francisco confirma la tendencia a normalizar la responsabilidad de las mujeres en la Iglesia, empezando por el Vaticano. La presencia femenina hunde sus raíces en un derecho.
Roma (Italia) | Desde enero de 2021, las mujeres ya pueden ejercer, oficialmente, los ministerios de Lectorado y Acolitado. Un documento Motu Proprio firmado por el papa Francisco ha hecho oficial una realidad establecida en la Iglesia desde hace años. Se trata de un pequeño paso, pero confirma una tendencia a normalizar la responsabilidad de las mujeres en la Iglesia, empezando por el Vaticano.
No es una novedad que las mujeres vayan ocupando cargos intermedios en la Santa Sede, pero sí que ocupen la Subsecretaría del Sínodo de los Obispos, como ha ocurrido hace unos días. La religiosa francesa Nathalie Becquart tendrá un papel relevante en los próximos encuentros de obispos de todo el mundo.
A esta mayor presencia de la mujer en la toma de decisiones en la Iglesia se ha sumado en febrero la nueva autoridad judicial del Vaticano, Catia Summaria. Miembro de la judicatura italiana, con una gran experiencia, asume un cargo que siempre había sido ocupado por hombres.
A juicio de la teóloga Pilar Río, la mujer no espera «un tratamiento de favor», ni ninguna «cuota rosa» en la Iglesia. «No se trata de otorgarnos un número en el que podamos estar presentes, sino que esta presencia es una presencia que hunde sus raíces en un derecho. Y este derecho hunde sus raíces en la condición de bautizada. Y por tanto en un sacramento».
A partir de ahí, esta teóloga de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz considera que las mujeres deben tener una participación «de pleno derecho en la Iglesia» si se atiende al Concilio Vaticano II. A su juicio, la doctrina es muy clara, pero la realidad es que «esta comprensión todavía no acaba de ser recibida completamente, en toda su integralidad por parte de la Iglesia en su conjunto».
El paso que ha dado el papa Francisco con el último Motu Proprio es una manifestación de este reconocimiento, al considerar que «la mujer, en cuanto bautizada tiene el mismo derecho de un varón de acceder a los ministerios laicales».
El papa Francisco, en un encuentro con la Unión de Superioras Generales (UISG), en el año 2016, aseguraba que «el papel de la mujer en la Iglesia no es feminismo, ¡es un derecho! Es un derecho de bautizada con los carismas y los dones que el Espíritu le ha dado».
En esta línea de enriquecer la actividad de la Iglesia con los propios dones coincide la directora de la revista Ecclesia, Silvia Rozas. Considera que en determinados ámbitos, como en el acompañamiento a víctimas de abusos, «las mujeres tenemos mucho que aportar: calidez, humanidad, escucha… Cuánto ha ayudado el que los obispos y el Papa escucharan a víctimas de abusos».
La escasez de vocaciones sacerdotales nos hace repensar algunas estructuras de la Iglesia. En este sentido, Silvia Rozas cree que «a lo mejor el párroco no tiene que ser el gestor, sino que tiene que ser lo que es: un servidor. Líder, eso sí, pero no gestor». Y es que la realidad en muchos países de tradición católica es que algunos párrocos deben atender más de diez comunidades, en lugares distantes. Y en varias de las funciones que hoy retiene el párroco puede haber una participación activa y eficaz de la mujer.
El papel de la mujer en la Iglesia no es feminismo, ¡es un derecho! Es un derecho de bautizada con los carismas y los dones que el Espíritu le ha dadoPapa Francisco
Por su parte, Pilar Río también habla de las Iglesias jóvenes o zonas de la Amazonía, donde es lógico que exista la posibilidad de un ministerio «de coordinación y guía que pueda ser gestionado por mujeres». Otros ministerios relacionados con la caridad, el cuidado de las personas y la catequesis pueden tener también mujeres al frente, según esta teóloga chilena.
El gran desafío, en este momento, es que tanto hombres como mujeres «sean conscientes de que participan del mismo sacerdocio de Cristo, aunque no sean ministros ordenados, en virtud del bautismo y de la confirmación». Por eso Pilar Río cree que aún «está por descubrir el alcance, la grandeza y la fuerza del sacerdocio bautismal» de todos los fieles.
Carta del Santo Padre Francisco al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe acerca del acceso de las mujeres a los ministerios del Lectorado y Acolitado
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