Una aplicación que resume el negocio de internet: si un servicio es gratis no somos el cliente, somos el producto que se vende.
Una aplicación que resume el negocio de internet: si un servicio es gratis no somos el cliente, somos el producto que se vende.
El nuevo filtro que permite envejecer el rostro de los usuarios ha hecho que FaceApp se sitúe en el número uno de descargas.
Las dudas sobre la política de privacidad de la app reabre el debate sobre la comercialización de los datos personales en internet.
Está sentado. Son las 11 horas y 17 minutos. Ha parado, previsiblemente, a hacer un descanso en su jornada laboral. Sentado en la terraza de una cafetería se dispone a hablar por teléfono tras recibir una llamada. Tendrá una edad próxima a los 40 años. Después de comentar brevemente el calor que está pasando ese día, apunta lo siguiente: “Vale, mándamelo y lo veo”. Pone el teléfono en altavoz, abre WhatsApp, recibe la foto y se ríe a carcajadas. “Es igualito, es que serías tú de mayor tal cual”, comenta entre risas. Hablan de la aplicación de moda, de FaceApp.
??? ¿Los reconoces a todos? ? pic.twitter.com/D3AVkZZNvS
— ATP Tour en Español (@ATPTour_ES) July 16, 2019
Sin ir más lejos, esto me ocurrió esta semana. Quizá no les haya sucedido exactamente lo mismo, ¿pero quién no ha visto en los últimos días en redes sociales la foto de su amigo, de su compañero de trabajo o de algún famoso con el rostro envejecido? Muchos sabrán de la existencia de esta aplicación, otros sin embargo ya la habrán probado, pero también habrá quienes sepan menos o incluso desconozcan todo lo relacionado con la app que utilizan millones de personas y que está arrasando en el mundo.
Para empezar, debemos saber que esta aplicación no es nueva. A principios de 2017, FaceApp recibió mucha atención mediática por usar inteligencia artificial para transformar imágenes de caras. Ahora, se ha hecho viral gracias a las celebridades que han utilizado la aplicación y han publicado en redes sociales el retoque digital -como principal novedad de la app– que permite simular el paso del tiempo en una persona y envejecerla en cuestión de segundos.
La alarma ha saltado cuando se ha descubierto que la app no avisa en ningún momento de que las fotos se procesan en la «nube». Cuando subimos la foto para que los rostros parezcan mayores, más jóvenes o de otro sexo, la aplicación la envía a un servidor que procesa el archivo y nos la devuelve con el retoque deseado. Y aunque poca gente se haya parado a pensar cómo estamos exponiendo nuestra privacidad, lo cierto es que si se aceptan los términos de privacidad le estás entregando tu información a Wireless Lab, una empresa afincada en Rusia, concretamente en San Petersburgo.
Que FaceApp tenga su sede en Rusia plantea preguntas sobre cómo y cuándo proporciona acceso a datos de ciudadanos estadounidenses a tercerosChuck Schumer, senador estadounidenses
Para seguir creando más dudas sobre la privacidad, tenemos que decir que los servidores de FaceApp están en Estados Unidos y Australia, no en Rusia. Es decir, todas las fotos que los usuarios quieren envejecer se encuentran en los centros de datos que emplean Google y Amazon.
No tenemos que asustarnos, porque la mayoría de las redes sociales que utilizamos tienen términos de uso y privacidad muy similares, por lo que antes de aceptar sus términos siempre deberíamos leer bien sus condiciones. Aunque es muy probable que si nos informásemos bien de a quién o quiénes estamos cediendo nuestros datos, acabaríamos por no tener redes sociales.
El interés por conocer realmente qué hacen con los datos de los usuarios no es cuestión baladí, pues el líder de la minoría demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, ha solicitado a la Policía Federal (FBI) y a la Comisión Federal de Comercio (FTC) que abran una investigación sobre la aplicación móvil de origen ruso por motivos de seguridad y privacidad.
FaceApp, disponible en iOS y en Android, explica que “no alquilaremos ni venderemos su información a terceros fuera de FaceApp (o el grupo de compañías del que FaceApp es parte) sin su consentimiento”, pero a su vez exponen que pueden compartir la información del usuario sin un consentimiento explícito “con organizaciones de terceros que nos ayudan a proporcionarle el servicio”.
Es obvio que, siendo una aplicación gratuita, aunque tenga una versión premium tiene que obtener su rentabilidad por otro lado. Y es que con la siguiente frase se podría resumir cómo funcionan las cosas en internet: si un servicio es gratis no somos el cliente, somos el producto que se vende. Ahora, a buen seguro, que el amigo o familiar de aquella persona que tenía a mi lado en la terraza de aquella cafetería esta semana se pensará dos veces, antes de subir una foto a FaceApp, si hacerlo o no.
Las redes sociales dan y quitan votos a los partidos políticos. El enemigo son las «fake news».