David Oller | 24 de junio de 2019
Evitar los peligros de las casas de apuestas es una responsabilidad compartida que se debe tratar cuanto antes.
Enciendes la televisión y aparecen. Cambias a la radio, y ahí están. Ves un partido de fútbol y monopolizan la previa, el descanso y el post. Existen incluso estampadas en las camisetas de algunos clubes de fútbol, a modo de patrocinio. Sales de casa y es muy posible que te encuentres una antes de haber caminado cien metros. Antes, incluso, de haberte topado con la panadería, con la farmacia o con un cajero de tu banco. Suelen exhibir un cartel luminoso como reclamo y una pizarra en la puerta, a modo de cebo, donde te muestran que los 5 euros que llevas en el bolsillo se pueden quintuplicar si se dan, simultáneamente, cuatro resultados que a ti, a priori, no te parece demasiado complicado que se puedan producir.
Las casas de apuestas han irrumpido en nuestras vidas como una avalancha. En la Comunidad de Madrid ya son casi 400 locales dedicados al juego y el año pasado se emitieron cerca de 3 millones de anuncios de juego online. Entras y lo primero que te acecha es el sonido y las luces de las máquinas tragaperras o de esa especie de ruleta electrónica, para muchos nada fiable. Las pantallas de televisión te absorben con la retransmisión de todo tipo de eventos deportivos. Cuando te has cansado de perder unos euros en la ruleta, piensas que la mejor forma de recuperar el dinero es con las apuestas deportivas. El partido de primera ronda de Djokovic en el torneo de turno parece claro. Y la victoria del Liverpool en Eslovenia en Champions. Y del Madrid en la Euroliga. Y se te va pasando la tarde mientras te tientan las carreras de caballos y de galgos.
A nadie le gustan las casas de apuestas, a nadie le gusta que estén en los barrios obreros, pero al final patrocinan equipos, patrocinan competiciones…Dani Giménez, portero del Deportivo de La Coruña
Se pasa la tarde porque en estos establecimientos no hay ventanas. Ni relojes. No sabes si es de día o de noche. Si llevas veinte minutos o tres horas. Pierdes la noción del tiempo. Y, encima, te sirven alcohol, más barato incluso que en el bar de la esquina. No parece mal plan para un miércoles. Por cierto, el diminuto cartel que reza “juega con responsabilidad” hace tiempo que dejó de tener sentido. La ludopatía destroza vidas, familias y sueños. Y ahí la tenemos, acechando, como quien dice, detrás de cada esquina.
Hace unos días, el portero del Deportivo de La Coruña, Dani Giménez, se refirió a este fenómeno en pleno auge que representan las casas de apuestas. Denunció el gran número de familias perjudicadas por este motivo. Porque, para colmo, cada empresa de apuestas tiene una página web y una aplicación móvil. Para que no tengas ni que bajar a la puerta de tu casa a apostar. Lo puedes hacer desde el sofá del salón mientras te deleitas viendo lo bien que está jugando Messi. O desde el váter. Todo al alcance de un clic.
Carlos Sobera, conocidísimo presentador de televisión, es a menudo criticado por prestar su imagen en la publicidad de algunas casas de apuestas. En una entrevista reciente se defendió argumentando que “los que hacemos este tipo de publicidad no pretendemos fomentar la ludopatía”. Y estoy seguro de que es así. Como tampoco creo que Dani Giménez pretenda fomentar el alcoholismo cuando en cada entrenamiento o en cada partido con millones de espectadores potenciales exhibe en el pecho la marca de una conocida marca de cerveza. ¿O está mejor visto anunciar alcohol que anunciar el juego?
¿Y el cupón de la ONCE?, ¿y la Lotería Primitiva?, ¿y la Quiniela? Todos estos sorteos y juegos de azar llevan existiendo décadas en nuestro país y nunca se había alzado la voz contra ellos. Y todos se anuncian en los diferentes medios de comunicación. Hasta la televisión pública retransmitía el sorteo del Telecupón. Y en Navidad, uno de los acontecimientos más esperados del año es su lotería, ya saben, la que reparte ilusión y cuyo “mayor premio es compartirlo”, según reza el afamado eslogan. Con la cantidad de dinero que se invierte en la producción del tan atractivo anuncio, últimamente convertido en cortometraje, ¿se puede considerar esto incitación a la ludopatía? Teniendo en cuenta toda la gente que se deja (mucho) dinero semanalmente en lotería o quinielas… quizás sí.
Es difícil establecer un punto en el que acotar la publicidad del juego, el alcohol o el tabaco. Porque todo el mundo (mayor de edad) tiene derecho a consumirlo bajo su responsabilidad. Su venta es legal y en ello se amparan. Aquí entramos en un terreno mucho más pantanoso: el de la moralidad. ¿Cómo de moral o de ético es incitar al juego o al alcohol dejando en manos del consumidor sus límites? ¿Qué grado de responsabilidad tienen las empresas? ¿Y las personas que prestan su imagen? ¿Y las publicidades agresivas? Lo único claro es que el peligro está a solo unos metros del portal de casa. O a un par de toques en la pantalla del móvil. Y pararlo, hoy por hoy, es complicado, sí, pero también responsabilidad de todos.
La ludopatía sigue afectando a muchos jóvenes en España. Incentivar la lectura desde niños puede evitar la ruina de muchas familias.