Chema Rubio | 05 de marzo de 2021
La nueva etiqueta energética de la Unión Europea no hace milagros. Si no se utilizan los electrodomésticos de manera eficiente o el coste de la energía sigue disparado, el sobrecoste de los nuevos equipos puede que no se recupere nunca.
La nueva escala para los electrodomésticos cambia de la actual A +, A ++ o A +++ a una más sencilla entre la A y la G. Pero la pegatina que llevarán los nuevos frigoríficos, congeladores, lavavajillas, lavadoras y televisores no va a reducir milagrosamente el gasto mensual de una familia media española. El cambio tiene que venir acompañado de un mejor conocimiento del uso de los aparatos y del precio de la energía.
La nueva escala está diseñada para que muy pocos productos logren desde el inicio la calificación «A» y deja espacio para que se incluyan productos más eficientes en el futuro. Los aparatos de mayor eficiencia energética que se encuentran actualmente en el mercado se etiquetarán desde ahora en los nuevos rangos «B», «C» o «D».
La nueva pegatina aparece en un momento complicado para la salud energética de España. El Gobierno PSOE-Podemos no ha sido capaz de cumplir sus promesas de regular el precio de la energía y eso se vio reflejado en la factura de la luz durante la borrasca Filomena. El precio subió un 27% por el hundimiento de la generación de electricidad a través de energías renovables. La ausencia de sol y viento forzó al sistema eléctrico a tirar de sus reservas de gas y carbón, lo que provocó un incremento de los precios.
¿De qué vale una etiqueta «A» si el precio de la energía que pagamos es disparatado?Jesús Urbieta, ingeniero, abogado y fundador de Soliluz
Jesús Urbieta es ingeniero industrial, abogado y fundador de la empresa Soliluz. Desde hace cinco años, se dedican a asesorar a familias, pymes y comunidades de vecinos a ahorrar en su factura de la luz y del gas. Aconsejan con la fiebre que se va a desatar con los paneles solares y la que tenemos en marcha con los coches eléctricos. Hacen ver a sus clientes que el verdadero ahorro está en la factura y en el precio por kw/h que se paga. Tiene una premisa muy clara: «El kWh no consumido es el más sostenible y rentable». Sobre la nueva pegatina asegura que «sabremos cómo de eficiente es lo que compramos. No obstante, la inversión además de sostenible debe ser rentable y ahí entra en juego el coste de la energía. El 65% de la población en España tiene grandes desajustes. ¿De qué vale una etiqueta «A» si el precio de la energía que pagamos es disparatado?».
El diseño de la nueva etiqueta energética será diferente. Tendrá iconos más claros, modernos y aportará datos adicionales con el código QR. En el caso de una lavadora, mostrará de un vistazo la cantidad de litros de agua por ciclo, la duración de un ciclo y el consumo de energía medido para un programa estandarizado. Pero hay que conocer lo que compramos y cómo utilizarlo para no caer en rutinas que nos lleven al despilfarro. Según Urbieta, «la nueva etiqueta energética es uno de los puntos clave a la hora de elegir un dispositivo, pero es igual de importante utilizar la máquina de una manera eficiente». Consejos básicos para los que no hace falta mirar la etiqueta, hace falta echar un vistazo al libro de instrucciones y conocer el mercado, «no es necesario tener el frigorífico por debajo de los 4ºC o a -19ºC en el congelador, porque no hace falta que enfríe tanto. La función del horno con convección forzada mediante ventilador es más eficiente a la hora de utilizarlo». Son algunos consejos para mejorar lo que ya tenemos o ajustar más aún los futuros electrodomésticos con etiqueta «A».
Los tres pilares de la energía sostenible: etiqueta energética, precio de la energía y manejo del equipo. Pegatinas, publicidad, vendedores con ganas de llevarse una comisión… El comprador se mete en una jungla cuando quiere comprarse una tele o una lavadora. Demasiada información superficial y mucha ignorancia en el verdadero ahorro. Lógico. Llevamos años escuchando cómo van a simplificar la factura de la luz y el jeroglífico mensual sigue en nuestros buzones sin que nadie lo remedie. Jesús Urbieta puso en marcha Soliluz con el lema «Súmate al cambio». Cambiar para mejorar, para ser sostenibles, para ajustar los consumos. Pero es realista a la hora de afirmar que «en ocasiones, tu economía no necesita de la mejor etiqueta energética, porque es posible que el sobrecoste de alcanzar la máxima eficiencia no lo recuperes nunca en la vida del equipo».
Desde ahora los fabricantes o importadores estarán obligados a poner a disposición de los reparadores profesionales una gama de piezas esenciales (motores y escobillas de motor, bombas, amortiguadores y resortes, tambores de lavado…) durante entre 7 y 10 años después de la última unidad de un modelo se haya introducido en el mercado de la UE. Eso obliga a mejorar la vida útil de los productos y evita la obsolescencia programada que tanta basura tecnológica genera.
Hoy en día hay que manejar muchas variables para comprar un electrodoméstico. Pero vale la pena conocer todo el entramado y no dejarse llevar por colores y promesas que puede que nunca se cumplan. Para pensar en verde, primero hay que aprender a pensar.
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