Chema Rubio | 06 de junio de 2021
Se cumple medio siglo del primer correo electrónico enviado. Los e-mails son otro peligro de filtración de datos del usuario. Existen cuentas con una protección superior o quienes se pasan al mail de su propio dominio.
Las cuentas de correo electrónico de Gmail, Yahoo, MSN… empiezan a ver el final de su largo trayecto, enriqueciendo el big data de sus empresas. Las nuevas directrices sobre seguridad en la red que ha diseñado la Unión Europea han puesto en guardia a los usuarios. Lo que antes eran falsas certezas o ignorancia, ahora son dudas sobre la privacidad de los mails que se envían, los whatsapps que se mandan, las búsquedas en Google… Todo está expuesto y el «todo gratis» tiene los días contados.
Tener una cuenta de Gmail va asociado a disfrutar de todo lo que ofrece Google. Que es mucho y muy bueno. Desde su nube (Google Drive), a su ambicioso proyecto de fotos (Google Photos) o a su tienda, donde se pueden encontrar altavoces inteligentes, móviles o su videoconsola (Stadia). El usuario comparte conscientemente unos cuantos datos con Google para tener acceso y, desde ese momento, también presta sus hábitos a la empresa norteamericana para que lo conozcan mejor, le ofrezcan aquello en lo que está interesado o, lo más importante, se anticipen a sus necesidades gracias a los algoritmos que son capaces de predecir qué vamos a querer a corto plazo.
En el cuerpo del «e-mail» se escribe la suficiente información para que la inteligencia artificial sea capaz de reconocernos sin llegar a leer el «mail» de principio a fin
Con el correo electrónico sucede algo parecido. En el cuerpo del email se escribe la suficiente información para que la inteligencia artificial sea capaz de reconocernos sin llegar a leer el mail de principio a fin. Palabras clave, enlaces, archivos… No es peligroso, ni nos va a suponer un problema, pero puede haber personas a quienes les molesta que cualquiera pueda interpretar sus gustos por muy legales y normales que sean.
WhatsApp ha tenido que aceptar que muchos usuarios no quieran saber nada de su nueva política de privacidad, aunque Europa protege más y mejor que Estados Unidos. Han vetado que sus conversaciones lleguen a terceros y la matriz de Facebook ha tenido que doblar la rodilla y seguir prestando servicio, aunque no validen la casilla de rastreo.
Esos miedos se han extrapolado a los servicios gratuitos de correo electrónico. Dejar de operar con un correo que puede llevar activo décadas no es fácil. En ocasiones, el consumidor se da de alta en otras webs con el correo electrónico y, peor aún, hay portales en los que puedes loguearte directamente con el botón de Google, que facilita todos los pasos a cambio de hacerse con toda la información personal del usuario.
Esas prácticas inofensivas quizá no reporten daños en el futuro. Como mucho, un hackeo que exponga las contraseñas, que se soluciona con un nuevo password y poco más. El problema llega cuando el cliente no quiere usar canales de comunicación gratuitos para compartir el número de cuenta, un documento privado, un contrato, un DNI… Hay miedo de que pueda caer en manos equivocadas y que sepan aprovecharse de eso.
Contar con una cuenta de correo electrónico segura es esencial y se tendrá que potenciar, porque cada vez más trámites se hacen por esta vía telemática. Compartimos información delicada y necesitamos que llegue a su destinatario sin jugar a la ruleta rusa.
Contar con una cuenta de correo electrónico segura es esencial y se tendrá que potenciar, porque cada vez más trámites se hacen por esta vía telemática
En la línea de Gmail, pero con mayor cifrado y protección, esta Protonmail. Una empresa con sede en Suiza que ofrece altos niveles de encriptación, mails anónimos bajo las estrictas leyes de privacidad suizas. Tiene app para iOS y Android y es lo más valorado para quienes buscan un servicio de correo seguro. Lo malo es que la nueva cuenta pasará a tener el apellido «@protonmail.com».
La otra opción parece algo presuntuosa, pero es una alternativa que lleva años entre nosotros. Un correo electrónico asociado a un dominio propio. Igual que hacen las empresas con sus trabajadores, pero de forma personal. Las webs que gestionan dominios facilitan correos electrónicos asociados. El precio del dominio es de unos 12 euros al año y el mail no suele tener coste adicional en su plan básico. Ofrecen almacenamiento de hasta 10Gb, antivirus, antispam, antiphising… protocolos de seguridad para el móvil o la tablet y la seguridad de que esa información no va a ser leída ni compartida por terceros, porque el objeto de negocio de la empresa no es recopilar los datos de usuario.
Nunca es tarde para protegerse en Internet. Las medidas llegan en función de las crisis que se van desatando. Hackeos, phishing, estafas… Las Administraciones toman medidas y Europa ha decidido meterse de lleno en la ardua tarea de poner puertas al campo, No se llegará a todos los rincones, pero sí a muchos y, sobre todo, se conseguirá que el usuario piense y tome medidas para su seguridad antes de sentarse delante del ordenador a compartir información personal.
La marca de la manzana no encuentra suficiente mercado en España, con apenas el 14% de las ventas totales. Productos caros y elitistas son los argumentos que mueven a varias generaciones.
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