Chema Rubio | 09 de julio de 2021
La app de plataforma china de transporte compartido DiDi Chuxing ha sido retirada de las tiendas de descargas porque recopilaba información personal violando las leyes y regulaciones de la República Popular China.
Todo funcionaba bien en China con su propio Uber. La aplicación de transporte compartido crecía y se expandía fuera de sus fronteras a países como Australia, Brasil, Japón, México, Chile, China, Colombia, Costa Rica Argentina o Panamá.
El problema llegó cuando Didi se lanzó a Wall Street. Tras una salida a bolsa en la que consiguió más de 4.400 millones de dólares, la Administración del Ciberespacio de China (CAC) abrió una investigación contra la compañía y le prohibió registrar nuevos usuarios. Más tarde ordenó retirar su aplicación de las tiendas digitales chinas. La compañía subrayó que los usuarios que previamente habían descargado e instalado la app en sus teléfonos pueden seguir usándola.
En 2018 se vio obligada a suspender uno de sus servicios después de que dos de sus conductores violasen y asesinasen a dos pasajeras
En 2020 era Donald Trump el que libraba la batalla de la seguridad contra TikTok y ahora es el propio gigante asiático el que le corta las alas a una multinacional presente en 4.000 ciudades de 15 países y cuenta con 493 millones de usuarios anuales activos y 15 millones de conductores. Incluso Uber adquirió en 2016 el 12,8% de Didi.
La relación de Didi y el gobierno Chino no es muy buena. En 2018 se vio obligada a suspender uno de sus servicios después de que dos de sus conductores violasen y asesinasen a dos pasajeras. También ha recibido multas y advertencias en diversas partes del país por no tener las licencias regionales necesarias para operar. Y algunos medios apuntan que Pekín también habría abierto una investigación por supuestas prácticas monopolísticas.
Para las compañías es atractivo pisar el parqué de Nueva York. Los ojos del mundo se fijan en su producto y el impacto es gigante, aumenta la inversión y se alcanza cierto nivel de transparencia teniendo en cuenta el país de origen. Pero por debajo de esa cotización chocan dos transatlánticos de la seguridad nacional como es Estados Unidos y China.
Mientras las acciones de Didi caían un 8% en bolsa por el varapalo que sufría de su propio Gobierno, crecía el debate sobre la soberanía de datos de las grandes potencias. Europa ha regulado con acierto este punto y las multinacionales han tenido que adaptar sus aplicaciones al mercado europeo. Estados Unidos intenta buscar un chivo expiatorio en Facebook y, a la vez, en todo lo que llega de China por considerarle un enemigo transversal.
El escrutinio al que ha sometido Pekin a Didi y a otras dos compañías de transporte compartido es un gesto hacia el gobierno de Biden
Didi controla un Big Data de gran valor. Perfiles, trayectos, horarios, flujos de personas, vehículos… y Estados Unidos no quiere que China tenga acceso a esos datos de sus propios ciudadanos. Pero no es un gesto solidario sin más porque sus intenciones son controlar esa información desde el propio país.
El escrutinio al que ha sometido Pekin a Didi y a otras dos compañías de transporte compartido, Yunmanman y Huochebang, pertenecientes al grupo Full Truck Alliance y conocidas como las Didi de los camiones por su similar modelo de negocio, es un gesto hacia el gobierno de Biden. Un lavado de imagen para seguir con esa política capitalista hacia fuera, pero dirigida desde el puño comunista en el interior.
La denuncia de Morata sobre el acoso que vive hace indispensable que las empresas pidan documentación para abrir un perfil. Tienen que luchar contra el anonimato. Y hacerlo con la misma fuerza que luchan contra las opiniones que no comulgan con su credo.
Las marcas y los grandes almacenes utilizan el torneo de fútbol para vender televisores de importantes prestaciones que el comprador no va a poder aprovechar.