Chema Rubio | 10 de septiembre de 2021
Family Link y En Familia permiten que los padres controlen el uso que hacen sus hijos de móviles y tabletas
La batalla entre los partidarios de que los menores utilicen el móvil y los que prefieren esperar casi hasta la mayoría de edad se va resolviendo en favor de los primeros. Todos tienen sus motivos y sus razones para acercar la tecnología a los jóvenes o para mantenerles lejos. El control parental es la clave.
No hay duda de que vivimos en la era de la tecnología y que nos ha facilitado mucho la vida. Hemos pasado de escribir en papel, a hacerlo en las máquinas de escribir, en los ordenadores, portátiles y, ahora, podemos dictar textos a un móvil. Los relojes ya no solo dan la hora, nos miden las pulsaciones y nos llaman la atención si tenemos una vida sedentaria. Con el móvil hacemos la compra, vendemos lo que ya no usamos, nos comunicamos con amigos que están en la otra punta del mundo o pedimos un taxi.
No es posible que los niños estén tranquilos un rato mientras sus padres hablan con otros adultos gracias a un móvil, pero que luego no lo vuelvan a pedir
Mantener a los menores alejados de la tecnología es muy difícil. No podemos pretender que un bebé coma gracias a ver dibujos en una tableta, pero impedirle más adelante que haga como si no supiese lo que es eso. Tampoco es posible que los niños estén tranquilos un rato mientras sus padres hablan con otros adultos gracias a un móvil, pero que luego no lo vuelvan a pedir hasta la siguiente comida.
La educación comprende enseñar a los niños a tener un móvil o una tableta. La Policía recorre muchos colegios para prevenir a los menores de edad que por el WhatsApp pueden entrar mensajes de amigos, bromas o memes, pero también peligros que destrozan vidas. Si un niño quiere un móvil hay que enseñarle la responsabilidad que supone tenerlo a cualquier edad. Los más pequeños tendrán un límite de horas, juegos y lugares de uso, mientras que los más mayores podrán acceder a otras aplicaciones bajo la supervisión de los padres. La ley pone el límite para ser usuario de TikTok, WhatsApp o Instagram en los 13 años. Es decir, los menores de esa edad no deben tener cuentas en redes sociales ni publicar contenido. Pero, como en todo, hay matices. Una familia monoparental con dos hijos menores de 13 años puede poner a disposición de esos niños un móvil para comunicarse con ellos si tienen que quedarse solos en casa en algún momento, por ejemplo. No hay que radicalizar las prohibiciones.
Si un niño quiere un móvil hay que enseñarle la responsabilidad que supone tenerlo a cualquier edad
Apple y Google saben que los menores utilizan iPad, iPhone o cualquier otro dispositivo con Android. También son conscientes de que los padres no pueden asumir su presencia digital en un dispositivo que va a estar enganchado a juegos o a videos de Peppa Pig o a directos de Twitch. Por un lado, se hace muy difícil segmentar los gustos de un adulto que pasa de ver videos de fútbol o política en Youtube a capítulos de La Patrulla Canina o a TikTok de coreografías. Por otro lado, crean un usuario joven con un mail propio que será un potencial consumidor de su ecosistema en el futuro. Todos ganan. Nadie pierde.
Google puso en marcha Family Link en 2017 aunque su uso no se incluyó de forma nativa en Android 10 hasta 2019. Se divide en dos aplicaciones, una para los padres, que se instala en sus teléfonos, y otra para los dispositivos de los niños. Sus funciones pasan por restringir contenidos, sitios web y aplicaciones, administrar los tiempos de pantalla, localizar teléfonos mediante GPS y descargar aplicaciones educativas de Play Store con permiso previo de los tutores.
Las funciones de Family Link pasan por restringir contenidos, sitios web y aplicaciones, administrar los tiempos de pantalla, localizar teléfonos mediante GPS y descargar aplicaciones educativas de Play Store
Para poner en marcha este sistema los padres tendrán que hacer una cuenta de Google a sus hijos y matizar que son menores y que esa cuenta va asociada a la de un adulto. Desde ese momento el terminal queda asociado al niño con todas las restricciones que decidan los padres, pero sin que ellos aparezcan o sus datos, fotos, mails o calendario se sincronicen con el terminal. Como curiosidad, Google pregunta en el momento de crear la cuenta qué quieren hacer con los datos de uso cuando el menor cumpla 18 años: destruirlos o que formen parte de su pasado digital.
En el caso de Apple, su sistema de control parental se llama En Familia. Se puso en marcha con un fin puramente comercial. Que las familias compartieran suscripciones de música, fotos, iCloud o series, pero con el tiempo se ha convertido en una poderosa arma para controlar el uso de los iPhone y iPad.
El control parental no solo puede limitarse a unas cuantas restricciones digitales, también es necesario pasar con ellos tiempo junto a esos dispositivos y enseñarles el entorno
Los padres también crean una cuenta para sus hijos y detallarán que son menores y que van asociados a su usuario. Decidirán si quieren compartir con ellos alguna de sus suscripciones y si validarán o no las apps que se descarguen. También sirve para localizar a los menores si utilizan el móvil solos fuera de casa.
Se trata de que los pequeños tengan su propio usuario en los dispositivos que sus padres les permitan utilizar y que tengan las restricciones adecuadas a su edad. El control parental no solo puede limitarse a unas cuantas restricciones digitales, también es necesario pasar con ellos tiempo junto a esos dispositivos y enseñarles el entorno, potenciar juegos de los que puedan aprender algo, música, videos creativos… Los menores son hijos de su tiempo, igual que lo fueron sus padres. Muchos se pasaban las horas muertas jugando al PC Fútbol o a los Sims, a ellos les toca jugar a Toca Boca, Roblox o ver TikTok. Ley de vida.
Family Link y En Familia permiten que los padres controlen el uso que hacen sus hijos de móviles y tabletas
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