Chema Rubio | 27 de noviembre de 2020
El chip M1 de Apple es más que una pieza nueva de sus flamantes Mac. Es otro producto propio que lo independiza de Intel para conseguir la excelencia.
El chip prodigioso que ha puesto Apple a sus nuevos Mac va a dar mucho juego al mundo de la tecnología. Las entrañas de los iPhone no son muy apreciadas por el usuario. Lo importante está en los colores, los tamaños, los diseños de los nuevos terminales. Lo que ocurre por dentro está injustamente infravalorado. El chip M1 pasará a la historia de la tecnología, igual que ha pasado el APL0098 del iPhone EDGE de 2007 y del que nadie sabe nada. Apple conservó ese nombre tan antiestético porque a nadie se le ocurrió que hasta un chip propio podía ser producto de márquetin, como lo acabaría siendo el A4 del iPhone 4 en 2010 o el último A14 bionic del iPhone 12.
Apple monta sus propios chips. Fabrica a medida el alma de sus móviles. Igual que el sistema operativo, el iOS. Todo lo que tienen por dentro sus iPhone y ahora sus Mac es fruto de un minucioso trabajo para que nada falle y todo fluya correctamente. Atrás quedó la era de Intel. El mayor fabricante de circuitos integrados del mundo dejó de modelar para los ordenadores de Apple en 2019 y perdió uno de los mayores contratos de su historia. Se veía venir. Todo en Apple es exclusivo y esa arquitectura tan mundana no aumentaba el valor de sus máquinas.
El MacBook Air, el Mac mini y el MacBook Pro de 13 pulgadas son los nuevos ordenadores con el chip M1. Nada diferente por fuera y un cambio de era por dentro. Ese chip incluye el procesador central (CPU), el gráfico (GPU), la memoria y la red neural. Todo, en cinco nanómetros. Una velocidad de vértigo en cada movimiento y, lo más importante, el más rápido del mercado. El usuario medio no notará grandes cambios.
Todo en Apple es exclusivo y esa arquitectura tan mundana de Intel no aumentaba el valor de sus máquinas
Comprar un Mac era una locura hace años. Y lo sigue siendo para muchos. Las personas se dividen entre los que usan Mac en casa y los que no pueden abrir las ventanas a Windows. Un símbolo de clase. De distinción. El 70% de los usuarios de Mac podrían hacer lo mismo con un PC por la mitad de dinero. El resto necesitan la fiabilidad de Apple, porque trabajan con pesadas aplicaciones para editar fotos o vídeos. Por los PC pasan los años. Lentos y pesados antes del primer lustro. Por los Mac, no, aunque desde Silicon Valley ya se encargan de programar su obsolescencia. La inversión en un modelo de la manzana es tan elevada que no puede repetirse antes de siete u ocho años.
Cuando Apple se propone hacer algo es para ser el mejor o para ser el primero. No hay opción de saturar el mercado con productos mediocres para ganar clientes a toda costa. El mejor ejemplo es el MacBook Air con el nuevo M1. Apple asegura que es más rápido que el 98% de los PC del mercado. Y se calienta tan poco que han decidido fabricarlo sin ventilador.
Ordenadores que no se calientan y que apenas necesitan estar enchufados a la corriente. El nuevo MacBook llega a las 17 horas de navegación web y 20 horas de vídeo sin tirar de cable. Los de Cupertino se dan dos años para que todos sus ordenadores pasen a tener corazón propio y a cerrar el ciclo de Intel con su arquitectura del microprocesador x86. La simplificación pasa por montar con ARM y eso ya lo saben los desarrolladores, que se han puesto manos a la obra para adaptar sus programas.
El 70% de los usuarios de Mac podrían hacer lo mismo con un PC por la mitad de dinero. El resto necesitan la fiabilidad de Apple
Apple gobierna el mercado de la tecnología desde hace años. Los que intentan vivir al margen de la manzana mordida o reniegan de ella lo hacen desde terminales que llegaron después e intentan hacer lo mismo. El puerto de sus móviles no le gusta a Europa, que quiere imponer un cargador universal. Apple no ha quitado el Lightning de sus iPhone 12, pero ha dejado de incluir el cargador en la caja para no molestar. Hace cuatro años puso a la venta sus nuevos Mac con puertos USBC. Otra locura que acabó empujando al mercado a utilizar ese puerto para todo. Hasta el iPad Pro lo incluye para darle empaque de ordenador portátil. Por no hablar de ese orificio tan extraño al que calificaron de Thunderbolt para defenestrar al USB.
El chip M1 no puede pasar desapercibido. Los Mac de Apple seguirán alimentando al cliente caprichoso, pero sobre todo al exigente que lleva al límite sus sistemas operativos. A falta de que la originalidad vuelva con nuevos productos que marquen el devenir de la sociedad, Apple se conforma con ser cada vez más independiente.
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