Jorge Solana | 05 de febrero de 2021
El blanco Gargalo Godello es un vino amarillo brillante con tonos verdosos. En nariz es concentrado con toques a miel y frutos secos. Los toques cítricos, junto con las frutas tropicales, provocan una gran persistencia final en boca.
La fusión entre vino y comida parece haberse trasladado a la que existe hoy en el terreno económico de las bodegas. Diferentes sectores, actividades, negocios y profesionales han ensamblado sus ocupaciones con las del sector del vino.
La moda ha dado grandes desfiles al vino y ha ocupado algunas de sus pasarelas. En una metáfora lingüística, podríamos decir que hablar de vino y tomarse un vino están de moda hoy más que nunca y en este artículo. En unos casos más y en otros menos, la vinculación llegó por el lado familiar. Este es el caso de Manuel Roberto Mariño Fernández, conocido como Roberto Verino, prestigioso diseñador que se lanzó a poner sobre el mapa una las principales zonas de elaboración de vino gallego como es hoy la de la D.O. Monterrei.
Gargalo Godello
Vino blanco. D.O: Monterrei
Bodegas Gargalo
Variedad: Godello
12,50€
La recuperación de muchas zonas rurales se ha producido de la mano de espíritus sensibles y vigorosos como el de Verino. Lugares de cultivo de la vid a lo largo de la historia, con guerras fronterizas y comercio desleal. El objetivo estaba claro: devolver la gloria al vino local.
Verino, cabeza visible de la familia Mariño, es quien a principios de los noventa puso a rodar el proyecto de Gargalo. Es entonces cuando los aficionados al vino se dan cuenta de la versión moderna de los vinos de Monterrei. Esto provoca que Verín y su comarca vuelvan a reivindicar una vocación vinícola que nunca se olvidó, pero que se mantuvo adormecida.
Estar enamorado de la tierra y de lo que le transmitieron los abuelos, cultivadores de viñas en la zona de Ribeira Sacra, es principal para despertar la curiosidad del diseñador. El valle de Monterrei suponía para Roberto Verino un potencial reconocido por siglos de tradición vitivinícola, que debía transformarse en un referente para los vinos de calidad gallegos.
Bodegas Gargalo está situada a los pies del Castillo de Monterrei. En la propia ladera sur que se puede observar desde el parador. Muchos historiadores consideran este lugar como la mayor acrópolis gallega. Todo el recinto es en sí mismo un destino de viaje: el Castelo, además del Palacio de los Condes y la Casa Rectoral, zonas de alojamiento; acoge asimismo la iglesia de Santa María de Gracia, del siglo XIII, y la Atalaya, de la que se conserva parte de los muros.
En esta idílica localización se sitúan los tres grandes cubos de granito cuyos vértices señalan los puntos cardinales del edificio principal de la bodega. Un diseño rodeado de ocho hectáreas de viñedo con variedades blancas de la zona, como godello, albariño, Dona Branca y doureira, y tintas como mencía, arauxa y merenzao, dando origen a un proceso de recuperación de la esencia de la viticultura gallega.
De todas estas variedades, hoy me quedo con la godello. El blanco Gargalo Godello me parece la esencia de la recuperación del viñedo a través de la calidad, preservando la naturaleza, el medio ambiente y la sociedad. Un vino amarillo brillante con tonos verdosos. En nariz es concentrado con toques a miel y frutos secos. Los toques cítricos, junto con las frutas tropicales, provocan una gran persistencia final en boca.
Verino no duda en dar a conocer a sus invitados, junto a sus colecciones de moda, la gastronomía de Galicia y, por supuesto, sus vinos. El diseñador manifiesta: «Entendiendo el vino como un placer para compartir alrededor de una mesa y de la buena conversación con amigos. De estos momentos únicos nació la bodega Gargalo».
En Gargalo pienso que se unen los valores de esa sociedad que debemos construir. La recuperación del entorno a través de una apuesta económica de futuro, innovación y calidad, a la vez que se preserva el amor a la tierra y la tradición. La moda está en fusionarse y ensamblarse con el entorno.
Un Tintilla de Rota dulce, con un intenso color cereza, aroma a mermelada, confitura de frutas negras muy maduras, vainilla y cacao. En boca es sedoso y aterciopelado, aunque persistente y con cuerpo.
Para elaborar Specimen se han utilizado las mejores uvas de tres cosechas diferentes que, a su vez, han pasado por diferentes continentes, desde el acero inoxidable a fudres de 1.200 litros de roble francés.