Jorge Solana | 21 de febrero de 2020
En el Pazo de Rubianes se funden la vid y las flores, dando forma a unos vinos exclusivos en los que el proceso de elaboración se cuida hasta el último detalle.
El vino nace de la vid, no de las camelias, me dirán algunos de ustedes. No les falta razón y más en la comarca del Salnés, en Pontevedra, en plena Denominación de Origen Rías Baixas, cuna del albariño, pero también lugar especial para el cultivo de las camelias.
Al lado de un viñedo de 25 hectáreas -en otras zonas productoras de España podría decirse pequeño, pero en esta comarca gallega es el más extenso de la zona-, se establece un lugar peculiar, un jardín histórico. Cuando me contaron la historia, quedé asombrado. La cultura del vino asociada a un aspecto más, el de la jardinería.
Bodega Pazo de Rubianes
Vino Blanco
Uvas Albariño
Origen: Rías Baixas
En el Pazo de Rubianes, un lugar con más de 600 años de historia que fue fundado originalmente en el año 1411 por don García Caamaño y reconstruido 300 años después por don Jacobo Ozores, se establece un jardín con más de 4.500 ejemplares de camelias y todo tipo de diferentes especies botánicas. Una belleza natural que se inicia a finales del siglo XVII con un proyecto de jardinería que abarca el entorno más cercano al palacio y la zona conocida como estanque de las ranas. Obviamente, allí no falta, desde el punto de vista botánico, la vid.
Hoy los propietarios indican que “la pasión por la jardinería se fue contagiando de padres a hijos” y, gracias a ello, el Parque Botánico de Pazo Rubianes es Jardín de Excelencia Internacional de la Camelia.
La historia reciente de este peculiar jardín tiene dos protagonistas: Dolores Urcola Zuloaga y Paloma Rey Fernández-Latorre. La primera, conocida como “La Marquesa”, vive en la finca durante casi 80 años y es la responsable de la conservación del jardín durante buena parte del siglo XX. Por su parte, Paloma Rey Fernández-Latorre, actual señora de Rubianes y marquesa de Aranda, viuda de don Gonzalo Ozores de Urcola, es en la actualidad el alma de la finca. Detallan desde el propio pazo que “es la protagonista de la recuperación de la finca después de los terribles incendios del año 2006. Su devoción por el jardín histórico y su amor por este patrimonio han hecho que haya convertido la propiedad en ejemplo y referencia en Galicia en el ámbito botánico, arquitectónico y vitivinícola”.
Esta referencia en aspectos vitivinícolas ha sido consecuencia de la recuperación de unas antiguas viñas y del futuro proyecto llevado a cabo entre 1997 y 1999 por Gonzalo Ozores de Urcola, décimo octavo señor de la casa de Rubianes y marqués de Aranda, y su mujer, Paloma Rey.
Una pasión por el viñedo que se ha trasladado al equipo de trabajo y, por lo tanto, a sus vinos. El proceso comienza con un meticuloso trabajo de campo para seleccionar las parcelas cuyas uvas se utilizarán en la elaboración de los vinos de la finca. Únicamente algo menos del 50% de la uva producida en los viñedos del Pazo de Rubianes será la elegida para dar origen a los exclusivos vinos de la nueva cosecha de Pazo de Rubianes, García de Caamaño y 1411.
Una edición limitada de tres vinos de pago con una producción de menos de 60.000 litros, que nacen entre camelias y en el entorno de este Jardín de Excelencia Internacional. Con un cuidado y mimado proceso de elaboración que los hace dignos de ser los vinos del único Señorío de Galicia. En la propiedad, los destacan como “Auténtico Albariño de Pago”. La bodega dentro de este pazo es un proyecto integral único convertido en uno de los referentes del enoturismo de Galicia y que bien merece una visita.
Heredad de Emina Gewürstraminer, un vino que sorprende por su dulzor y sus notas florales en un entorno marcado por la historia como es Medina del Campo.
Un vino con la personalidad y la calidad que aportan los viñedos en altura y las cepas de más de 80 años.