Jorge Solana | 28 de agosto de 2020
Dos barriles de 250 litros de Amontillado Viña AB navegan en el buque escuela. Un vino singular, que combina la crianza bajo velo de flor, propia del Fino y la Manzanilla.
El buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián de Elcano ha iniciado su 93º crucero de instrucción que dará la vuelta al globo conmemorando la gesta universal de la circunnavegación realizada hace 500 años por Magallanes-Elcano.
El origen del vínculo entre el mar y el vino de Jerez se remonta a la época de los fenicios, que introdujeron la vitis vinífera por la costa de Gades. Posteriormente, desde este enclave partieron vinos a todos los rincones del Imperio romano.
El momento cumbre que une el mar y el vino Jerez fue en la expedición Magallanes-Elcano, una navegación que supuso una vía de expansión al mundo para los vinos de Jerez y les otorgó el carácter internacional que aún hoy mantienen. Asimismo, la era de los descubrimientos fue muy relevante para Jerez, al estar sus vinos muy presentes en las expediciones de ultramar.
Viña AB
Amontillado
100% Palomino fino
Bodegas González Byass
La historia y la tradición se unen al vino y a uno de los marineros de más reconocido prestigio en España en su época. Cuenta la historia que Elcano adquirió gran experiencia marinera en barcos pesqueros y mercantes, llegando a ser armador de una nave. Sin embargo, tuvo que venderla para poder pagar a sus hombres y lo hizo a unos saboyanos, lo cual estaba prohibido entonces por la Corona. Algunos autores suponen que terminó por alistarse con Magallanes, en la empresa de descubrir un paso al oeste por las Américas, para redimir esta falta, aunque sobre ello no hay nada escrito. Lo que sí consta es que, a su vuelta, el emperador Carlos V perdonó expresamente este hecho.
Después de tres meses de viaje y tras completar la vuelta al mundo, logró fama y honores, además de ser recompensado por el emperador con una renta vitalicia de 500 ducados de oro anuales, y un escudo de armas.
En cuanto a la historia del vino, conviene detallar que en el Marco de Jerez, se conoce como bota a un barril o tonel de 500 litros fabricado en roble americano. Estas botas se usan para madurar el vino de Jerez. Destaca en este proceso que las botas no son llenadas por completo para que el aire restante sirva para que el velo de flor «respire» en las soleras de crianza biológica (Fino y Manzanilla) y para oxidar el vino en las soleras oxidativas (oloroso, palo cortado y dulces).
El Amontillado es un vino singular, que combina la crianza bajo velo de flor, propia del Fino y la Manzanilla, a lo largo de los primeros años en las criaderas, pero que en un momento dado se desvían y se encabezan hasta 18 a 20 grados, con lo que el velo de flor desaparece y el vino se expone a una crianza oxidativa, mediante procesos físicos químicos, que lo oscurecen paulatinamente.
Con estas consideraciones históricas y técnicas previas, el vino de Jerez vuelve a surcar los mares. Lo hace a bordo del buque escuela de la Armada española Juan Sebastián de Elcano, que ha iniciado su 12ª vuelta al mundo. A bordo navegan dos medias botas, es decir, dos barriles de 250 litros, de Amontillado Viña AB Estrella de los Mares.
Como ya sucedió en el 90º crucero de instrucción del buque escuela, González Byass ha embarcado dos medias botas de vino de Jerez. De esta forma, la bodega recupera y conserva la tradición marinera de enviar vinos en «viaje redondo» como sucedía siglos atrás embarcando un excepcional Amontillado Viña AB Estrella de los Mares.
Este hecho supone la recuperación de una de las costumbres del pasado en los vinos del Marco de Jerez. Queda un año de travesía para este Amontillado, que recorrerá los mares y conservará la tradición de enviar botas para lograr un Jerez único y de mayor calidad. Y es que, señalan desde González Byass que «durante la navegación, factores como la temperatura, la presión y, sobre todo, el vaivén continuo de las olas del mar, afectan a la crianza del vino, mejorando notablemente su organolepsia».
Antaño, estos factores provocaron que el valor de los vinos, conocidos como vinos «mareados» o de «ida y vuelta», llegara a multiplicarse por cinco. Este escenario hizo que muchos bodegueros de la zona enviaran sus vinos en «viaje redondo» para incrementar su valor en el mercado. Con la llegada de los barcos de vapor, esta práctica cayó en el olvido hasta 2018, año en el que González Byass, en colaboración con la Armada española, embarcó dos botas de XC Palo Cortado en el Buque Escuela.
Para el 93º crucero de instrucción del Juan Sebastián de Elcano, Antonio Flores, enólogo de González Byass, ha seleccionado un Amontillado único, Amontillado Viña AB Estrella de los Mares. Según Flores «su finura ha sido determinante para que fuera el vino elegido. Se espera que la evolución suponga un notable incremento del color hacia tonos de oro más intenso y ribetes cobrizos». Además, quizá se produzcan leves episodios de actividad de las levaduras, lo que se conoce como crianza sumergida, que otorgará una especial untuosidad y cierta cremosidad.
Este Estrella de los Mares es una guía especial, en una navegación que ha cambiado mucho desde aquellos sistemas utilizados en los siglos XV y XVI. Unas expediciones que marcaban la valentía de los marineros. Valiente es también la recuperación de tradiciones de este tipo dentro del sector del vino.
Rosa de Mar es un vino rosado, fresco, con un agradable fondo salino. Un vino con una producción de 3.000 botellas y que nace de un ensamblaje de las variedades merlot, monastrell y cabernet sauvignon.
Con motivo del V centenario de la Vuelta al Mundo, la Armada y la Universidad CEU San Pablo han creado la Cátedra Internacional CEU-Elcano.