Max Römer | 07 de noviembre de 2018
La crisis en Venezuela presenta una situación insostenible para miles de personas que huyen desesperadas de su país. Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez no condena el régimen de Maduro y mira hacia otro lado.
Desesperados. Con hambre. Sin futuro. Así están los venezolanos que recorren a pie enormes distancias para alcanzar alguna de las fronteras: Colombia o Brasil. Desde esos países, inician un recorrido que los lleva hasta Ecuador, Perú, Argentina, Chile o Paraguay. Los más afortunados viajan en bus o avión. Los que no tienen nada más que lo puesto emprenden largas caminatas con la esperanza renovada en alguna oportunidad de futuro.
Del diálogo para salir de la crisis venezolana se habla desde 2002. Muchos políticos han pisado las alfombras del Palacio de Miraflores apostando por una conversación, sentados alrededor de una mesa con Nicolás Maduro y la oposición venezolana. Se buscan posibilidades de encuentro, de luces que iluminen la tensa situación. Los últimos intentos provienen de José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha visitado muchas veces a Venezuela. Ha hablado con Maduro. Ha escuchado los milagros de la revolución «bonita», esa que no ha traído más que hiperinflación. Son visitas que, aderezadas por las llamadas de atención de otros políticos desde otras fronteras, pareciera que camuflan la realidad y nublan la comprensión de la crisis de Venezuela.
✅ El #Pleno aprueba la PNL de @GPPopular por la que se insta al Gobierno a "condenar la dictadura de Venezuela, contribuir a la estabilización de la región de América Latina y aprobar un Estatuto de protección temporal para venezolanos en España"
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— Congreso (@Congreso_Es) October 30, 2018
Es tal la desesperanza venezolana que el Partido Popular presentó el pasado 30 de octubre una proposición no de ley que el PSOE se negó a votar. Unidos Podemos votó en contra de esta propuesta de condenar la dictadura venezolana, aprobar el estatuto de protección temporal para venezolanos en España y liderar las negociaciones en la Unión Europea para ampliar las sanciones contra el régimen de Maduro.
El Partido Popular logró que las voces de los diferentes partidos en el Congreso de los Diputados, diversas, disidentes entre sí, con intereses opuestos, sí fueran capaces de alzar la mano para darle un varapalo a la crisis en Venezuela. Instan al Gobierno de Pedro Sánchez a condenar al Gobierno de Nicolás Maduro. La coalición no ha sido pequeña para semejante solicitud: Partido Popular, Ciudadanos, PNV, PDeCAT, CC, UPN y Foro.
La crisis en Venezuela se escapa de las calculadoras. La situación de la migración alcanza cifras importantes. Según el sociólogo Tomás Páez, han migrado 4 millones de venezolanos, de los cuales más de 2 millones lo han hecho en los últimos dos años. Los que han cruzado las fronteras vecinas son hombres, mujeres y niños que han tomado camino con las pocas pertenencias que pueden llevar en sus manos o sobre sus espaldas envueltas en las mochilas de la patria. Una crisis, la venezolana, que se asemeja a la de Siria, el Líbano, los países subsaharianos. Una situación desesperada que pasa, indefectiblemente, por acciones políticas, por tomas de decisión que rompen con la retórica, que claman por una solución que ya va tarde.
Los países que reciben a los venezolanos no dan abasto para poder satisfacer tantas necesidades. Los vecinos fronterizos de Venezuela viven un flujo migratorio constante, la llegada de cientos de personas cada día que, según Tomás Páez, más que un problema son parte de la solución. La cifra de venezolanos fuera del país alcanza entre el 12 y el 15% de la población. Un poco más de cifras indican que la pobreza en Venezuela ha alcanzado al 90% de la población.
Si se habla de la hiperinflación, ni el descuento de cinco ceros al bolívar ha permitido que se frene la caída libre en la que se encuentra la moneda venezolana. Una caída que alcanza a la inflación interanual del 500.000 por ciento en el mes de septiembre, según informa el Banco Mundial. Números escalofriantes.
Tocará al Gobierno de Sánchez lavarse el orgullo de su abstención y tomar medidas de censura al Gobierno de Maduro. Se lo han impuesto desde el Congreso de los Diputados. A pesar de sus alianzas con Unidos Podemos, no le toca girar la mirada hacia otra parte. Le corresponde emprender esas medidas de presión hacia el Gobierno de Maduro. ¿Lo hará?
Quim Torra ha ordenado descolgar los lazos amarillos de los edificios públicos. El presidente de la Generalitat dispara para seguir haciendo ruido y se esconde tras el humo. Sánchez no da la cara y es el Poder Judicial el que defiende el Estado de derecho.