Elías Durán de Porras | 15 de mayo de 2017
Años han tenido para hacerlo cuando estaban en el Gobierno, por lo que me temo que las intenciones son bien distintas.
Hay que entender la situación de Ferraz, en verdadero estado de sitio. Pedro Sánchez los culpabiliza, un día sí y otro también, de la permanencia de Mariano Rajoy en la Moncloa (y si nos atenemos a los avales, con cierto éxito entre las bases). Mientras, Pablo Iglesias Jr. sigue con su afán de sustituir en Ferraz el retrato del otro Pablo Iglesias por el suyo.
El PSOE podrá culpar de ello al PP y a la Iglesia, cierto, pero no debe olvidar que está jugando con los sentimientos de gente que ha sufrido durante la dictadura
Por este motivo, para marcar distancias con el PP y combatir a los que son ahora sus dos principales adversarios, los “susanistas” han decidido sacar de su tumba al dictador y hacerle cabalgar contra sus enemigos como si fuera el Cid que interpretó Charlton Heston…
La Ley de Memoria Histórica es un instrumento político muy bien pensado. En un primer momento sirvió para “maniatar” al PP, que adivinó bien el significado real de la norma: “retratarlos” como herederos de la dictadura y otorgar el privilegio único a la izquierda de repartir carnés de demócratas (algo que siempre le ha encantado). Por eso, los populares no derogaron la ley cuando pudieron, porque saben lo que se juegan si lo hacen.
Ahora, la Ley de Zapatero vuelve a ser de gran utilidad. En esta ocasión para poner a Pablo Iglesias Jr. y Pedro Sánchez en su sitio. Al primero le ha obligado a votar una proposición del PSOE, con visible malestar porque no es una iniciativa suya, y le han robado los primeros planos.
El PSOE ha vuelto a la Memoria Histórica porque todo vale en su guerra interna y externa. Susana Díaz necesita todas las armas para derrotar a Sánchez, tiempo tendrá de ajustarle las cuentas a Pablo Iglesias Jr.
Al segundo le lanzan el mensaje directo de que a “progre” y a beligerante contra el PP no le gana nadie. Y, si de paso le propina un capón a Ciudadanos (de Albert Rivera se llegó a decir que era un nuevo José Antonio), al PP y a la Iglesia católica (algo que parece que aún da réditos entre votantes de izquierda), miel sobre hojuelas.
Lo que no está claro es si han calibrado bien los ideólogos de Ferraz los efectos que a la larga puede provocar esta iniciativa. Franco está en una basílica y el texto de la ley impide la intervención en espacios religiosos. Eso puede convertirlo en papel mojado o retrasar mucho la exhumación.
El PSOE podrá culpar de ello al PP y a la Iglesia, cierto, pero no debe olvidar que está jugando con los sentimientos de gente que ha sufrido durante la dictadura. Por último, Ferraz no parece aprender la lección. Sus políticas nunca van a contentar a los que navegan a su babor, que ya han manifestado que todo lo que no sea hacer desaparecer Cuelgamuros del mapa no es suficiente.
El PSOE ha vuelto a la Memoria Histórica porque todo vale en su guerra interna y externa. Le va la vida en ello. Susana Díaz necesita todas las armas para derrotar a Sánchez, tiempo tendrá de ajustarle las cuentas a Pablo Iglesias Jr., si es que puede. La ironía de todo esto es que los restos mortales de Franco sean un arma más contra sus adversarios políticos, como ocurrió con el Cid de Samuel Bronston.
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