Jorge del Corral | 16 de agosto de 2018
Las frases de Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, permanecen en la memoria colectiva, como aquella de que «el dinero público no es de nadie». Siguiendo esta máxima, Pedro Sánchez ha creado el mayor aparato de altos cargos de la historia.
Las frases de Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, se han hecho muy populares y han quedado en la memoria colectiva. Una de las primeras, cuando fue ministra de Cultura en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue esa de que “estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie” (y quizás por esto en 2008 pasó lo que pasó). La penúltima ha sido la de calificar de agenda cultural (oficial) la asistencia privada del presidente, Pedro Sánchez, al concierto de The Killers en Castellón de La Plana, utilizando para su desplazamiento el avión oficial.
Y como el dinero público no es de nadie, el presidente, con el aliento de las frases de Carmen Calvo, ha incrementado el coste salarial del Consejo de Ministros en un 30% sobre el que tenía Mariano Rajoy (17 ministerios, frente a 13), a lo que hay que sumar el desembolso de los contribuyentes por el consecuente aumento de asesores, coches oficiales y gabinetes, que se dispara otro 25%, hasta suponer el mayor aparato de altos cargos de la historia de La Moncloa. Aunque hay que reconocer que en esto de hacer tabla rasa cuando accede al Gobierno un nuevo partido España se lleva la palma. Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), nuestro país es, con Turquía y Chile, de un total de 24, donde más cargos cambian al llegar un nuevo Ejecutivo: entre el 95 y el 100% de los gabinetes de los ministros, los secretarios y subsecretarios de Estado y los directores y subdirectores generales. En Canadá, Holanda, Japón y Noruega solo cambia entre el 0 y el 5%. Esto se llama despolitizar la Administración. Lo nuestro: politizarla hasta la náusea.
Y siguiendo con la máxima de que el dinero público no es de nadie, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE ha descargado la nómina de su Ejecutiva Federal colocando a casi el 50% de sus miembros en empresas y organismos públicos para que los haberes se paguen con ese tesoro que en su día encontró Calvo y que por no ser de nadie nunca se acaba. Gracias a esta ingeniería financiera, han desaparecido las tensiones de tesorería que sufría el PSOE desde que descendieron a 84 diputados y disminuyeron alarmantemente las transferencias públicas a la caja socialista, otra canonjía de partidos políticos, sindicatos y patronal heredada de la Transición, con la justificación de que así no tendrían tentaciones de corromperse. “Cosas veredes, Sancho, que non crederes”, que diría de nuevo Don Quijote ante los casos de corrupción que inundan los juzgados.
Y como este Gobierno, además de manejar para sus fines el dinero público que no es de nadie, va también de frases que marquen el mandato, ninguna mejor, hasta ahora, que la pronunciada por Sánchez el 3 de agosto, afirmando que su llegada a la Presidencia del Ejecutivo ha supuesto “un cambio de época”. ¡Toma ya! Habrá que estar atentos para cuando los historiadores dejen constancia de lo que había antes de Sánchez y después de Sánchez, porque estarán conmigo en que esta fecha es trascendental en la historia española y europea.
Y, para subrayar la nueva época y las diferentes agendas presidenciales, Moncloa debería elaborar varios memorándum: el de política nacional, el de política internacional, el cultural, el gastronómico, el lúdico y el vacacional. Una exhaustiva y diaria radiografía que, aunque genere más trabajo y requiera más personal y una distribución selectiva, según sea el destinatario un medio de comunicación nacional, internacional, cultural, gastronómico, lúdico o de viajes vacacionales con origen y destino en Doñana, se podrá hacer frente sin problemas al sobrecoste gracias al dinero público que, al no ser de nadie, nadie pedirá cuentas.
Y para terminar este artículo como empieza, con las frases de Carmen Calvo, citaremos su lectura para estas vacaciones: Ensayos sobre el bien y el mal, de Amelia Valcárcel, un libro con portada de un fragmento de El Jardín de las Delicias, de El Bosco, en el que las pasiones son el principal objeto de estudio: la violencia, la envidia, la tentación, la mentira, la obscenidad, el cinismo y el paisaje moral en el que habitamos. Pues ojalá le sea de provecho.
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