Jaime Mayor Oreja | 05 de mayo de 2017
Al cabo de los años, he constatado que la deformación de la verdad histórica de España, la proliferación de diversas “leyendas negras” en diferentes períodos y nuestro silencio ante ellas constituyen una de las razones por las que la crisis “en” España es ya la crisis “de” España.
Mi vida política se inició siendo yo muy joven, con 24 años, en la transición democrática y convencido de su necesidad. (…) Mi opción fue el partido político que realizó (…) la Transición: la Unión de Centro Democrático (UCD), bajo el liderazgo de Adolfo Suárez. La Transición, como toda obra humana, tuvo sus aciertos y también sus errores, pero fue esencialmente verdad. No fue una mentira.
(…) El final jurídico de la Transición fue la aprobación de la Constitución y el final político (…) fue la victoria del Partido Socialista (PSOE) en 1982. Aquella victoria también fue expresión de una verdad: la Transición estaba terminada y eso llevó al socialismo español al Gobierno, también con aciertos y desaciertos, durante 14 años consecutivos.
Más tarde, viví, con especial intensidad y proximidad, la refundación del Partido Popular (PP), que tuvo en el liderazgo de Manuel Fraga y en la personalidad de Marcelino Oreja sus necesarios impulsores en el congreso celebrado en 1989. Aquel inicio de refundación, que (…) ejecutaría José María Aznar, también fue expresión de una verdad. Con sus limitaciones, la refundación del PP fue auténtica, fue verdad, no estuvo presidida por la mentira y permitió un proyecto alternativo de gobierno 14 años después.
Durante este periodo -primero, de transición; después, socialista; y finalmente, del PP-, estuve convencido de que los españoles, elección tras elección, acertaban. Incluso en las elecciones de 1993 afirmé que los españoles habían acertado no llevándonos todavía al poder porque el equipo de nuestro futuro Gobierno, en el que me incluía, necesitaba más tiempo de rodaje y de maduración. Me atrevo a señalar que esos aciertos sucesivos de los españoles eran expresión de una verdad, en una dirección y en otra.
Sin embargo, a partir de una determinada fecha (…), la prevalencia de la mentira sobre la verdad fue acrecentándose. Es el signo más preocupante que se detecta en el ámbito público. La mentira, su prevalencia, nos deshumaniza (…). Este predominio de la mentira es la causa más profunda del desprestigio del quehacer público, que hoy adquiere en las sociedades occidentales niveles insoportables.
(…) En las últimas décadas, sobre todo en la más reciente, hemos aumentado el ritmo de evolución hacia sociedades cada vez más líquidas, alejadas (…) de valores permanentes y sólidos, alejadas de la verdad incluso como aspiración. Hemos ido destruyendo los principios pre-políticos y hemos dejado todo al albur de la evolución de los estados de opinión. El problema de las sociedades líquidas es que cada vez se hacen más líquidas, se aproximan a una sociedad gaseosa que tiende al suicidio más que a la revolución. La sociedad líquida, como los fluidos, va socavando sus propios cimientos, sus principios y sus valores. El pensamiento débil arrasa, y lo políticamente correcto exige una policía del pensamiento -en una expresión acertada y literal de Fernando García de Cortázar- para deslegitimar y marginar a los heterodoxos. Se relativiza todo o casi todo y preferimos abandonar la verdad para abrazar la mentira. Dejamos de creer.
(…) Como testigo directo en unas ocasiones y como observador privilegiado en otras (…), [he aquí un] decálogo de mentiras, un conjunto de lugares comunes que se ha ido imponiendo a partir del año 2000, fecha de la primera mayoría absoluta del PP. (…) No es que haya periodos caracterizados solo por la verdad y otros solo por la mentira. Pero hay momentos en los que la desproporción se agiganta y la intensidad de la mentira adquiere tal entidad que parece invadirlo todo. El momento en el que arranca este decálogo se inicia en el año 2000.
1ª mentira: La mayoría absoluta del PP en el año 2000 transformó el partido y especialmente a su presidente
No es cierto. (…) Sucedió básicamente lo contrario: quien cambió (…) fue la izquierda española. La izquierda aceptaba que algún día la derecha, el centro-derecha, pudiese ganar las elecciones, hecho que se produjo en 1996, pero no aceptaba que eso ocurriera de manera reiterada y duradera y que de esa mayoría relativa no se pasara de nuevo a un Gobierno de la izquierda sino a la mayoría absoluta del PP. Cambió su actitud y decidió movilizar y radicalizar a los medios de comunicación y a los políticos afines.
Evolucionamos hacia sociedades cada vez más líquidas, alejadas de valores permanentes y sólidos, alejadas de la verdad. Hemos ido destruyendo los principios pre-políticos y dejamos todo al albur de los estados de opinión
La izquierda reproducía así el comportamiento que tuvo con el Gobierno de centro-derecha en la Segunda República, periodo que bautizó gratuitamente como el “bienio negro”, expresión que pretendía justificar la formación del Frente Popular. La reacción frente al “Prestige” en las costas gallegas y la movilización por la guerra de Iraq fueron presagio y cultivo de lo que años después daría lugar al movimiento del 15-M, movimiento de los indignados en el año 2011. Es la izquierda la que cambia. Impone su “vista a la izquierda” en el ámbito cultural, político y social. Aquellos acontecimientos jalonaron un proceso de creciente radicalización populista de sus bases, que fueron germen y embrión del movimiento político y social configurado finalmente en Podemos.
2ª mentira: El atentado del 11-M de 2004 fue una acción islamista como cualquier otra
No aludo a nada que no pueda ser conocido por cualquiera, pero eso es suficiente para afirmar que sobre los hechos conocidos (…) se ha impuesto también la mentira. Porque lo que no se puede decir seriamente es que aquel atentado no tuvo como principal objetivo cambiar el rumbo de España. Y tampoco se puede decir que ese rumbo no quedara desde entonces seriamente alterado. Lo cambió, y ¡vaya si lo cambió!
(…) Aquel verano de 2004, en la Universidad de Verano de El Escorial, subrayé que el objetivo (…) de aquel atentado era inequívocamente cambiar el rumbo de España. Y por ello, nada tiene que ver con otros atentados yihadistas producidos en distintas ciudades europeas posteriormente. Por supuesto que todos ellos tienen efectos políticos y sociales, no pretendo decir lo contrario. Lo que digo es que negar que el 11-M no solo tuvo esos efectos en un grado máximo sino que fue concebido y consumado deliberadamente para tenerlos, constituye un ejercicio de ocultación de la verdad.
Con la mayoría absoluta del PP, la izquierda movilizó y radicalizó a los medios de comunicación y a los políticos afines. La radicalización populista de sus bases fue germen del movimiento configurado luego en Podemos
El resultado electoral fue nítidamente afectado por ese suceso y por el uso político y mediático que de él se hizo en los días siguientes, que pretendió y logró en buena medida hacer pasar por falsario a quien decía la verdad y hacer pasar por defensores de la verdad a quienes la ignoraron y la ultrajaron sin el menor pudor y sin que hasta la fecha se haya producido rectificación o disculpa alguna al respecto. Esa no es una cuestión que una sociedad pueda dar por cerrada sin más. Pero se ha arrojado una losa de silencio que nos obliga a convivir con la mentira en una cuestión trascendental en la historia reciente de España.
3ª mentira: El Gobierno de Rodríguez Zapatero y ETA no abrieron una negociación, que culminó en un proyecto-tipo de resolución de conflictos, en consecuencia, en un falso proceso de paz
ETA dejó de matar porque el Gobierno socialista y su presidente abrieron un proceso que no ha dejado de estar vivo y que ha vuelto a hacerse presente en un ridículo e irrelevante desarme de ETA. El precio político que se pagó fue la puesta en marcha de un proceso en el que se blanquearía y se legitimaría el proyecto político de ruptura de ETA y en el que la estrategia antiterrorista del Gobierno del PP quedaría sepultada.
Lo importante era hacerlo y no decirlo. Había que trasladar la apariencia de que nada cambiaba, para poner en marcha no cualquier otra política antiterrorista sino la contraria, la opuesta. Esta mentira exigía dos condiciones: en primer lugar (…), no decir la verdad, esconder la verdad del proceso y la verdad de los mediadores internacionales; en segundo lugar (…) hacer creer que ETA, por un lado, y Bildu o Sortu, por otro, eran dos realidades enfrentadas, inventando una supuesta rebelión de unos frente a otros. Otegi era ahora el hombre de paz capaz de rebelarse contra ETA cuando la verdad era que todo este proceso estaba liderado por la propia ETA.
4ª mentira: ETA está derrotada, los españoles hemos derrotado a ETA
Esta es una mentira consecuencia de la anterior. ETA es un proyecto de ruptura de España. Nació para destruir España, no para acabar con el franquismo, convencida de que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) sería incapaz de llevar adelante un proyecto definitivo de ruptura.
El atentado del 11-M tuvo como principal objetivo cambiar el rumbo de España. ¡Vaya si lo cambió! El resultado electoral fue nítidamente afectado por el uso político y mediático que de él se hizo en los días siguientes
Gracias a una decidida acción política impulsada por el PP; gracias singularmente a la acción extraordinariamente eficaz de las Fuerzas de Seguridad del Estado, a la acción de la Justicia, a la movilización ejemplar de las víctimas y de las organizaciones constitucionalistas, ETA tuvo que cambiar de estrategia, tuvo que dejar la vanguardia del movimiento nacionalista. Pero pactó para ello con todas las fuerzas políticas nacionalistas en Estella y en Perpiñán y luego con el Gobierno de Rodríguez Zapatero.
Con los nacionalistas (…) pactaba la ruptura como objetivo inmediato. Con Rodríguez Zapatero pactaba un nuevo escenario: una España radicalmente diferente en el ámbito político, social y territorial, una España (…) que “no la iba a conocer ni la madre que la parió” en expresión anterior y bien conocida de Alfonso Guerra. (…) Tal y como lo recuerda el último comunicado de ETA (…), este proceso, mal llamado de paz, se ponía en marcha desde la convicción en los miembros de la organización de que iba a ser un camino más útil para la fractura de España.
Una vez que ETA había dado un salto inédito en su historia, pactaba con Esquerra Republicana (ER) en Perpiñán un proyecto de ruptura como contrapartida de una tregua-trampa en Cataluña. Por todo ello, la interpretación que hoy hacen algunos basada en que la clave de lo que está pasando está en cómo se cuente, en el “relato”, no deja de ser un ridículo concurso de contadores de cuentos cuando lo que realmente está sucediendo, se cuente como se cuente, es un proceso político destructivo para España.
Tras el atentado se logró hacer pasar por falsario a quien decía la verdad y hacer pasar por defensores de la verdad a quienes la ultrajaron sin el menor pudor, sin que hasta hoy se haya producido rectificación o disculpa alguna
Cualquier relato que pretenda hacer pasar por provechoso lo que en realidad es desastroso será siempre una mentira. (…) Si pretende explicar por qué ETA ha sido derrotada aunque no lo esté, abunda en la mentira. Lo que ha producido este proceso como contrapartida al crimen es que ha legitimado a ETA, [que] se ha configurado como la alternativa política al PNV. Como consecuencia, la suma electoral de los partidos constitucionalistas en el País Vasco –PP y PSOE- queda hoy por debajo de la fuerza política de ETA. Si esto es ganar, quizás debamos reconsiderar nuestra idea de lo que es una victoria.
(…) ETA no ha alcanzado el poder en el País Vasco, pero es parte del poder en Navarra y es la alternativa real al PNV, mientras (…) los partidos constitucionalistas desempeñan un papel secundario y auxiliador del partido gobernante en el País Vasco. La derrota de ETA debe medirse en términos de avance o retroceso de su proyecto de ruptura frente a España más que por el grado de operatividad de su organización criminal. En España hemos preferido abrazar la mentira de que habíamos derrotado a ETA antes que aceptar la verdad de que ETA y el Gobierno de España negociaron y acordaron un proceso en el que Rodríguez Zapatero ofreció una España radicalmente transformada, en la que, antes que después, ETA, sin renunciar a ninguno de sus objetivos totalitarios ni cuestionarse seriamente su trayectoria criminal, alcanzaría de un modo u otro el poder.
5ª mentira: El problema catalán discurre muy mal, pero el vasco por el contrario va en la buena dirección
Esto es otra falsedad porque solo hay “un movimiento nacionalista”, fruto casi siempre de los complejos de inferioridad de los españoles. No hay un movimiento nacionalista catalán, con una determinada fuerza, y otro movimiento nacionalista vasco con otra intensidad. Hay un solo movimiento y lo que sucede es que la vanguardia y la retaguardia van cambiando.
ETA ha sido la tradicional vanguardia del movimiento nacionalista pero, cuando fue consciente de su debilidad por efecto de las buenas políticas y de la movilización social, decidió dejar de ser vanguardia. (…) Dejó el testigo en manos del Plan Ibarretxe, y cuando este demostró el corto recorrido que tenía, el testigo pasó a las instituciones gobernadas por el nacionalismo catalán. “Juntos por el Sí” viene a ser la fórmula que encontró el nacionalismo catalán para recoger el testigo del movimiento nacionalista.
(…) El nacionalismo es esencialmente un único movimiento. Por ello, hoy no nos enfrentamos a un sentimiento cultural sino a un resentimiento político. Esta es la razón por la que un grupo como Podemos, sin estructura, sin organización, sin liderazgo tanto en el País Vasco como en Cataluña, pero especializado en agitar, en canalizar y en explotar políticamente los resentimientos, puede ganar unas elecciones generales allí. Allí encuentra su clima político idóneo.
Hemos abrazado la mentira de que habíamos derrotado a ETA antes que aceptar la verdad de que ETA y el Gobierno acordaron un proceso en el que Rodríguez Zapatero le ofreció una España radicalmente transformada
El movimiento nacionalista es un vehículo sin marcha atrás. Posee la (…) inercia de la insatisfacción y del resentimiento. Ha jalonado ya tres hitos muy importantes: primero, la obtención de poder a través de las autonomías; luego, haber enunciado como irrenunciables el derecho a la autodeterminación y el derecho unilateral a la secesión; y, finalmente, la preparación de un plan para la ruptura. No tiene marcha atrás. (…) La única esperanza (…) es que el conjunto de los españoles acertemos a poner en marcha de nuevo un proyecto político y un proceso social que puedan oponerle una resistencia suficiente. Hablar de diálogo, con la ruptura como amenaza, es, una vez más, mentir. Porque, con quien solo quiere romper, el diálogo es la expresión no solo de una inutilidad sino de un error que se paga caro.
6ª mentira: La crisis era y es económica, financiera y política
Es (…) la madre de todas las mentiras. La crisis que venimos arrastrando no es estrictamente económica, financiera o política, es de carácter moral, está dentro de nosotros mismos, está en la conciencia de las personas. (…) En consecuencia, la crisis no solo no ha terminado, por el contrario se agrava cada día [y] nos sitúa en un nuevo escenario, lo que ayer y hoy ha sido y es una moda dominante: el relativismo, el actual statu quo. Y, por otro lado, frente a él, la reacción, el extremismo, el populismo.
No estamos en el final. Utilizando un símil deportivo, estamos en el intermedio (…) entre una primera parte dominada por el relativismo y una segunda parte determinada por la confrontación política y cultural. (…) En 2016, el populismo ganó en Estados Unidos y en Gran Bretaña a través del Brexit. En 2017, el escenario de confrontación entre estos dos actores será europeo. Lo ha sido en las elecciones holandesas y será en las elecciones francesas, en las elecciones británicas, en las alemanas y posiblemente en las italianas. Y no se trata solo de una confrontación electoral.
7ª mentira: No existe un Nuevo Orden Mundial, un statu quo
En esta década se ha ido acelerando el desarrollo de un Nuevo Orden Mundial (NOM), fruto de la socialización de la nada, resultado de una sociedad líquida sin valores sólidos y permanentes. Con NOM no me refiero a una especie de camarilla de conspiradores reunidos en secreto para dar forma a su capricho a las nuevas relaciones mundiales [si no] al orden cultural y social, a las preferencias políticas y de consumo, a los gustos y las aficiones, a las formas del civismo, a los medios y a las redes sociales.
Me refiero a los valores predominantes, que lo son por un largo proceso de decantación secular que ha ido dando forma al mundo del siglo XXI. (…) Es casi como una evolución del lenguaje moral en el que se comunica hoy la mayor parte de la humanidad, pero un lenguaje en el que decir algunas cosas resulta obligatorio y decir otras está prácticamente prohibido. Su principal referencia, (…) casi el único valor que hemos hecho absoluto, es el dinero, que es la máxima expresión del estado líquido. (…) ¡Pero claro que se ha ido configurando un nuevo orden mundial!
El nacionalismo es un vehículo sin marcha atrás. Posee la inercia de la insatisfacción y del resentimiento. Hablar de diálogo con la ruptura como amenaza es, una vez más, mentir. Con quien solo quiere romper, el diálogo es una inutilidad y un error que se paga caro
No tiene un comité ejecutivo, ni una dirección permanente, pero es una realidad viva que se hace presente crecientemente. Ayer fue evanescente, opaco, hoy emerge con más claridad ante la sonora presencia de la reacción, del extremo opuesto. En Holanda, el statu quo se ha transformado en coalición una vez resistido el desafío populista; en Francia (…) la figura de Macron ha sustituido a los dos partidos políticos tradicionales, para enfrentarse al extremismo de Marine le Pen.
8ª mentira: El Nuevo Orden Mundial es inocuo para los valores cristianos
Ese NOM tiene una obsesión enfermiza, patológica, para destruir los valores cristianos, en términos de civilización, y reemplazarlos por la nada. Entre estos valores cito como ejemplo: el valor de la vida, la naturaleza del matrimonio y la familia, el profundo y noble significado de la obligación y el sacrificio… Durante mucho tiempo hemos preferido obviar, esconder, ocultar el fenómeno del relativismo, que se ha hecho moda dominante, que se ha apoderado de la mayoría de los medios de comunicación. Hemos preferido esconder que este tipo de sociedad es la causa de lo que nos sucede.
Porque las consecuencias son el extremismo y el populismo, por un lado, y la exacerbación del islamismo, por otro. Paradójicamente, el árbol de la nada produce el fruto del extremismo. El exceso de comodidad, de lo políticamente correcto, concluye en el exceso de lo políticamente incorrecto.
La crisis moral no solo no ha terminado sino que se agrava cada día. Nos sitúa en un nuevo escenario, en el que hay una moda dominante, el relativismo, y frente a él, como reacción, el extremismo, el populismo
No es suficiente condenar (…) los riesgos que encierran el extremismo y el populismo. Es preciso rectificar, ser capaces de abordar la socialización de la nada que sufrimos. No es suficiente escandalizarnos con Le Pen, Mélenchon, Podemos, Trump, Wilder -esto es la reacción al relativismo-, sin abordar la causa profunda de lo que hoy sucede. Tenemos que ser capaces de alejarnos de la nada, de un laicismo obsesivo; y, sobre todo, tenemos que ser capaces de abandonar la actitud basada en la incomparecencia cultural de nuestras convicciones.
9ª mentira: El debate político es el de siempre, nada ha cambiado
Afirmar esta mentira (…) es lo que probablemente más gustaría, pero no es verdad, es una mentira más. Se prefiere pensar (…) que todo sigue igual, que hay un debate entre izquierda y derecha, entre cristiano-demócratas y social-demócratas, entre liberales y socialistas. Pero hoy el único debate que se produce es el protagonizado por el statu quo relativista, por un lado, y el extremismo o populismo, por otro. (…) Empezando por España. El populismo estuvo a punto de gobernar España tras las elecciones generales, una vez que se pusieron las bases de un pseudo-Frente Popular que arrojaron los pactos municipales en 2015. Esto es hoy la expresión española del debate que he descrito, con todos los riesgos que conlleva para el Partido Socialista y, en definitiva, para todos nosotros. El debate entre el NOM y el populismo está fracturando el PSOE.
10ª mentira: En este nuevo y único debate, lo más urgente es nuestro alineamiento, bien sea con el orden mundial o con el populismo
No oculto mi total desconfianza hacia unos y otros, porque ninguno es capaz de diagnosticar la naturaleza de la crisis que padecemos. Hay muchos como yo que nos sentimos huérfanos en lo político y en lo social, porque no queremos ser arrastrados ni por el NOM ni por el extremismo reactivo. Pero no podemos ni debemos estar en la equidistancia (…). Estamos obligados a ofrecer una visión diferente de la crisis total que padecemos.
El nuevo orden mundial tiene la obsesión enfermiza de destruir los valores cristianos y reemplazarlos por la nada. Entre ellos están el valor de la vida, la naturaleza del matrimonio y la familia, el profundo y noble significado de la obligación y el sacrificio
Tenemos la obligación de ir a la raíz de lo que nos sucede, y contarlo. Sabiendo que al afrontar un problema no es lo mismo abrazar el extremo que buscar su raíz. Lo más urgente es buscar la verdad, decir la verdad, sufrir por decir la verdad, si es necesario; probablemente, desde la fortaleza de la soledad. La incertidumbre preside nuestro presente. La crisis es moral, está en el corazón y en las conciencias de las personas. La incertidumbre es de tal magnitud que intentar acuñar una nueva respuesta ante la pregunta de qué va a suceder mañana lleva como mucho a un prudente ¡ya se verá!
A modo de conclusión.
La gravedad del mal que sufren las sociedades líquidas radica en que la mentira fluye por ellas, cada vez más fácilmente, con menos resistencia. Una mentira (…) en nuestro ámbito personal, familiar o profesional constituye un salto en el vacío, un paso más hacia la evaporación de nuestra familia y de nuestra sociedad. Además, una mentira exige otra mentira, por lo que un salto en el vacío requiere otro salto en el vacío, y luego otro más. Una mentira no se agota en sí misma, exige una serie sucesiva de mentiras. (…) Una sociedad líquida, sin valores permanentes, va multiplicando los saltos en el vacío.
(…) La mentira se utiliza, se propaga, es normalmente cómoda y sale barata, salvo para la conciencia. La verdad es desagradable, incómoda. La verdad es mejor no escucharla. Casi siempre, hoy, se despacha con la indiferencia, entra por un oído y sale por otro. Ni siquiera genera polémica, no es ni siquiera provocativa. Pero tenemos la obligación de entender que el necesario fortalecimiento de España pasa por trabajar y sufrir en la búsqueda y en el fortalecimiento de la verdad. Y después de entenderlo, hacerlo.