Redacción El Debate | 21 de abril de 2017
Pablo Casado: Con extrañeza, nos sorprendió, pero también con tranquilidad. Nosotros no tenemos nada que ocultar, pero tenemos que respetar las decisiones de la justicia sin necesidad de compartirlas. En este caso, no las compartimos por tres razones fundamentales. En primer lugar, porque no tiene nada que aportar a esa causa como testigo, ya que no tenía ninguna responsabilidad sobre las campañas electorales en Pozuelo y Majadahona en el año 2003; para empezar, porque la Nacional [Dirección] no se ocupa de las campañas municipales de los más de 8.000 municipios que hay en España.
Rajoy no tiene nada que aportar a la causa de Gürtel como testigo, ya que no tenía ninguna responsabilidad sobre las campañas electorales en Pozuelo y Majadahona en el año 2003
En segundo lugar, porque los antecedentes del mismo tribunal, tanto en febrero como en junio de 2016, dejaron muy claro que la testifical de Mariano Rajoy como vicesecretario general -en ese momento- del partido no era un testimonio que aportar a la causa. Y, en tercer lugar, porque la acusación popular tiene unos evidentes vínculos políticos con nuestros adversarios que, además de replantearnos esa figura, como ya estábamos haciendo con el Partido Socialista y con Ciudadanos, nos da a entender que probablemente se está intentando instrumentalizar esta causa con fines partidistas. Insistimos, Mariano Rajoy va a colaborar con la justicia, como no puede ser de otra forma, y así lo ha dicho; eso sí, nosotros tenemos que reivindicar su honorabilidad, la honestidad del partido y, sobre todo, trasladar a la opinión pública que esta causa está juzgando hechos de hace 14 años, que ya se conoce toda la instrucción y que en la fase de juicio oral pensamos que el presidente nacional tiene poco que aportar con su testimonio.
Justino Sinova: ¿Para ustedes es evidente entonces que hay una vinculación política en la citación de Mariano Rajoy?
Pablo Casado: Hay una vinculación política innegable en la acusación popular. De hecho, ellos no lo han negado. He oído en una entrevista en la SER que de uno de los dos abogados que lideran la acusación popular ha salido información de su vinculación con la campaña de Pedro Sánchez. No estamos hablando aquí de un tribunal que haya que recusar ni nada; nos sorprende el cambio de criterio, pero respetamos su decisión. Ahora bien, no compartimos que hace un año no fuera relevante ese testimonio y ahora sí lo sea.
La acusación popular tiene unos evidentes vínculos con nuestros adversarios políticos que nos da a entender que probablemente se está intentando instrumentalizar esta causa con fines partidistas
También estamos considerando el hecho de que, según la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, más del 90% de los casos que se ven proceden de acusación popular o de los famosos sindicatos, tan en entredicho ahora, como Manos Limpias o Ausbanc, o de asociaciones directamente vinculadas con partidos políticos, y que para no admitir a trámite una demanda tiene que tener unos defectos de forma muy evidentes, más ahora con el foco puesto contra los casos de corrupción, etc. Y que, una vez que una persona es demandada y la demanda se ha admitido a trámite, prácticamente la imputación es inmediata; la imputación es una garantía procesal, pero el coste mediático de que una persona esté imputada es muy importante. Por eso, los partidos hemos fijado más allá del Código Penal las responsabilidades políticas que exigimos a nuestros cargos. En el Partido Popular está claro y hemos delimitado que sea la apertura del juicio oral, sin ser óbice que, si esa persona es absuelta, sea reintegrada en su honorabilidad. Sin embargo, hay otros partidos que están exigiendo solo al PP, no al PSOE, que esas personas abandonen su cargo con la imputación, lo cual es algo que pensamos que conculca la igualdad de derechos y obligaciones de los españoles. Hay muchísimos casos de cargos que han sido imputados y luego la causa no ha ido a más; y también ha habido cargos juzgados y absueltos, cuya vida política y casi civil ha sido absolutamente puesta en entredicho y no ha habido rehabilitación alguna. Queremos mantener una posición de firmeza contra la corrupción, por supuesto. Lo que hay que hacer es prevenirla y sancionarla; para prevenirla, se aprobó la ley de Transparencia, la ley de alto cargo, la ley de fidelización y control de Partidos Políticos. Y, para sancionarla, la reforma del Código Penal y la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que todo esto se hizo en la pasada legislatura. Pero, más allá de estas medidas draconianas, lo que sí pedimos es que el coste mediático, que la presión de la opinión pública no sea justiciera y que las personas tengan su presunción de inocencia inalterada.
David Vicente: ¿Cómo han vivido dentro del PP lo que está aconteciendo en el PP de Madrid con la detención de Ignacio González?
Pablo Casado: Las detenciones de personas que han ocupado cargos tan relevantes siempre causan una conmoción. Y si las acusaciones acabaran siendo ciertas, para el partido serían una gran decepción y provocarían un rechazo. Nosotros tenemos la cautela de esperar a que la justicia determine cuáles son las responsabilidades en cada caso.
Ignacio González tenía cargos de responsabilidad en la Comunidad de Madrid y en el PP de Madrid y yo creo que Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre han dado a la Dirección Nacional del partido explicaciones coincidentes en cuanto a colaboración con la Justicia, a exigencia de responsabilidades -si las hay- y a confianza en que el Poder Judicial actúe de forma independiente y solvente
Lo que sí hemos hecho cuando hay un caso de detención es suspender cautelarmente de militancia. Es decir, cuando un juez que está instruyendo una causa pide a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado una detención, por las circunstancias que ellos han podido considerar, el partido actúa preventivamente suspendiendo de militancia a esa persona. Yo he escuchado las explicaciones de la presidenta del PP de Madrid, Cristina Cifuentes, diciendo que el partido va a prestar una absoluta colaboración a la justicia, y también he escuchado las explicaciones de la expresidenta del PP de Madrid y de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre diciendo que confía en que esos hechos no acaben siendo lo que se informa pero que, por supuesto, también estará a lo que se diga y es a lo que nos remitimos. Ignacio González tenía cargos de responsabilidad en el ámbito de la Comunidad de Madrid y del PP de Madrid y yo creo que Cifuentes y Aguirre han dado a la Dirección Nacional explicaciones coincidentes en cuanto a la colaboración con la justicia, a la exigencia de responsabilidades -si las hay- y a la confianza en que el Poder Judicial actúe de forma independiente y solvente.
Chema Rubio: ¿Va a tomar el PP medidas legales contra el autobús de Podemos?
Pablo Casado: En principio, sinceramente, lo que hemos hecho es ponerlo en su justa medida, y la justa medida es que es patético. Es una iniciativa pueril, absolutamente fuera de toda lógica política de una oposición. No vamos a darles la publicidad que pretenden, no vamos a ayudar a que la tengan. Si el partido que supuestamente venía a España a reescribir la historia moderna lo único que está dispuesto a aportar es la serigrafía de un autobús, en cierta forma injurioso y calumnioso, da la medida de su labor de oposición y también la tranquilidad de que poco más tienen que criticar del Gobierno.
El autobús de Podemos es una iniciativa patética, pueril, absolutamente fuera de toda lógica política de una gestión de oposición. Incluso a gente de sus propias filas les ha dado mucha vergüenza tener que defenderla
Si lo único que tiene que criticar es que haya expresidentes del Gobierno que han hecho su trabajo de forma honesta y diligente y con buenos resultados para los españoles y ellos lo único que estén aportando sea un modelo chavista, neocomunista, pues que sigan pataleando. Ladran, luego cabalgamos. Ahora, insisto, es una iniciativa patética, incluso a gente de sus propias filas les ha dado mucha vergüenza tener que defenderla. Espero que sigan muy entretenidos en la serigrafía de vehículos y, por lo menos, no monten espectáculos poco edificantes en las Cortes Generales.
Pablo Casado Muriel: Conocemos a Podemos de cara al exterior: autobuses, camisetas… pero de puertas adentro, en el Congreso, ¿cómo está siendo su actividad? ¿Hay margen para la negociación y se puede trabajar con ellos?
Pablo Casado: Podemos ha sido un bluff. En las instituciones en que han llegado a gobernar lo están haciendo mal. Por cierto, han llegado a gobernar gracias al apoyo del PSOE en Madrid, Valencia, Zaragoza, Cádiz… y, luego están también gobernando, pero con el liderazgo del PSOE, en otras comunidades autónomas y en otros ayuntamientos. Prometían lo imposible y lo impagable y luego han demostrado ser muy malos gestores.
Podemos ha sido un bluff. En las instituciones en que han llegado a gobernar, por cierto gracias al apoyo del PSOE, lo están haciendo mal. Prometían lo imposible y lo impagable y luego han demostrado ser muy malos gestores
Prometían parar los desahucios o traer más oportunidades o mejorar los servicios sociales y vemos ciudades más sucias, inversores en desbandada, turistas sin la posibilidad de nuevas infraestructuras a su servicio, debates divisorios, cosas del pasado reabriéndose para ocultar la incapacidad de gestión diaria. Ese es el legado que están dejando. En el día a día en el Congreso lo que intentan hacer es embarrar el terreno de juego para que la pelota no ruede porque no saben hacer política.
El populismo siempre hace lo mismo: penetra en las instituciones por los cauces democráticos para vaciarlas por dentro, reescribir constituciones, demoler instituciones y perpetuarse en el poder
Tienen una mecánica muy parecida a la del socialismo del siglo XXI en Latinoamérica, que intenta cargarse la liturgia democrática con los famosos juramentos, con el episodio del bebé, con los insultos en la bancada, con la propia vestimenta; esto no es una cuestión anecdótica, pues al final la liturgia, como en la Iglesia, es muy importante. El populismo siempre hace lo mismo: penetra en las instituciones por los cauces democráticos para vaciarlas por dentro, reescribir constituciones, demoler instituciones y perpetuarse en el poder. Ese es el esquema de lo que los populistas europeos a principios de siglo pasado y latinoamericanos a finales del siglo han hecho.
Lo que tenemos que hacer los no populistas es combatirlos haciéndolos innecesarios. Nosotros no podemos disfrazarnos ni intentar ser más simpáticos ni intentar ocultar la realidad ni vender programas imposibles de pagar. Tenemos que decir la verdad, aunque duela, aunque sea incluso electoralmente costosa. Y esa será la única forma de plantarles cara, porque allá donde han intentado gobernar, como en Grecia, se han dado de bruces con el muro de la realidad y no han podido llevar a cabo su programa. Allá donde han intentado desestabilizar gobiernos como en Portugal, el Partido Socialista, que llegó a la Presidencia con los votos de los populistas, está teniendo que llevar a cabo un programa liberal y de contención del déficit y les está yendo, por cierto, bastante bien.
Aunque sea un poco menos lírico y menos ‘sesentayochista’, el discurso real (“debajo de los adoquines no quiero una playa sino un buen Metro, no quiero conquistar el cielo por asalto sino asaltar las colas del paro para que haya oportunidades para todos”) da menos para el verso, pero creo que da más para la cuenta corriente y para las pensiones de la gente
Donde han intentado llevar a cabo sus programas con el reflejo de aquellos modelos a los que asesoraron y de los que se asesoraron, como es el boliviano, el ecuatoriano y el venezolano, los resultados son los que son: se están encargando de la anécdota perpetua, del insulto permanente y poco más tienen que ofrecer, porque sus ideas se han mostrado fracasadas en la historia reciente y sobre todo porque el sectarismo y la intolerancia que llevan por bandera ya no tiene cabida en la sociedad española.
Hay una imagen muy orientativa durante la investidura de Rajoy, cuando llaman a tomar el Congreso; ahí se vio que estaban ‘colgados de la brocha’, no eran creíbles. No era creíble que llamasen a tomar el Congreso en el que tienen 71 escaños; el español no será un sistema tan rígido y tan impermeable si un partido que hace apenas dos años no tenía representación parlamentaria entra como tercera fuerza. Unos colectivos que nos tiraban piedras a las puertas del Congreso en 2012 -a mí eso me ha pasado, lo he vivido- o que venían a nuestras casa a escrachearnos -a mí me ha pasado- ahora están en la alcaldía de Barcelona, son concejales en Madrid o diputados del Congreso. Nadie cree que este sistema no les permita participar y sea tan excluyente. Igual que tampoco son creíbles cuando dicen que el sistema no les representa, que este Gobierno es ilegítimo cuando les ha ganado en las urnas por segunda vez. Supuestamente, iban a ser los líderes e iban a gobernar, por cierto, pidiendo el CNI [Centro Nacional de Inteligencia], la televisión pública, el Ministerio de Interior, el de Justicia… Tampoco es creíble lo de la marea blanca, la verde, la plataforma antidesahucios, cuando en esa sesión de investidura se comprometían 600.000 nuevos puestos de trabajo para el próximo año y se daba cuenta de los 600.000 que se habían creado en ese año… La gente ya no se los cree.
Como dice el señor Sánchez Martos en el Ayuntamiento de Madrid, “no hemos venido a gestionar, sino a derribar el sistema”. Ya lo han hecho en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, lo han intentado en Grecia y lo están haciendo en alguna administración en España. No quiero que eso pase en España
La gente ya dice: “oiga, usted grite lo que quiera, pero donde usted gobierna lo único que consigue es crear paro”. Por primera vez en la historia, el Ayuntamiento de Madrid tiene una cifra de paro mayor que la Comunidad de Madrid, que no es casual. Al final la gente no les cree, la gente dice: “si este señor, además de crispar a la sociedad, de intentar reescribir la historia de España y de abrir viejas trincheras, cuando gobierna encima me empobrece y no me da oportunidades… pues yo prefiero al Gobierno que paraliza 50.000 desahucios gracias al código de buenas prácticas que a la alcaldesa que dice en su libro que paralizó 11 como jueza o a la alcaldesa que hacía escraches y ha paralizado cero“. Aunque sea un poco menos lírico y menos ‘sesentayochista’, el discurso real -“debajo de los adoquines no quiero una playa sino un buen Metro, no quiero conquistar el cielo por asalto sino asaltar las colas del paro para que haya oportunidades para todos”- da menos para el verso, pero da más para la cuenta corriente y para las pensiones de la gente.
David Vicente: ¿Usted imagina una España gobernada por Podemos en algún momento?
Pablo Casado: Ni me la imagino ni la deseo y, desde luego, trabajo día a día para que eso no suceda. Sería catastrófico. ¿Apelación al miedo? No. Es que ellos ya han asesorado a gobiernos en Venezuela. Por cierto, según los informes que se han conocido y una vez que un juez ha ratificado los pagos al rechazar una demanda contra un periodista, se sabe que se referían a la fuerza policial, la misma que el pasado 19 de abril ha matado a dos chicos en Venezuela por manifestarse pacíficamente. Y eran asesoramientos sobre cómo cohibir la libertad de los periodistas para expresar su libre opinión. Aquí, por cierto, en cuanto se les ha rascado un poquito, se les ha visto la vergüenza pues se han metido con el abrigo de una periodista, con la columna de otro compañero y han rotulado a otro periodista en el autobús. Es que ya sabemos que el socialismo del siglo XXI es mucho más aburrido que el del siglo XX y ya sabemos adónde conduce: cuando cayó el telón de acero [de la Unión Soviética] ya vimos hacia dónde corría la gente.
Mi padre todavía podía tener alguna duda cuando leía a Marx, pero cuando cae el telón ya se sabe que esa supuesta utopía, diabólica para algunos y distópica para algunos, conducía al Estrecho de Florida, en el que la gente nada solo hacia una dirección, o conduce hacia el telón de acero que la gente saltaba solo en una dirección. Es lo mismo que quieren implantar aquí. Como dice el señor Sánchez Martos en el Ayuntamiento de Madrid, “no hemos venido a gestionar, sino a derribar el sistema”. Ya lo han hecho en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, lo han intentado en Grecia, con poco éxito, y lo están haciendo en alguna administración en España. Yo no quiero que eso pase en España; eso sí, tenemos que ponernos a trabajar. Es muy importante seguir con el debate de las ideas, la batalla ideológica, el explicar las cosas, comunicarlas y luego el ir más allá de las próximas elecciones.
Aunque sea una frase manida por tópica, hay que pensar en las próximas generaciones. Ahora estamos con la ley de educación, la reforma de las pensiones, la unidad de España, el pacto antiyihadista, de seguridad y de defensa de Europa… es que esas cuestiones son para los 50 próximos años. En ese sentido, el centroderecha liberal conservador tiene que ser, una vez más, una bandera atractiva a seguir y, para ello, cuando gobernamos en minoría tenemos que apelar también a la responsabilidad de las otras fuerzas. Tenemos 137 escaños… y nos gustaría poner en marcha más cosas, como hicimos en la pasada legislatura. Hay que apelar a la responsabilidad de todos y mirar más allá de los árboles de este bosque, más allá del día a día partidista y del día a día de la comunicación mediática.
Hilda García: ¿Quién cree que será el próximo secretario general del PSOE y a quién prefiere? ¿Es realmente el PSOE el verdadero rival electoral del PP?
Pablo Casado: No voy a hacer el favor a alguien del PSOE de decir a quién prefiero [risas]. Es evidente que con Pedro Sánchez no nos hemos entendido bien, sobre todo en la última etapa.
Lo que conocimos después de la gestión de Pedro Sánchez-el pacto con Esquerra Republicana, el pacto con Podemos, la afirmación de España como nación de naciones…- era gravísimo, pero no para el PP o para la gobernabilidad de Mariano Rajoy, sino gravísimo para España
Yo creo que tomó una decisión estratégica equivocada, que fue intentar evitar la fuga de votos a Podemos pareciéndose a Podemos porque, al final, la gente siempre compra el original y no el sucedáneo. En ese sentido, lo que conocimos después -el pacto con Esquerra Republicana, el pacto con Podemos, la afirmación de España como una nación de naciones, el reconocimiento de Cataluña como una nación…- eran cosas gravísimas, pero no para el PP o para la gobernabilidad del ganador de las elecciones, Mariano Rajoy, sino gravísimas para España, sobre todo desde un partido históricamente socialdemócrata, europeísta homologable como es el PSOE. Sí es nuestro adversario principal, pero también tenemos que reconocer que es necesario en un juego de alternancia política, en un juego de un bipartidismo imperfecto, que yo sigo pensando que es un buen sistema para España.
A mí no me gusta el multipartidismo y la fragmentación parlamentaria excesiva, me gusta el bipartidismo, imperfecto cierto es, pero bipartidismo que dé estabilidad política, la estabilidad política que cotiza en bolsa. Es más, a mí me gustan las mayorías absolutas; a la gente no le gusta decirlo, pero incluso yo habría preferido a Rodríguez Zapatero con mayoría absoluta, no teniendo la excusa de hacer las cosas por geometrías variables o por pactos con unos o otros… Mayorías absolutas son los gobiernos a la americana, a la británica, que tienen un mandato de 4 años y si lo hace mal son removidos.
El bipartidismo imperfecto yo sigo pensando que es un buen sistema para España. A mí no me gusta el multipartidismo y la fragmentación parlamentaria excesiva, me gusta el bipartidismo, imperfecto cierto es, pero que da estabilidad política
Los juegos de pactos y minorías son positivos cuando enfrente tienes a personas responsables. ¿Nos da miedo gobernar en minoría? No. En España se ha gobernado casi siempre en minoría, de 12 legislaturas solo ha habido cuatro con mayoría absoluta. En esos gobiernos en minoría a los que estamos acostumbrados, tanto Rajoy como José María Aznar, y en muchas autonomías y ayuntamientos, el PP ha demostrado que sabe gobernar llegando a pactos buenos para la gente. No es positivo que los partidos bisagra al final lleven todo el peso de la política a cambio de sus votos. Por eso, ahora tenemos que trazar unas líneas de acuerdo en los pactos de Estado que se han propuesto: educativo, pensiones, violencia de género, discapacidad, mantener la postura territorial e internacional y de defensa y de seguridad de España.
En esos seis temas pensamos que podemos estar todos los constitucionalistas de acuerdo; en eso estamos trabajando y necesitamos que haya un PSOE moderado, centrado, socialdemócrata y no un partido radicalizado porque por encima de las siglas tiene que estar la responsabilidad por España. Los partidos son instrumentos para mejorar la vida de la gente. Nuestra responsabilidad en el PP es ser la casa común del centroderecha, donde estén cómodos liberales, conservadores, democristianos… donde esté cómodo todo el que no se sienta de izquierdas en España e incluso aquellos que se sintieron de izquierdas pero no están representados con las actuales fuerzas de izquierdas y tener un proyecto sugestivo, de vida en común, como diría Ortega, que represente a una mayoría social. No tenemos que conformarnos ni con la mayoría relativa ni con la mayoría absoluta, sino con la mayoría social. Tenemos que representar a la sociedad para los grandes temas que hay pendientes por hacer y siempre reivindicando la fortaleza del país.
España es un país fantástico, maravilloso. En esta crisis económica lo hemos vuelto a demostrar, ya no por las políticas del PP, que yo humildemente creo que también, pero por la fortaleza de los españoles, que hemos vuelto a liderar el mundo saliendo de una crisis en tiempo récord, creando empleo, creciendo económicamente, exportando, equilibrando la balanza por cuenta corriente…. Pues no nos quedemos en el debate cainita, doméstico, partidista… pongamos las luces largas. Para poner las luces largas, tenemos que ver al otro lado otros coches también con una amplitud de miras.
Pablo Casado Muriel: Hablaba de líneas generales de consenso. ¿Ha marcado Rajoy otra línea, en este caso roja, que obligaría a convocar elecciones?
Pablo Casado: Las líneas rojas son evidentes: la Constitución española, la unidad de España. Y también en materia económica, no como línea roja para disolver las Cortes, pero claramente fue una línea roja para aceptar la investidura -y lo dijo claramente antes de la votación- el no aceptar la demolición de las reformas fundamentales de la pasada legislatura. Lo dijo con estas palabras: “Yo no he venido a ocupar un sillón, la estabilidad política no solo depende de mi grupo parlamentario, sino de todos ustedes”.
Línea roja, claramente la unidad de España. No se va a permitir el proceso secesionista en Cataluña, no se va a permitir que se rompa la igualdad entre españoles ni que se rompa la unidad de España y por supuesto lo vamos a hacer con absoluta firmeza, pero también con absoluta atención a las necesidades reales de los catalanes, que no tienen la culpa de que haya un gobierno irresponsable en la Generalitat
Se refería a no tirar por tierra una reforma laboral, una reforma financiera, una reforma contra el déficit público, una reforma de la administración, una reforma de la unidad de mercado que han permitido a España crecer y crear empleo… Las demás reformas vamos a pelearlas, como la reforma educativa y, dentro de la negociación, el pacto educativo, porque pensamos que es bueno.
Queremos que haya un consenso para muchos años, pero vamos a defender nuestro posicionamiento. Como línea roja, claramente la unidad de España. No se va a permitir el proceso secesionista en Cataluña, no se va a permitir que se rompa la igualdad entre españoles ni que se rompa la unidad de España y, por supuesto, lo que vamos a hacer con absoluta firmeza, pero también con absoluta atención a las necesidades reales de los catalanes, que no tienen la culpa de que haya un gobierno irresponsable en la Generalitat, es seguir apelando a esa obligación porque, como siempre decimos, no es que no queramos permitirlo -que no queremos- es que no podemos, estaríamos incumpliendo la ley. Esta es la gran línea roja y, por supuesto, los compromisos internacionales.
En eso estamos de acuerdo por lo menos los grandes partidos: en cumplir con nuestros compromisos con Europa y con nuestra responsabilidad en la OTAN, en Naciones Unidas y ahora va a haber un momento en el que la política internacional, como diría Winston Churchill, es más política doméstica que nunca. Estamos más pendientes de las elecciones francesas que nunca, de las encuestas en Holanda, de lo que pasa al otro lado del Atlántico… El mundo es global y España ha de tener un rol muy importante en ese mundo global. Más aun después del brexit. El otro día escuché un símil muy bueno: la Unión Europea es como un sistema planetario y, cuando una estrella o un planeta desaparece, la realineación de órbitas tiende a que el planeta de tamaño similar ocupe esa órbita. Bueno, pues con la salida del Reino Unido, es España la que tiene que ocupar su órbita, no ya en peso económico o político sino también como puerta al Atlántico, como país estratégico para el Mediterráneo, como lo que es España. Dejó de serlo en una legislatura en la que económicamente tuvimos una crisis brutal y, en mi opinión, una política internacional muy desacertada, pero el papel histórico ahí está y hay que reivindicarlo.
David Vicente: Hablando de la unidad de España, ha dicho que con Pedro Sánchez era imposible entenderse. ¿Su victoria en el PSOE provocaría una convocatoria electoral? ¿Ve a los independentistas cada vez más acorralados?
Pablo Casado: Todo indica que Susana Díaz está mejor posicionada internamente para ganar las primarias, aunque es verdad que el resultado que obtenga Pedro Sánchez es importante también para ver cómo queda luego el PSOE. Nosotros respetamos el proceso interno de los otros partidos, igual que pedimos que respeten los nuestros.
Ya he dicho que con Pedro Sánchez era imposible llegar a acuerdos; además, negó en dos ocasiones la evidencia, que era que los que tienen la fuerza para decidir quién los preside son los españoles a través de sus votos en las urnas. Y Ciudadanos fue responsable apoyando la lista más votada, la gestora fue después responsable dejando gobernar a la lista más votada, como hemos hecho nosotros con ellos. La duración de la legislatura queremos que sea la máxima, porque la estabilidad política es buena para el crecimiento económico, que además se sigue materializando casi en su integridad en creación de empleo y porque España ahora está yendo bien. No le vendría bien, y así lo ha dicho el presidente del Gobierno, un nuevo proceso electoral y una nueva incertidumbre política.
David Vicente: ¿Ve a los independentistas cada vez más acorralados?
Pablo Casado: Está relacionado en cuanto a que el papel del PSC [Partido Socialista de Cataluña] tiene que ser también fuerte a la hora de decir que no hay cabida a un proceso secesionista. La posición del Gobierno de España está siendo fuerte, eso sí, sin entrar en provocaciones; a veces el secesionismo catalán pretendía que el Gobierno respondiera con el mismo tono que ellos emplean.
¿Por qué Cataluña va a decidir sobre el resto de España? ¿Estamos en la época de Cartagena cantón? La soberanía reside en el pueblo español en su conjunto. No es como en Gran Bretaña, con la que ellos intentan hacer analogía, donde no hay Constitución que apruebe el referéndum y la soberanía reside en Westminster, en el Parlamento. Aquí reside en el pueblo español en su conjunto, que votó mayoritaria y masivamente en Cataluña por la Constitución que todos nos dimos
El Estado español, la nación española, el reino de España es suficientemente fuerte como para responder con la ley y, si usted hace algo malo, el funcionario de turno le va a notificar qué consecuencias penales o administrativas tiene ese hecho… y ya llevamos varias inhabilitaciones y un desgaste por su parte tremendo: Unió ha desaparecido; a Convergencia, que llegó a estar casi en 80 escaños, las encuestas le dan 17; hay una fractura tremenda en el bloque independentista que hace imposible que se repita el JuntsxSí; ya no tienen grupo parlamentario en las Cortes españolas… Además, con la influencia que ha tenido la CUP, unos antisistema absolutamente radicales, que son los que están mandando en unos partidos que tradicionalmente han sido de centroderecha, nacionalistas moderados. Pero, sobre todo, cada vez se les ven más las vergüenzas, se envuelven en la señera y algunos en la estelada para tapar la corrupción sistémica durante décadas en los gobiernos nacionalistas de Cataluña. Y alguno ya empieza a ver que ese nacionalismo exacerbado, ese secesionismo, lo que viene a tapar es la corrupción de hace 30 años o, a lo mejor, la quiebra de los servicios básicos de Cataluña.
Su quimera quebraría Cataluña de por vida, la convertiría en un Estado fallido. ¿Qué sería Cataluña ahora mismo sin el apoyo del Gobierno de España? Está en bono basura, es infinanciable, estaba al 7% antes de que llegase la línea de crédito del Gobierno de España… ¿Quién pagaría las pensiones? Los 900.000 catalanes en lista de espera sanitaria, los 30.000 en lista de espera para una plaza en un geriátrico, ¿van a comer con la independencia? No, todo lo contrario
Porque cuando Artur Mas tiene que entrar en helicóptero en el Parlament, los que cercaban el Parlament no eran independentistas, no actuaban como tal, eran los de la marea blanca, los de la marea verde, los de la plataforma antidesahucios. Eso fue en 2010 y, curiosamente -no digo que hayan sido tan eficaces como para canalizarlos en su totalidad- el caldo de cultivo del nacionalismo ha ido conduciendo a esas personas que se quejaban por otros temas como la corrupción, la mala gestión de los servicios básicos… hacia el independentismo. Y de 2010 a 2012 vimos cómo mucha de esa gente que no dejaba entrar a los nacionalistas al Parlament, por gestionar mal o por ser corruptos, acaban estando en la Diada. La alternativa que nos ofrecen es imposible.
En 2012, el debate era “o cuestión fiscal o cuestión fiscal”, era algo que el Gobierno no podía dar porque entonces se rompería la solidaridad de todos los españoles y la viabilidad de la caja común del Gobierno de España. En 2016, la dicotomía es “referéndum o referéndum”, algo que no solo no nos podemos plantear ni aceptar, sino que es imposible que pueda pasar, porque, ¿dónde está el sujeto activo para el referéndum? El otro día salía una foto de una fachada de una casa del barrio de Sarriá en la que se leía “Sarriá independent”; a lo mejor Sarriá, que es un barrio muy rico de la ciudad de Barcelona, se quiere independizar del resto de barrios de Barcelona. A lo mejor podemos ver “Barcelona independent” porque no quieren financiar con sus impuestos a los de Lleida o a los de Girona. ¿Dónde está el sujeto activo? ¿Por qué Cataluña va a decidir sobre el resto de España? ¿Estamos en la época de Cartagena cantón? La soberanía reside en el pueblo español en su conjunto. No es como en Gran Bretaña, con la que ellos intentan hacer analogía, donde no hay Constitución que apruebe el referéndum y la soberanía residen en Westminster, en el Parlamento.
Aquí reside en el pueblo español en su conjunto, que votó mayoritaria y masivamente en Cataluña por la Constitución que todos nos dimos. Los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía y eso es un esfuerzo, en mi opinión, inútil, eso sí, muy divisorio. Tan divisorio que, mucho antes de que pretendan fracturar a España, están consiguiendo fracturar a Cataluña y, por eso, nuestra responsabilidad, además de ser firmes, es ser solidarios. Es que vía FLA [Fondo de Liquidez Autonómica] no falle en los servicios sociales, es que vía presupuestos se puedan seguir haciendo infraestructuras. Por cierto, se han hecho ya muchas: el AVE, el Prat, el puerto de Barcelona, el Corredor del Mediterráneo, que ya lleva 6.000 millones, ¿por qué? No porque sea bueno para Cataluña, sino porque es bueno para toda España. Iniciativas estratégicas para toda España, porque Cataluña es imprescindible y fundamental para España. Esa es la visión que tiene el PP, si hay otros que piensan distinto, tendrán que explicarlo.
Justino Sinova: Los secesionistas salen ahora con la porfía de resolver la independencia a las bravas. Junqueras dice que si no hay referéndum, declararán la independencia unilateralmente. Eso es la culminación de una locura política.
Pablo Casado: Esa es la culminación de lo antidemocrático, porque sin ley no hay democracia. La disyuntiva que ellos plantean es tremendamente falaz: “Es que ustedes no dejan sacar las urnas”. No, perdone, es que usted, si saca unas urnas fuera de la ley, está pervirtiendo la democracia, se está convirtiendo en otra cosa. Una vez dije que a mí me parecía que si se comprobasen algunas informaciones del juez Vila, se empezaría a parecer más a un sistema totalitario y xenófobo que a otra cosa. Lo puse en condicional; sin embargo, en un pleno en el Congreso de los Diputados se pidió que se me rectificara, cosa que por supuesto no se hizo, porque era la verdad, y la verdad escuece.
A los secesionistas les habría gustado que su desafío lo respondiera el jefe del Estado uniformado, a las 12 de la noche en señal única para todas las televisiones… Los delirios mesiánicos a veces llevan a pensar que eres tan relevante como para obtener una respuesta tan pasada de vueltas. Nosotros pensamos que el Estado funciona, que la justicia funciona, que las instituciones funcionan y que no es tan fácil escapar de ellas
Si ellos están haciendo listas de jueces, de desafectos y afines…; si están haciendo listas de qué funcionario se coge un moscoso [día libre] para ir a apoyar a estos señores a la puerta del juzgado…; si están haciendo listas de qué periodistas son “del régimen” o no… Eso recuerda a otro tipo de régimen, y lo hemos visto. Con Chávez, cuando hubo algunas votaciones contrarias, los nombres de los funcionarios que pidieron ir a votar aparecieron en las corcheras de hospitales y colegios para ser señalados. Eso poco tiene que ver con un sistema homologable en una democracia parlamentaria. Están pervirtiendo el Parlament de Cataluña, sacando un reglamento a capón sin dejar que se debata, haciendo una ley de desconexión y transitoriedad, que eso es una broma, haciendo el ridículo en todo el mundo, donde nadie los recibe, donde nadie los apoya, llevando a lo imposible a Cataluña. Su quimera quebraría Cataluña de por vida, la convertiría en un Estado fallido. ¿Qué sería Cataluña ahora mismo sin el apoyo del Gobierno de España? Está en bono basura, es infinanciable, estaba al 7% antes de que llegase la línea de crédito del Gobierno de España… ¿Quién va a financiar?, ¿quién pagaría las pensiones? Los 900.000 catalanes en lista de espera sanitaria, los 30.000 en lista de espera para una plaza en un geriátrico, ¿van a comer con la independencia? No, todo lo contrario. Es una irresponsabilidad, en el fondo lo es el nacionalismo populista radical que estamos viendo en los movimientos extremistas en otro países.
Esta ola nacionalista, esta ola populista, recuerda a otras cosas. Mario Vargas Llosa tiene una idea muy buena que a mí me han criticado mucho por repetir -critican hasta que un nobel diga algo-: “El populismo y el nacionalismo del siglo XXI son lo que fueron el fascismo y el comunismo en el siglo XX”. Y él lo explica: si se llegan a radicalizar como si se radicalizaron los otros; es decir, aquí nadie está diciendo que un partido nacionalista italiano sea lo mismo que fue el fascismo, lo que estamos diciendo es que la exclusión, la intolerancia, la diferenciación pueden conducir a totalitarismos perniciosos. Y esos populismos y esos nacionalismos secesionistas radicales que se empiezan a ver en Europa preocupan mucho. Algunos se ofenden, pero otros ni se molestan; a Mauricio Valiente del Ayuntamiento de Madrid no le importa que lo llamen comunista porque tiene un póster de Lenin en su despacho. Ahora que se cumplen 100 años de la Revolución Rusa, alguien debería recordarle las matanzas y las sangrías que dejó el régimen soviético: 100 millones de víctimas, según los propios archivos. Tenemos en el Ayuntamiento de la capital de España, en la Europa del siglo XXI, a personajes que reivindican a Vladimir Lenin. O tenemos a personajes como Pablo Iglesias y el propio Íñigo Errejón que reivindican el comunismo diciendo que es una panacea. Eso hay que combatirlo, porque quien olvida su historia está condenado a repetirla.
Justino Sinova: No obstante, ¿por qué hay quien entiende que la actitud del Gobierno es débil? Oyéndole a usted sobre los independentistas catalanes, nadie puede tener esa impresión, pero está bastante extendido que el Gobierno no es suficientemente enérgico con quienes ponen en riesgo la unidad de España.
Pablo Casado: Imagino que habrá opiniones para todos los gustos. Lo importante es el contenido y no el envoltorio, los decibelios que se usen o la puesta en escena… A los secesionistas les habría gustado que su desafío lo respondiera el jefe del Estado uniformado, a las 12 de la noche en señal única para todas las televisiones… Los delirios mesiánicos a veces llevan a pensar que eres tan relevante como para obtener una respuesta tan pasada de vueltas. Nosotros pensamos que el Estado funciona, que la justicia funciona, que las instituciones funcionan y que no es tan fácil escapar de ellas; si nos atenemos a las informaciones que leemos, ya ni entre ellos tienen la seguridad de que lo suyo vaya a funcionar. El número dos del antiguo partido de Convergencia ya reconoce que el candidato debería ser autonomista…
Chema Rubio: Otro tema históricamente importante para España: ¿qué es más grave, la escenificación mundial y todo lo que ha significado ETA o que esté de alguna manera en la política?
Pablo Casado: El desarme de ETA no es grave porque es una pantomima. Es decir, ETA lo que pretende ahora es blanquear su historial criminal entregando unas armas que ni siquiera están relacionadas con los 300 casos que aún quedan por resolver y, desde luego, no le damos ninguna importancia. Lo único que queremos escuchar de ETA es que pida perdón, que diga que se disculpa incondicionalmente, sin ningún tipo de show y, en tercer lugar, que ayude a esclarecer 300 crímenes impunes. Sobre que estén en las instituciones… pues fue una noticia malísima para nosotros. Fuimos al Tribunal Supremo a evitarlo y el Tribunal Constitucional validó que estuvieran.
El desarme de ETA es una pantomima. Lo que pretende ahora es blanquear su historial criminal entregando unas armas que ni siquiera están relacionadas con los 300 casos que aún quedan por resolver. Lo único que queremos escuchar de ETA es que pida perdón, que diga que se disculpa incondicionalmente, sin ningún tipo de show y, en tercer lugar, que ayude a esclarecer 300 crímenes impunes
Vuelvo a lo mismo, la respetamos, pero no nos gusta esta decisión y no nos gustó en ese momento. Y el problema es que, si pedimos a alguno en Cataluña que cumpla las resoluciones del Constitucional, nosotros también tenemos que cumplirlas, pero es verdad que nos parece una afrenta, sobre todo aquellos que se niegan a condenar la violencia y aquellos que incluso hacen apología de los presos. Aunque ahí siempre está la justicia para actuar y, por supuesto, también nosotros en caso de que haya algún tipo de acusación por parte del colectivo de las víctimas o de la propia abogacía del Estado. El relato es muy importante y hay que construir una historia que tenga vencidos, que tienen que ser los etarras asesinos, y que tenga vencedores, que tienen que ser las víctimas y la democracia española. A ETA se la ha derrotado, ni obtuvo ningún beneficio por dejar de matar ni va a tener ningún beneficio por entregar las armas si decide hacerlo.
Hilda García: Con el Gobierno de Rajoy, las familias y las empresas están menos endeudadas, pero la deuda pública roza casi el 100% del Producto Interior Bruto. ¿Qué medidas piensa adoptar el Gobierno para controlar y reducir el déficit público y la deuda pública?
Pablo Casado: Los dos asuntos, tanto el déficit público como la deuda pública, son fundamentales. Es verdad que el incremento de la deuda pública que ha habido en la pasada legislatura es prácticamente el sumatorio de todo lo que hubo que sanear: más de 20.000 millones del déficit de tarifa energético; casi 20.000 millones del déficit de facturas sin pagar en infraestructuras; casi 20.000 millones en déficit de facturas y de proveedores sanitarios; 40.000 millones al plan de proveedores autonómicos y municipales; casi 60.000 millones del fondo de liquidez autonómica… Eso es lo que incrementó la deuda.
No puede ser que, según el Informe Juncker, haya un millón de puestos en la UE sin cubrir por falta de capacitación y, al tiempo, haya países con un 40% de paro juvenil. Habrá que empezar a formar a nuestros jóvenes en los empleos que se demandan. El mundo es global y hay que adaptarse, de ahí la importancia que damos al sistema de educación
La gente dice que nosotros hemos aumentado en 10.000 millones la deuda pública; no, nosotros hemos abierto los cajones, hemos levantado las alfombras y hemos sacado a relucir lo que ya había. En la pasada legislatura se hizo una reducción del déficit tremenda, se pasó del 9% al 4,5%, y este año se cumple con la previsión de estar en el entorno pactado. Hay que seguir reduciéndolo y además hay que seguir amortizando deuda. ¿Por qué? Porque los tipos de interés están muy bajos y porque, en cuanto suban, eso se va a resentir en la proyección presupuestaria, en el coste que tiene la financiación de la deuda. En eso estamos, por eso en los presupuestos hemos seguido teniendo un gasto contenido, sobre todo en infraestructuras, y una prioridad en lo que por ahora debe ser fundamental, que es la política social, porque estamos saliendo de la crisis, se ha creado un millón y medio de trabajos, pero hay gente que lo sigue pasando mal. El 70% del presupuesto es política social. Creo recordar que en torno al 10% va a educación, más del 20% a sanidad, más del 30% pensiones y luego política social, pago de los intereses de la deuda… es decir, que mayoritariamente es para este concepto; 7 de cada 10 euros van a política social y el otro 30% está en todo lo demás: seguridad, defensa, infraestructuras. Eso por ahora es positivo. Eso sí, nosotros siempre intentamos decir a nuestros socios de investidura -y esperemos socios de presupuesto- que no hay que gastar más, que hay que gastar mejor, contener los gastos y el déficit porque, además, la austeridad es absolutamente necesaria. La gente habla de austericidio y políticas de recortes… no, no ha habido.
Hay incluso quien critica que se tendría que haber hecho más, pero hemos considerado que la gente lo pasaba mal y no podía quedarse en la cuneta; pero lo que no podemos hacer ahora es una política de gasto expansivo, más aun con ciertos condicionantes de los que ahora también estamos hablando: la curva de natalidad, la expectativa de vida, el sistema de pensiones, que cada vez tiene más beneficiarios y que cada vez entran con una pensión media más alta. Esto ya no es un debate solo nacional, sino europeo. Europa, con un 7% de la población mundial y un 25% del PIB mundial, acapara más de 50% de gasto social mundial. Lo cual es maravilloso y presumimos mucho, pero tendrá que ser sostenible, alguien tiene que pagar eso. Para eso lo que tenemos que hacer es conseguir una economía muy competitiva, muy flexible, que atraiga mucha mano de obra para que pueda pagar los impuestos con los que eso se financia. Y luego también ser eficientes en ese gasto y ser realistas y no estar todo el día criticando lo que cualquiera que haya viajado fuera un par de veces valora: y es que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo, los mejores sistemas públicos de educación del mundo y, probablemente, de los únicos sistemas de pensiones públicos del mundo, ya no digo el mejor, sino único. Eso habrá que ponerlo en valor y a lo mejor habrá que empezar a tomar también medidas de sostenibilidad si no queremos tener problemas con nuestros hijos y nietos, que nos puedan decir que cómo les hicimos esto. Si hay que pensar en las siguientes generaciones, no es solo para proyectos, sino para no hipotecarlos en los proyectos que se están realizando ahora.
Justino Sinova: Las encuestas que se vienen publicando dicen que el PP tiene un suelo muy firme y que de vez en cuando sube en intención de voto, que el suelo no es tan firme para Ciudadanos y que Podemos mantiene su cuota de voto. ¿Son datos que coinciden con las encuestas que tiene el PP?
Pablo Casado: Ni sé si realmente las hay, fuera de campaña electoral, sinceramente. Nosotros sí percibimos que tenemos una valoración positiva, probablemente también por contraste, porque la gente está moderadamente satisfecha de cómo se están gestionando estos años tan complicados. Ciudadanos quizás acuse cierta indefinición y eso tendrá un reflejo en las encuestas… o no. Y la situación de Podemos y del PSOE depende todavía mucho de la decisión interna del PSOE. En cuanto haya un liderazgo nuevo, se reposicionará mucho el voto en la izquierda. No obstante, ahora, sin unas elecciones en el horizonte, es difícil hacer proyecciones de intención de voto.
David Vicente: En el plano internacional, en el caso del brexit, ¿qué rendimiento puede sacar nuestro país?
Pablo Casado: Tenemos que situarnos en la órbita que tenía el Reino Unido y puede haber efectos positivos, como el papel estratégico más importante que alcance nuestro país. Avanzar más rápidamente en la construcción europea en temas como, por ejemplo, la política común de seguridad y defensa, a la que el Reino Unido era muy reacio. También en la unión económica, en las vertientes que quedan pendientes, como la bancaria y la fiscal. Ha sido un aldabonazo para la construcción europea que se puede ver de forma positiva. Quizás llevábamos demasiado tiempo ensimismados mirándonos el ombligo, en hacer una Constitución, en ver lo que somos, de dónde venimos… mientras el resto del mundo avanzaba. Europa, si no puede competir ni militar ni demográficamente, ha de hacerlo económicamente y eso implica muchos esfuerzos en innovación, educación, economía, competitividad, porque ahora mismo no hay empresas europeas señeras en la nueva cuarta revolución industrial, que va a tener sus efectos también negativos. Cuando hablamos del coche autónomo, nadie habla de los millones de parados que va a producir en el sector transporte, pero eso acabará pasando, como pasó en la revolución del vapor o en la revolución de la cadena de montaje o en la revolución de la robótica, que son las tres anteriores. Y siempre el saldo ha sido positivo, pero para eso te tienes que formar, te tienes que adaptar. No puede ser que, según el Informe Juncker, haya ya un millón de puestos en la UE sin cubrir por falta de capacitación y, al mismo tiempo, haya países con un 40% de paro juvenil. Habrá que empezar a formar a nuestros jóvenes en los empleos que se demandan. Habrá que tener más ingenieros, más programadores, más matemáticos, más personas que hablen idiomas… El mundo es global y hay que adaptarse, de ahí la importancia que damos al sistema de educación. Se dice que la mitad de nuestros hijos va a trabajar en empleos que aún no existen, démosles herramientas para esta revolución digital en la que, al llegar a casa y meterse en Google, pueden tener más información que la que les dan en clase; ayudémosles a trabajar en equipo, a hablar en grupo, a investigar, a aprender, a hablar no solo un idioma, sino dos o tres, a avanzar en programación o en otras materias. Eso es lo que pedíamos en la reforma educativa, eso es lo que está pidiendo Europa. Se dijo desde la cumbre de Bratislava que Europa tiene que volver a lo esencial, a lo que, por cierto, muchos veníamos diciendo. A esa Agenda de Lisboa de principios de los 2000 que hablaba de centrarnos en la competitividad de Europa, que es lo único que puede hacer sufragable y sostenible nuestro estado social del bienestar. Como consecuencias ya más periféricas para España, la deslocalización del sistema bancario de la City nos puede beneficiar, sobre todo el negocio de back office, y probablemente también el negocio con vínculo en Latinoamérica y con la banca americana. Las entidades europeas tenderán mucho a irse a sus localizaciones de origen; España, como tiene grandes bancos también en Londres, tendrá cierto beneficio; la parte regulatoria irá mucho a Fráncfort y, en cuanto al resto de banca americana, España es un país atractivo, hay oficinas disponibles, los sueldos son competitivos, hay una buena formación; quizás nos falla un poco el nivel de bilingüismo, tanto en los trabajadores como a nivel social, pero nuestro el sistema fiscal también es competitivo. Ahora, Gibraltar tiene que plantear lo que quiere hacer, pues como territorio asociado a Gran Bretaña, en cuanto el Reino Unido salga de la UE, Gibraltar va a salir y eso para su economía puede ser algo muy gravoso. Si ellos quieren seguir teniendo pasaporte comunitario, para una economía basada en los servicios, lo que deberían hacer es explorar con España fórmulas de cosoberanía o de colaboración, que ya han dicho todas las autoridades comunitarias que pasará todo siempre por el acuerdo con España y con el plácet de España. Eso es una realidad inopinable que, por mucho que los tabloides británicos quieran hacer sensacionalismo o quieran amarillear, se ha dejado muy claro por parte de la UE.
David Vicente.: ¿Cómo puede afectar el resultado de las elecciones francesas a la UE?
Pablo Casado: Seguimos con mucha atención las elecciones en Francia y con mucha preocupación. Se ha producido un tremendo desplome de los partidos tradicionales. Que el partido del Gobierno del Eliseo esté en el 8% de intención de voto… eso es algo insólito. Y hay una candidatura, la del Frente Nacional, claramente contraria a la UE; un frexit supondría un golpe tremendamente grave. Si las encuestas no se equivocan, en una segunda vuelta Macron o Fillon podrían tener oportunidades frente a Le Pen y ambos proyectos son perfectamente homologables a la política comunitaria y a la política financiera con España.
Chema Rubio: Se tambalea la democracia en Turquía, Carmena ha decidido dar la bienvenida a los refugiados a Madrid sin contar con nadie… ¿Cómo está el problema de los cupos? ¿Cuál es la postura de España?
Pablo Casado: No tengo muy claro que el verano afecte al asilo político. Suele ser una época más complicada para la emigración económica de las costas que, por cierto, se ha solventado bien con las políticas de recuperación en origen. El problema de la entrada de cayucos, la entrada de inmigración por la verja de Ceuta se ha mejorado cuando se ha logrado cooperación en origen: Senegal, Marruecos, Mauritania, y en eso la gestión de España puede ser un buen ejemplo a nivel comunitario. En cuanto a los refugiados políticos que vienen de Siria, es otro tipo de inmigración, porque son personas que quieren volver a su país; no es que a España estén llegando menos de los que nos hemos comprometido, sino que, una vez que entran en territorio comunitario, suelen querer ir a otros países más cercanos o más deseados por ellos por lo que sea. En materia de inmigración, hemos sido siempre destino preferente, no solo por inmigración ilegal, sino por la inmigración regular que, por ejemplo, nos hizo acoger a seis millones de hermanos latinoamericanos a principios de los 2000 y últimos de los 90. Por cierto, un 10% del mercado laboral en España sigue siendo de personas no nacionalizadas. En Londres hay menos españoles que alemanes y franceses, igual que hay muchos más británicos en España que españoles en Gran Bretaña. El caso de los refugiados es un drama tremendo que no se arregla poniendo carteles en la fachada de un ayuntamiento, sobre todo porque solo ponen carteles y luego no ponen otra cosa. No he visto al Ayuntamiento de Madrid ofrecer nada útil para aceptar más cuota de refugiados que, por otra parte, está aprobada por el Consejo Europeo y, por supuesto, España cumple con sus compromisos. El problema está allí, el problema está en Siria, no veamos solo la consecuencia, vamos a la causa. El problema de la guerra de seis años que lleva desangrando a Siria y causando tantas víctimas hace que Europa también tenga que pasar del buenismo; no solo preocuparnos cuando atentan los yihadistas en suelo europeo, poner peluches en las terrazas que ametrallan, poner velitas en los aeropuertos que bombardean, así no se combate el terrorismo. Al terrorismo se le combate aniquilándolo. Lo que tiene que hacer Europa es saber que tiene que estar a la altura de sus aliados, a la altura de su presupuesto de defensa, a la altura en su capacidad de intervención conjunta para erradicar el terrorismo yihadista que, por cierto, nos ha afectado a Europa mucho más que a Estados Unidos, por obvias cuestiones geográficas y, sobre todo, por cuestiones humanitarias. Lo que está pasando en Siria es una auténtica catástrofe humanitaria que lleva demasiado tiempo sucediendo y a lo mejor hay que plantearnos hasta qué punto intervenir. Desde luego, las intervenciones en países de la zona no han tenido muy buenos resultados, pero las no intervenciones tampoco lo están teniendo. Hay ahí una reflexión que hacer en el marco de la OTAN, de Naciones Unidas, del Consejo de Seguridad, en el marco de la UE, cada vez más, y en el marco de la nueva administración norteamericana, ¿qué papel juega el mundo occidental respecto a las salvajadas que están sucediendo en Siria?
Hilda García: ¿Cree que el desafío nuclear de Corea del Norte es una seria amenaza que nos puede afectar?
Pablo Casado: Como todo lo relacionado con Corea del Norte, la información que nos acaba llegando es muy difusa, en el sentido de que hay mucha provocación, mucho de mensajes antes cifrados ahora televisados y transmitidos por las redes. Estados Unidos está acertando a la hora de decir “oiga, no vamos a admitir una escalada nuclear”. Estados Unidos siempre ha sido un país solidario, a la hora de apagar guerras muy lejos y de poner muertos en las playas de países muy lejanos. En este sentido, no comparto la idea antinorteamericana de su belicismo. Es un país que ha demostrado, desde hace 100 años en Europa, que está al lado de la libertad y que asume el coste en vidas humanas y el presupuesto para defenderla. En este caso, en los últimos años del living from behind, del soft power, tras el discurso de Barack Obama en El Cairo, han tenido cosas buenas y han tenido cosas no tan buenas. Es verdad que hay programas preocupantes que no se han detenido y en este caso Estados Unidos acierta al buscar el concurso, no solo de Seúl, sino de China y de otras naciones, entre las que siempre tradicionalmente ha estado España como socio estratégico de la Alianza del Atlántico Norte y de las propias Naciones Unidas, hasta hace nada con asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, para mandar un mensaje rotundo a Pionyang, al régimen norcoreano y dejar claro que no se va a permitir que siga adelante con un programa que pone en riesgo la estabilidad mundial.
Hilda García: Una pregunta sobre usted: ¿Cuáles son sus aspiraciones políticas? ¿Se ve como futuro presidente del Gobierno de España?
Pablo Casado: No, en absoluto. La verdad es que tenemos trabajo por delante. Me gusta mucho la comunicación. Antes de ser portavoz del partido, siempre he tenido una muy buena relación con los medios. Es un encargo que me hizo mi jefe y que, más o menos, lo estamos consiguiendo: tener más presencia en los medios, tener más presencia en las redes sociales. Y luego, además, lo que he conseguido en el Congreso, durante cinco años, ya casi seis, es seguir en mi especialización, que es la política internacional. En política, como en la vida profesional, tienes que especializarte; es verdad que los portavoces o los periodistas tenemos que hacer un poquito de ‘todólogos’ para las tertulias y las entrevistas, pero es bueno mantener una especialización, porque la política siempre es temporal y cuando vuelvas a tu vida profesional tienes que seguir haciendo lo que hacías antes. Yo antes estaba en una universidad en temas de relaciones internacionales e incluso para moverme al mundo del Derecho o de la Economía, que son mis dos licenciaturas, pues eso va bien. La política internacional cada vez es más nacional y encargarme de eso a mis jefes siempre se lo he agradecido, porque siempre lo he pedido y me lo han permitido y, sinceramente, es lo que me encanta, que el mundo es demasiado grande para hablar tanto de nosotros mismos.
[vc_widget_sidebar sidebar_id=»sidebar»]