Antonio de la Torre | 20 de febrero de 2017
Desde la sorprendente irrupción en la escena política del ¿partido? hace solo tres años -poco antes de las elecciones europeas de mayo de 2014-, sucedieron muchos acontecimientos en la formación que tuvo su origen en la concentración -devenida en estercolero- del 15M durante 2011 en la Puerta del Sol, con el consentimiento -no se olvide- del dúo Zapatero/Rubalcaba, de los que después fuera su anfitrión Bono -perejil de todas las salsas- y del que todos los medios, sin distinción de línea editorial, se hicieron eco, incluso cuando ya había degenerado y se sabía quién ‘controlaba’ la protesta -un paso más del bien estudiado programa de la izquierda (no aprenderá la derecha)-.
Tras esas europeas, se vieron diferentes ‘corrientes’ en torno al Podemos Central del núcleo duro de la Complutense madrileña (Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre) -el más mediático-, que encontró ‘casa’ televisiva en Cuatro y La Sexta. Junto a ese núcleo ‘asambleario’, aparecían grupos como Izquierda Anticapitalista -“Es la hora de la gente”-, escisión de IU en 2008 y exmilitantes de Liga Comunista Revolucionaria, Teresa Rodríguez (Cádiz), Pablo Echenique (Zaragoza) -ahora reconvertido a pablista- y Miguel Urbán (Madrid); Democracia Directa (Profundización Democrática, Podemos Participar Más, Círculo Enfermeras o Iniciativa Ciudadana), partidarios de una estructura asamblearia horizontal -o sea, todos iguales- y activistas destacados del 15M, con Tania González (eurodiputada astur); por último, Podemos Confederal -en Gran Canaria, Navarra, Cataluña y País Vasco-, defensores del “estado confederal, derecho de secesión y derecho a decidir”. Una mezcla que presagiaba su difícil convivencia pese al denominador común marxista, pero ya sabemos cómo entiende la democracia esa tendencia.
La primera ‘grieta’ fue la dimisión de Monedero, salpicado por el cobro -cuando menos poco ‘transparente’- como ‘asesor’ de Venezuela y asociados, acusando a Podemos de “perder los principios y frescura del origen» y «parecerse a los partidos de la casta”.
El recinto elegido para el Congreso presagiaba lo que podía ser, una ‘charlotada’ popular con ‘lanzamiento’ de cuchillos entre los dos supervivientes. Hubo también ‘enanos’ saltarines, ‘bomberos’ torero y hasta espontáneos
Empiezan después los cismas regionales: Galicia -dimiten ocho cargos del Consejo Regional (CR), discrepantes con su secretario general (SG) disfrazadas como circunstancias personales-; Cataluña -se va Gemma Ubasart (SG), también por ‘motivos personales’ y desacuerdo «con la campaña del 27-S”, provocando la dimisión de siete miembros del Consejo Ciudadano (CC), que pasa a gestora provisional; Valencia -cinco miembros del Consejo Municipal (CM) se enfrentan con Valencia en Común, por “imponer políticas desde Madrid”, es decir, totalitarismo-; País Vasco, por diferencias con la Dirección Estatal (DE), que impuso nombres en listas de elecciones generales. Así, en año y medio, el partido se rompe en las tres ‘comunidades históricas’ y se traduce en muy pobres resultados en las elecciones autonómicas gallegas y vascas.
Después del 20D -69 diputados-, Iglesias destituye fulminantemente al secretario de Organización (SO), Sergio Pascual (marzo 2016) -“gestión deficiente que dañaba ‘gravemente’ al partido”, dijo, aunque yo creo que fue por su afinidad con Errejón-, y pone a Pablo Echenique -crítico antes-, que pidió “mayor protagonismo de los territorios, democratización y participación”. Efecto: dimite el SO Madrid, Emilio Delgado, y nueve miembros del CC, acusando a Iglesias de “golpe de mano”.
Se une a la crisis Andalucía, con Ahora Andalucía y Andalucía Plaza a Plaza, unidas contra Teresa Rodríguez por su estructura «piramidal y vertical», pidiendo una portavocía ‘coral’ y dimisiones en Sevilla denunciando “falta de debate, diálogo y decisión política en el CC”, «votaciones impuestas» y “acumulación de cargos». Completan el ‘coro’ Castilla La Mancha y su corriente crítica Imagina Podemos pidiendo neutralidad a Iglesias por apoyar al SG, García Molina, al que acusan de “llevar un año sin quórum ni legitimidad para tomar decisiones” y Canarias con acusaciones a la dirección de «falta de democracia interna, ejercicio autoritario del poder y sucursalismo político” y denuncias de “amenazas y acoso personal y político a quien discrepe o se atreva a preguntar”.
Cae también otro fundador, Luis Alegre, amigo de Iglesias, organizador de Vistalegre-1 y SG de Madrid, al que diario.es publicó recientemente el artículo “¿Qué está pasando en Podemos?”, cargando contra el equipo de Iglesias por querer «destruir el proyecto” y llamando «conspiradores y cortesanos” a Irene Montero, jefe de Gabinete, Rafa Mayoral, S RR Sociedad Civil y Juanma Del Olmo, SG Adjunto del Grupo Parlamentario (GP) “… suficientes para dar al traste con todo», y asegurando que “Pablo se dará cuenta… de que lo mataron los suyos, pero será tarde» y que «… no he encontrado nada tan dañino para Pablo y el proyecto como la camarilla que, hoy, está dispuesta a destruirlo todo con tal de no perder su condición de cortesanos».
La tercera fundadora en caer es Carolina Bescansa -«la mejor analista electoral» de España para Iglesias- que no logró un acuerdo de mínimos Iglesias-Errejón, “pasara lo que pasara en V-2”, ni abandonará el partido -pretende seguir como SG del GP- pese a rechazar ir en la lista del primero. Ella simplifica como “crisis de crecimiento” lo sucedido en Podemos.
En mi opinión, el triunfador de V-2 fue también el PP que en la Caja Mágica demostró la “magia” de Rajoy, que consiguió, tras casi un año en funciones, formar Gobierno
Con sólo dos de los cinco fundadores ‘vivos’, se llegó a V-2 con posiciones enfrentadas -política, organización y estrategia-, sin atisbo de acuerdo entre pablistas, errejonistas y anticapitalistas y un destino incierto, en el que, a priori, la mitad de la organización no iba a estar conforme. Iglesias hablaba de abandonar el partido y volver a la actividad docente ¿? si no se imponía en la votación y Errejón, desde el reto de “construir unidad desde el debate y articular lo diverso con un modelo abierto más cercano al 15-M que al PP”, había dicho que estaría “sí o sí” en la futura dirección, pidiendo no convertir V-2 en un «duelo a vida o muerte”, proponiendo que Iglesias siguiera de SG –“formamos un buen tándem”- porque “por encima de todo está el proyecto», que “nunca seré obstáculo y antes de que Iglesias dimitiera pondría el cargo a su disposición”, pero un resultado muy negativo para él podría minimizar su papel en el futuro CC y tener consecuencias.
El Congreso, organizado en mi opinión más bien para contraprogramar el del PP previsto para las mismas fechas, demostraba que, hasta el recinto elegido presagiaba lo que podía ser, una ‘charlotada’ popular con ‘lanzamiento’ de cuchillos entre los dos supervivientes del quinteto fundador. Hubo también ‘enanos’ saltarines, ‘bomberos’ torero, y hasta espontáneos
Las dos candidaturas principales, ‘Podemos para todas’ y ‘Recuperar la ilusión’, mostraron sus distancias y que la segunda no despertó la suficiente ‘ilusión’, para decepción del “alumno más brillante” -como el profesor Monedero definió a Errejón- y de su número dos y ‘escudera’ -la ‘despechugada pijoprogre’ Rita Maestre (“libertad de expresión”, decía)-. La frase de Iglesias: “las portavocías deben feminizarse”, sonó como aviso a navegantes. Pero ambos saben que Podemos perdería sin el otro y su equipo.
El siguiente paso puede ser la desaparición de IU por ‘absorción’ en Podemos o el fichaje de Pedro Sánchez
Como decía, hubo más, como Miguel Urbán y su ‘Es la hora de la gente’ -poca para él-, que se quedó con 2 sillas en el nuevo Consejo Ciudadano – un exiguo 3%- frente a las 38 -60’3%- y 23 -36’5%- de sus rivales. Tampoco faltó un espontáneo, el casi desconocido Fernando Barredo, profesor de Arte de Toledo y promotor de la corriente “Podemos en equipo”, que se autodefinió como ‘el feo de Podemos’, que reivindicó en la tribuna ser el cuarto en discordia: «¡Somos cuatro las candidaturas que estamos aquí!», dijo, recordando a Pablo Echenique que había dicho que la Comisión de Garantías era el órgano que mejor funciona en Podemos: «Es cierto que lo dijiste, ¿verdad Pablo?» -mientras el aludido asentía sonriente y ‘sacando pecho’-, para atizarle con saña a continuación: «Yo tengo que decir que… con algún matiz. Y es que una comisión de garantías que tiene ¡¡ochenta y tantos mil casos!! -gritó- sin resolver, no me parece que sea lo que mejor funciona en Podemos. Porque si lo que mejor funciona es una comisión que tiene más de ¡¡ochenta miiiil!! –gritando aún más- casos sin resolver, decidme a mí qué coño funciona aquí”. Echenique se comió la sonrisa, miró a uno y otro lado en un ‘tierra trágame’, mientras Barredo completaba su bronca: «La comisión de Garantías no puede hacer reuniones secretas que no las hace ni el Tribunal Supremo de España, y nosotros practicamos transparencia. ¿Qué tal si lo hacemos con el ejemplo?» -me sumo a esa propuesta para todos-, entre carcajadas de asistentes, caras de asombro y la música “in crescendo”. Lo dicho, una charlotada.
Lo más destacado, en fin, fue la victoria del amado ‘lidl’ -mayor que la esperada, sí, pero no tan abrumadora como se ha dicho en algunos medios- y ya veremos si, como algunos han repetido, «el fenómeno Podemos se estudiará en las universidades», aunque –añado- no sé si como una lección de éxito o de canibalismo político y autodestrucción. Yo me inclino por la segunda o, al menos, me gustaría. Creo que en la España de hoy no hace falta esta opción que, a mi juicio, alcanzó su techo electoral el 20-D pese a que el descenso en intención de voto para el 26-J la llevó al acuerdo con IU –Unidos Podemos-, aunque perdieron juntos un millón de votos en seis meses -evidencia su desgaste- pese a mantener los mismos escaños -69 y 2-. El siguiente paso puede ser la desaparición de IU por ‘absorción’ en Podemos o el fichaje de Pedro Sánchez.
Termino diciendo que, en mi opinión, el triunfador de V-2 fue también el PP que -¿casualidad?-, en la Caja Mágica demostró la “magia” de Rajoy, que consiguió, tras casi un año en funciones, formar Gobierno, reforzar su imagen ante los suyos, demostrar que no hay alternativa, por ahora, para España y dejar a su rival descolocado e incluso un poco más lejos.
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