Fernando Rayón | 12 de febrero de 2019
El revuelo montado por la designación de Manuel Muñoz como nuevo director gerente de Turismo de la Junta de Andalucía es una mala noticia. Y lo es porque el nombramiento de Juan Marín plantea de nuevo el debate sobre la incorporación de políticos independientes o miembros de otros partidos a los escalafones altos de la Administración. Una diatriba que pensábamos superada, al menos en el resto de España. Parece que no es así.
A finales del pasado mes de enero, el nuevo Gobierno andaluz empezó a hacer públicos los nombres de los segundos escalones de su Administración. El vicepresidente andaluz, Juan Marín, de Ciudadanos, anunció el nombramiento del entonces director gerente de la Empresa Pública de Turismo como nuevo director gerente de Turismo. Por encima tendría al viceconsejero, Manuel Alejandro, y al propio Juan Marín, que además es Consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local.
El vicepresidente optaba -según declaró a los medios de comunicación- por la continuidad de altos cargos del anterior Gobierno de la Junta. Reconoció que la designación se debía a “criterios profesionales”, que Muñoz dominaba el sector y que la promesa de “regeneración” no era incompatible con la continuidad de cargos de la Administración de Susana Díaz.
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Pero la defensa de algo tan obvio incluía un mensaje al presidente de la Junta, Moreno Bonilla: el PP había nombrado como consejeros a dirigentes del partido, mientras que Ciudadanos fichaba a independientes, profesionales, o funcionarios de probada trayectoria. Sin embargo, esa visión tan electoralista de Juan Marín se vio empañada por las propias palabras de Albert Rivera, al reconocer que su partido no tenía cuadros suficientes para cubrir los cargos medios de sus cinco consejerías andaluzas.
Tenía que tirar de políticos independientes, a pesar de que aquello tampoco encajaba en su pretendida imposición de primarias –al PSOE y al PP- para la elección de candidatos. No ha habido que esperar mucho para comprobar no solo que las imposiciones van contra la libertad, sino que los fichajes pueden ser interesantes para un partido como Ciudadanos, que carece de estructura en tantos lugares.
Pero el debate creció. José Carlos Díez, economista y asesor de Susana Díaz, comentó en Twiter que Cs estaba ofreciendo seguir en sus cargos a muchos integrantes de los Gobiernos socialistas “porque no tenían cuadros para sustituirlos”. Y Luis Garicano, encargado de Cs de los nombramientos económicos, le contestó criticando la práctica del PP y PSOE de entrar en las consejerías como un ejército de ocupación y echar a todos con el argumento de que «no son de los nuestros». Pues no. «Gobernaremos con los mejores, sean o no de Ciudadanos”, afirmación que sirvió a Antonio Ramírez de Arellano, anterior consejero de Economía andaluz, para concluir que Garicano admitía, así, implícitamente la cualificación del Gobierno de Susana Díaz.
Pero esta práctica, eso sí, sin tantos fuegos de artificio ni ruedas de prensa, tampoco es exclusiva de Ciudadanos. El consejero de Hacienda, Alberto García Valero, del Partido Popular, ya había comunicado la continuidad de la directora general de Minas, Natalia González, después de haber conocido por el sector de su excelente trabajo hasta entonces.
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Pero hay algunas diferencias entre el mantenimiento de Natalia González y el nombramiento de Manuel Muñoz. El anterior gerente de la Empresa Pública de Turismo manejaba un presupuesto de 48 millones de euros, que la oposición –tanto PP como Podemos- había criticado por su falta de transparencia. Manejaba grandes sumas -7,5 millones de euros en publicidad y patrocinio institucional-, por lo que Podemos denunció en el Parlamento los contratos de la empresa pública. ¿No intentará Ciudadanos justificar así su apoyo a Susana Díaz, a pesar de su promesa de levantar todas las alfombras del anterior Gobierno?
En cualquier caso, el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, aprobó en el primer Consejo de Gobierno encargar una auditoria a la Intervención General de la Junta de 12 empresas públicas; y otra de la Radio Televisión de Andalucía y Canal Sur a la Cámara de Cuentas andaluza. En mes y medio sabremos los resultados pero, por si acaso, la sociedad Turismo Andaluz no figura entre esas empresas auditadas.
Y es que esa es la cuestión, y no la designación de políticos independientes. Atrás quedan los tiempos en que el nuevo Gobierno cambiaba incluso a los directores del Prado y del Reina Sofía. La cualificación no está reñida con el trabajo desempeñado en otra Administración, ni tampoco en ser hombre o mujer. Algo extraño pasa cuando hay que recordar estas obviedades.
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