Stefanie C. Müller | 26 de septiembre de 2017
Teniendo en cuenta la cantidad de votos, Angela Merkel es, sin duda, la ganadora de las últimas elecciones generales en Alemania. A pesar de haber recibido el 33%, este resultado significa una pérdida de seis puntos porcentuales respecto a lo que anunciaban las encuestas y más de ocho si lo comparamos con el resultado de su partido hace cuatro años. En parte, estos votos se los ha llevado la ultraderecha, creada en 2013, de Alternative für Deutschland (AfD), pero también los liberales, que han resurgido y estarán, con gran probabilidad, otra vez en coalición con la CDU/CSU, tras cuatro años de gran coalición de Merkel con la SPD.
El hecho de que el resultado se haya convertido en el segundo peor de la historia del CDU está plenamente ligado a la política de Merkel con los refugiados. Porque, en el plano económico, Alemania está consolidando un crecimiento desde 2011, con un paro oficial (sin incluir a cerca de cinco millones de personas activas que cobran HartzIV, la ayuda social tras el plazo máximo de la prestación de paro de un año) en niveles muy bajos y con una población que, según las encuestas, expresa “sentirse muy bien”.
Felicito a Angela Merkel por la victoria de la @CDU en las elecciones generales. Una #Alemania fuerte en una #Europa mejor. MR
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) September 24, 2017
Los ganadores reales de estas elecciones son los liberales (FDP) y la AfD y también la sociedad alemana, que se puede ver muy bien reflejada en el Parlamento actual con todos sus miedos, objetivos a largo plazo o preocupaciones económicas: hay sólidos resultados para los Verdes (un 10%), la izquierda de la antigua DDR está presente con Die Linke (un 10%), el lobby de los empresarios se puede ver identificado con los liberales (11%), los sindicatos y obreros tienen a los socialdemócratas (22%) como segundo partido más fuerte y también esa parte de la sociedad con miedo “a lo extranjero” ha conseguido tener presencia con la AfD (13%). Además, un tercio de los sillones del nuevo Parlamento será ocupado por la CDU/CSU, que representa la parte cristiana-católica de la sociedad y el Mittelstand alemán (clase media).
Para mucha gente, la entrada de la extrema derecha es el peligro más grande al que se enfrenta Merkel en esta legislatura, pero no es la primera vez que Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, sufre un populismo de extrema derecha. Partidos de este tipo han entrado en gobiernos comunales y regionales. Pero la diferencia de AfD con partidos como NPD o Republikaner, que se han autodestruido luego por ser perseguidos por el “Verfassungsschutz” (organismo de protección de la Constitución), es su aceptación entre gente intelectual y bien formada.
Hay una parte creciente de la población alemana que nunca ha votado a un partido de extrema derecha y esta vez sí lo ha hecho, entre ellos Franz Thelen, que vive cerca de Colonia: “Ya tenemos 10 millones personas que viven en nuestro país y no tienen un pasaporte alemán. Muchos ni hablan nuestro idioma ni tienen nuestra religión. Yo no quiero trabajar y pagar impuestos para que luego otros puedan disfrutar nuestra sociedad de bienestar sin trabajar y, además, no quieren adaptarse a nuestras normas.” Como el empresario de 63 años, hay lamentablemente cada vez más personas que tienen algo muy alemán, “Überfremdung”, cuyo significado es el miedo entre los germánicos de que la “Leitkultur” alemana (cultura dominante) se pueda perder o diluir entre millones de turcos, kurdos, sirios y muchos inmigrantes de los Balcanes y de Europa del Este.
Aunque debilitada, Angela Merkel va camino a dominar la política de Alemania por 16 años ¿Cómo lo ha logrado? https://t.co/BS5h0oAihC
— BBC Mundo (@bbcmundo) September 25, 2017
Cierto es que sobre todo las culturas basadas en el islam extremo tienen más problemas en una sociedad tan abierta, ya poco religiosa y moderna como la alemana. Hay realidades paralelas de familias inmigrantes que viven al margen de todo, muchas veces actuando de manera machista contra las mujeres y contra sus propios hijos y con muchos problemas entre ellos.
Pero a diferencia de Francia, donde el partido de extrema derecha Frente Nacional, creado en 1972, es ya una institución, Alemania tiene una posibilidad real de hacer desaparecer este partido nuevo, que no tiene simpatizantes leales, según un análisis de la televisión pública alemana. Esta investigación entre el electorado de la AfD revela que muchos de los votos han sido de protesta contra Merkel y también contra Europa.
Es la parte del CDU/CSU que no es tan centrista y abierta como la canciller, que optó por este partido nacido en 2013. Lo que sí es preocupante es la energía destructiva que va a entrar con la Afd en el Parlamento alemán, reconocido por sus debates profundamente plurales y democráticos que los ciudadanos pueden seguir en directo en el propio Parlamento o desde su casa por televisión.
El problema es el caos que partidos extremistas como AfD quieren causar y solamente por ello sus votantes también están, en parte, a favor de un separatismo o nacionalismo como el catalán. Es la destrucción del espíritu europeo lo que tienen en mente, la destrucción de la armonía lo que motiva a estos partidos que se nutren solamente del odio y de la frustración de la población, como hicieron los nazis y como hace también, en parte, el presidente americano, Donald Trump. “Es una política que parte del odio y de la frustración», se puede leer en la revista política alemana Der Spiegel.
Mientras AfD y FDP se alegraron de sus éxitos, el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz fue el claro perdedor el pasado 24 de septiembre. En su discurso ante los simpatizantes, lo dejó claro: ya no habrá gran coalición con la CDU. Esta colaboración ha sido una de las razones por las cuales, según Schulz, el partido ha perdido impacto en la sociedad alemana: “Angela Merkel no deja espacio a nadie», “con ella no podemos respirar,” dijo el vicecanciller de la primera Gran Coalición con Merkel, de 2005 a 2009, Franz Münterfering, después del duelo televisivo de la canciller con su rival Schulz: “Es una mujer muy inteligente que sabe venderse. Muchos de nuestros temas los ha vendido como suyos».
Así, Alemania ahora va a entrar en otra era de coalición, que será grande, porque ahora toca la de “Jamaica”, llamada así por los colores de los partidos que la formarán: negro, amarillo y verde, que corresponden a CDU, FDP y Die Grünen.