Rafael Ortega | 23 de febrero de 2018
Por más que se empeñen algunos, la blasfemia no es humor. Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela, ha defendido que el pregón de carnaval pronunciado por el humorista Carlos Santiago “está dentro de los límites del humor”. Un monólogo en el que Carlos Santiago satirizó a la figura del apóstol y de la Virgen del Pilar con comentarios soeces, ya que hablaba de prácticas sexuales entre la Pilarica y el apóstol Santiago.
Estoy esperando alguna reacción en contra de estas blasfemias por parte de los gurús mediáticos, que ponen el grito en su cielo cuando alguien se atreve a rozar no un sentimiento, sino una forma de pensar contraria a la suya.
?Comunicado conjunto de las principales confesiones religiosas en nuestro país ante las ofensas a los sentimientos religiosos. https://t.co/fLZxzCNDup pic.twitter.com/yoxCA2EsCj
— Of. Información CEE (@prensaCEE) February 20, 2018
Naturalmente, y como se esperaba, la Iglesia no se ha callado y el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, ha lamentado las “ofensas blasfemas” del pregón satírico y, durante un acto de desagravio que se ha celebrado en la catedral compostelana, ha advertido de que “las corrientes laicistas generan cristianofobia”.
«Me hubiera gustado que nos hubiéramos encontrado para darle gracias a Dios, motivos tenemos, o pedir por necesidades que nos afectan, que no son pocas, pero el motivo de nuestro encuentro es el deseo de desagraviar a la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, y al apóstol Santiago, nuestro patrono y patrono de España, por las ofensas recibidas”. “Ni este contexto -el carnaval- ni la libertad de expresión mal entendida pueden justificar la falta del debido respeto a los demás y son carentes de buen gusto”.
Está claro que hechos como los ocurridos en Santiago nos duelen a todos los que nos manifestamos como católicos pues, además de herir nuestros sentimientos religiosos, vemos cómo no hay prácticamente reacciones, tal vez por esas corrientes laicistas a las que hacía referencia monseñor Barrio y que están generando esa cristianofobia, porque todo lo que defendemos los cristianos molesta profundamente. La burla sistemática a todo aquello que representa estar con los necesitados, como lo es también poner en evidencia la existencia de esas periferias en el primer mundo, es una aguja que se clava en aquellos que han hecho de su vida algo banal y sin ningún sentido en la trascendencia.
Por eso, tal vez, Julián Barrio en el acto de desagravio subrayó que “cuando el hombre se olvida, rechaza o pospone a Dios quiebra el sentido más profundo de sus aspiraciones y quiebra la raíz de la vida humana”. “Hay que recuperar la centralidad religiosa en la vida, que es la que hace progresar al hombre, marginar a Dios no libera al hombre y se puede vencer el miedo con la fe«.
Protección penal de los sentimientos religiosos . El caso del cartel del Carnaval en A Coruña
Por su parte, la Conferencia Episcopal Española, por boca de su portavoz y secretario general, José María Gil Tamayo, ha mostrado su solidaridad y oración con la Archidiócesis de Santiago de Compostela y ha condenado el blasfemo pregón. “La libertad de expresión no puede amparar el ataque a sentimientos religiosos. ¡Basta ya!”.
No quiero caer en lo fácil: ¿qué hubiera sucedido si el objeto de la burla hubiese sido Mahoma? Nada, porque el monologuista Carlos Santiago no se hubiera atrevido a ofender al profeta. Nosotros hubiéramos criticado de igual modo la ofensa, porque creemos que los sentimientos religiosos o las creencias de cada uno deben ser sagrados y respetados. Insistimos en que la blasfemia no es humor y me aterran, no solo un pregón como este, sino ciertos programas de televisión en cualquier horario donde los guionistas ridiculizan a sacerdotes, imágenes religiosas o templos. Eso también es blasfemia y no me vale solo con manifestaciones a través de un tuit del presidente del Gobierno: “Los pregones deberían servir para invitar a todos a la celebración, no para indignar a la mayoría”.
Mi apoyo a los vecinos de Santiago que quieren que las fiestas, como el pasado carnaval, sean momentos de respeto y convivencia, y esperan eso mismo de su ayuntamiento. Los pregones deberían servir para invitar a todos a la celebración, no para indignar a la mayoría. MR
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) February 18, 2018