José Francisco Serrano Oceja | 23 de diciembre de 2018
Ya se ve que no podemos sustraernos al canon, a las listas. De los 40 principales a los diez más vendidos. Y, hablando de la cultura y de cultura cristiana, ¿es posible pensar en los diez libros que todo cristiano debería leer? Hombre, por pensar, está claro. Ponerse a elegir, seleccionar, cribar, jerarquizar, es más complicado. Sin embargo, ahí va la propuesta.
De los diez libros que todo cristiano debería leer a lo largo de su vida, el primero y principal no es un libro, es una biblioteca: la Biblia, el Antiguo y el Nuevo testamento. Por cierto, que acaba de publicarse en España La Biblia en un año, editada por EUNSA y el Augustine Institute, una propuesta que no está nada mal.
Seguimos, y aquí empiezan a bailar los criterios. No estaría de más mezclar el criterio cronológico con el temático. Está claro que una buena introducción a todo, es decir, la esencia del cristianismo, que es el encuentro con Cristo, partiría de un imprescindible de nuestro tiempo: el Jesús de Nazaret de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que acaba de editarse de forma magnífica, en un solo volumen con nueva traducción, por Encuentro. Me sirven también algunas de las clásicas Vidas de Cristo, como por ejemplo la de G. Papini, más literaria, o la de José Luis Martín Descalzo, por hacer patria.
Dejo a un lado a los primeros autores cristianos, a los apologetas, pero me paro en dos imprescindibles, en la medida en que el primero es reflejo del Evangelio, la Didajé, en la edición de Ruiz Bueno, en la BAC, o en la de Ciudad Nueva.
Y de ahí un salto a las Confesiones de san Agustín, por no invitar al lector a leer La ciudad de Dios, que sería para iniciados, también en la edición de la BAC.
Seguimos, pues, en este arduo camino de los diez libros que todo cristiano debería leer, por la vía de la espiritualidad. Nos encontramos con san Francisco de Asís, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Francisco de Sales y san Ignacio de Loyola.
Si tengo que elegir, y ya van siendo muchos para nuestra lista de los diez libros que un cristiano debe leer, me quedo con las Florecillas, edición de la BAC, de Francisco de Asís, y la Vida de Teresa de Jesús, en la edición de Monte Carmelo. Por cierto, una nueva versión de la esencia de las Florecillas la encontramos en La sabiduría de un pobre de Eloi Leclerc, recién publicada de nuevo por Encuentro, un clásico sin duda.
De la espiritualidad, pasamos a la teología para todos. Y ahí es imprescindible la Introducción al cristianismo, en la edición de Sígueme, de Joseph Ratzinger. Y lo siento, porque se me está viendo el plumero. Es cierto que, tarde o temprano, en teología hay que leer a Tomás de Aquino. Pero esto es para posgraduados.
Vayamos a la filosofía y a la literatura. Y todavía nos queda la historia. De la filosofía apostaría por Introducción a la Filosofía cristiana, de Étienne Gilson, de la editorial Encuentro, aunque también me sirve como introducción a la filosofía la Filosofía cristiana de José María de Torre, de la editorial Palabra. Para determinadas edades, adolescentes siempre espabilados y jóvenes universitarios, yo comentaría El criterio de Jaime Balmes, de la editorial Austral.
Abramos las puertas a la literatura. No seré muy original si digo que, al menos una vez en la vida, hay que leer El Quijote, incluso como libro cristiano erasmista. Versiones hay múltiples, pero tengo que confesar que me ha enganchado la reciente de Andrés Trapiello, actualizado el lenguaje, en la editorial Destino.
También tenemos a G. K. Chesterton, Ortodoxia, y a C. S. Lewis, con sus Cartas del diablo a su sobrino, que me parecen imprescindibles. Pero, claro, ya me he pasado de diez, de los diez libros que todo cristiano debería leer.
Y eso que no me he referido al magisterio, ni a las encíclicas, ni a las historias de la Iglesia. ¿Por qué no veinte, en vez de diez libros que todo cristiano debería leer? Quizá, diez más, para la ocasión próxima.