Rafael Ortega | 23 de mayo de 2017
El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha sido nombrado como nuevo cardenal de la Iglesia por el papa Francisco. Es uno de sus hombres de confianza en España, junto con Osoro.
Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, ha sido nombrado cardenal por el Papa. La ceremonia efectiva tendrá lugar en el Consistorio que se celebrará en el Vaticano el próximo 28 de junio. Se esperaba, pero no con un anuncio tan temprano. El arzobispo emérito de Barcelona, Sistach, había cumplido 80 años el pasado 29 de abril y, por tanto, ya no era cardenal elector. El Vaticano tiene una disposición no escrita que nos habla de no nombrar a un nuevo cardenal en una diócesis donde haya otro que todavía puede ser elector y Francisco solo ha esperado 22 días para nombrar a Juan José Omella como nuevo cardenal de la Iglesia. Una birreta, inesperada para algunos, pero que otros creíamos que llegaría de cualquier forma, pues Omella es “uno de los hombres de Francisco en España” que, junto con Osoro, está alineado con la Iglesia “hospital de campaña” que quiere el Papa.
Juan José Omella nació el 21 de abril de 1946 en Cretas, un pueblo situado en la frontera de Teruel con Cataluña, donde se habla el «chapurreao», una mezcla de castellano y catalán. Estudió en el Seminario de Zaragoza y en centros de formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén. Ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1970 en Zaragoza, fue coadjutor en Calanda y vicario episcopal de Zaragoza entre 1990 y 1996. Además, durante un año, fue misionero en el Zaire. El 15 de julio de 1996, fue nombrado por san Juan Pablo II obispo titular de Sasabe y auxiliar de Zaragoza para, tres años más tarde, ser designado por el Papa obispo de Barbastro-Monzón. Actuó de administrador apostólico desde agosto de 2001 en la diócesis de Huesca y, desde el de octubre de 2001, en la de Jaca. El 8 de abril de 2004, fue nombrado obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño. El 6 de noviembre de 2015, fue nombrado arzobispo de Barcelona por el papa Francisco, cargo del que tomó posesión el 26 de diciembre.
El tándem Osoro-Omella es el que quiere Francisco para la Iglesia en España, son sus dos hombres de confianza y así quiere hacerlo saber al resto del Episcopado español
Las birretas del papa Francisco son más personales que nunca. Es más, con la designación de los cinco nuevos cardenales lo ha dejado muy claro, pues los compañeros de Omella en este consistorio son Gregorio Rosa, auxiliar de San Salvador (El Salvador); Jean Zerbo, arzobispo de Bamako (Mali); Anders Arborelius, obispo de Estocolmo (Suecia) y Louis-Marie Ling, obispo del vicariato apostólico de Paksé (Laos). Entre ellos, dos birretas inéditas e históricas. Una, a un vicario apostólico de un país con escasos católicos, como Laos, y la otra, a un obispo auxiliar por encima de su superior, el arzobispo titular de San Salvador, monseñor Escobar Alas.
También, como ha sucedió en anteriores ocasiones, muchas de las birretas de Francisco son para eclesiásticos que nadie esperaba y cuya labor en sus Iglesias particulares quiere reforzar el Papa. El tándem Osoro-Omella es el que quiere Francisco para la Iglesia en España. Son sus dos hombres de confianza y así quiere hacerlo saber al resto del Episcopado español, que vive, en parte, todavía anclado en situaciones anteriores.
Juan José Omella es la persona que ayuda a gestionar junto con el papa Francisco las denuncias por abusos sexuales a menores en el interior de la Iglesia española
Juan José Omella ha sido uno de los máximos responsables del documento de la Conferencia Episcopal Española, de 2015, “La Iglesia servidora de los pobres”, y esa es la Iglesia que también Francisco quiere para España, además de confiar plenamente en el nuevo cardenal el nombramiento de los nuevos y futuros obispos de nuestro país, que tendrá que surtirse de hombres pastores y no anclados en “ser servidos”, sino en “servir”.
A sus 71 años recién cumplidos, Juan José Omella es, además, la persona que ayuda a gestionar con el papa Francisco las denuncias por abusos sexuales a menores en el interior de la Iglesia española. Gracias a su mediación, son muchas las víctimas que han podido encontrar justicia o, al menos, ser escuchadas.
Asimismo, el Papa confía plenamente en Omella para el espinoso tema “catalán”. Un hombre de consenso y querido por todos los católicos de esa región que no quieren confrontaciones inútiles, sino diálogo permanente.
El nuevo mapa de la Iglesia española ya se va configurando. Los tiempos del Vaticano, en algunas ocasiones, son lentos. Ahora, con este nombramiento, han sido rápidos, porque las urgencias están para eso: para diagnosticar la enfermedad y poner remedio.