Patricia Santos | 06 de marzo de 2017
El Real Madrid no quiere ofender a sus seguidores musulmanes y opta por cercenar sus valores quitando la cruz que encabeza su enseña.
El Real Madrid retira la cruz de su escudo para poder llegar a la firma de un acuerdo de fabricación, distribución y venta corporativa de ropa a través de Marka, un grupo minorista que opera para la marca «Real Madrid FC», en exclusiva, en Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait, Bahrein y Omán. Parece que el acuerdo será por cinco años desde el próximo mes de marzo. Se estiman unas ganancias de 52 millones de euros. El acuerdo afecta a ropa de vestir, camisetas, polos y bañadores; sin embargo, parece que los jerséis fabricados por Adidas sí llevarán el escudo completo.
Cuenta la historia que, el 29 de junio de 1920, el rey Alfonso XIII concedió al “Madrid CF” la Corona Real para su escudo, como un símbolo de pertenencia a España, además del término «Real». ¿A quién pertenece este símbolo, al Real Madrid o, más bien, a España y a los españoles? Porque, si así fuera, el símbolo en cuestión no está sujeto a negociaciones, es inmutable y no manipulable. (Cfr. Ley 33/1981, de 5 de octubre, del Escudo de España; RD 2964/1981, de 18 de diciembre, por el que se hace público el modelo oficial del Escudo de España). Pudiera ser que el Real Madrid no sea dueño de la imagen del escudo que le fue legado en el pasado y por ello no pueda manipularla, pues no es suya.
El símbolo de la cruz está presente en las banderas de muchos países europeos; las delegaciones diplomáticas de esos gobiernos no la eliminan de sus banderas ni de los documentos oficiales empleados en sus medios de representación en países musulmanes. La identidad nacional no se negocia.
El vicepresidente de Marka, Khaled al-Mheiri, declaró a Reuters que esos países son de población mayoritariamente musulmana, por lo que “tenemos que ser cuidadosos con regiones del Golfo donde existe sensibilidad sobre productos que tienen una cruz”. Al-Mehiri recordó que el club tiene dos versiones –con y sin cruz en la corona– para su comercialización dentro o fuera del mercado árabe y que, por lo tanto, su compañía utilizará la versión sin la cruz cristiana para evitar susceptibilidades culturales. ¿Susceptibilidad de quién hacia quién? ¿Qué hay de los cristianos que viven en esos países? Ciertamente, en esos países hay mayoría musulmana, pero ¿y las minorías cristianas que allí viven? Por alguna razón, su susceptibilidad debe ser inexistente.
Si hay quienes ven la cruz como una ofensa o un ataque a día de hoy, deben hacérselo mirar. Nunca ha sido sano entrar en ese círculo de lo políticamente correcto, menos aun si esa corrección política es manifiestamente patológica
En esta época de intolerante persecución a los cristianos, ¿no hubiera sido un gesto de apoyo, un gesto solidario, ahora sí, necesario, con esos 800.000 cristianos que se juegan la vida a diario por esa cruz que a ellos les acobarda? Por otro lado, ¿qué harían los musulmanes en semejante situación? ¿Quitarían la media luna del merchandising corporativo del Al Ain, equipo de fútbol de los Emiratos Árabes, si la Unión Europea lo pidiera para poder vender dentro del territorio europeo? ¿No buscarían más bien resolver por todos los medios su cuestión, con tal de no tocar su símbolo? Los musulmanes no tienen miedo a los gestos, no les importa definirse. Parecen creer más vigorosamente que los occidentales.
Por otro lado, los futbolistas musulmanes que han pasado o que juegan hoy en el Real Madrid (Sahin, Benzema, Özil, Lass…) han lucido la camiseta con el escudo rematado por la cruz durante sus respectivas temporadas y ninguno ha puesto el menor reparo en vestirla aludiendo motivos religiosos. Cierto es que los principales patrocinadores del Real Madrid son la aerolínea Emirates (con sede en Dubai) y el fondo de inversión de Abu Dhabi, IPIC, pero tampoco consta que ninguno de los dos haya exigido ninguna modificación del escudo del Real Madrid a cambio de su patrocinio. Ante tantas otras posturas plurales entre musulmanes, uno vuelve a mirar las cifras del contrato.
52 millones de euros, de aquí a cinco años. Debe ser eso. El “pobre” club, tan necesitado de liquidez y estabilidad financiera, siempre en apuros para pagar a sus jugadores y a sus directivos… ha optado por el acuerdo y la consiguiente mutilación de su escudo. Entre “Real Madrid” o “Real Adrid”, no hay tanta diferencia, si se trata de facturar. Es solo el tercero en el ranking de los clubes deportivos millonarios del mundo, por detrás del Manchester United y del FC Barcelona. Está claro que los volúmenes millonarios que maneja el Club podrían permitir ganar 25 en vez de 52 millones, a cambio de seguir siendo ellos mismos o, simplemente, perder 52 millones para ganar identidad y dar valor a su marca.
Otros clubes como el FC Barcelona (que eliminó la cruz de San Jordi) o el Paris Saint Germain (que en su momento quitó la cuna que hacía referencia al nacimiento del santo) también decidieron eliminar los símbolos cristianos de sus escudos. Sin embargo, la calidad del propio producto y la fidelidad a la identidad han vencido a la lógica mercantilista en otras ocasiones: en el propio fútbol y en la industria automovilística, sin ir más lejos.
En esta época de intolerante persecución a los cristianos, ¿no hubiera sido un gesto de apoyo, un gesto solidario, ahora sí, necesario, con esos 800.000 cristianos que se juegan la vida a diario por esa cruz que a ellos les acobarda?
El Inter de Milán se vio expuesto en su momento a una durísima censura en Turquía por jugar el 27 de noviembre de 2010 en el San Siro un partido de la Champions League contra el Fenerbahce, con una camiseta cuyas líneas formaban una cruz roja en el fondo blanco, que conmemoraba el centenario del club. Pese a la indignación y a las presiones de los medios turcos, el equipo italiano se mantuvo en su decisión, jugó con dicha camiseta y ganó 3-0 a los turcos.
Por otra parte, está el caso de los automóviles Alfa Romeo, cuya marca incluye la cruz en su emblema y así ha permanecido intacta en su facturación, distribución y venta dentro y fuera del mercado árabe. El Alfa Romeo adquirido en Emiratos Árabes es igual que el Alfa Romeo que uno podría adquirir en Argentina, Reino Unido, Japón, Sudáfrica o Nueva Zelanda.
Todos sabemos que la terapia más eficaz para tratar algunos trastornos obsesivos consiste en no entrar en la lógica del paciente obsesionado; en hablarle desde la realidad y tratarlo con cordura y sensatez, con suavidad y firmeza, para que pueda valorar la diferencia marcada por su subjetividad respecto del mundo que le rodea. Si hay quienes ven la cruz como una ofensa o un ataque a día de hoy, deben hacérselo mirar.
Nunca ha sido sano entrar en ese círculo de lo políticamente correcto, menos aun si esa corrección política es manifiestamente patológica. Hay marcas (Adidas, Alfa Romeo, el Inter) que siguen facturando millones sin necesidad de vender su identidad a ningún perturbado, por mucho dinero que tenga. Estas marcas, frente a otras que claudican, están vendiendo también sentido común, identidad, personalidad y libertad, en un mundo plural que necesita ese tipo de testimonios.