Fernando Jiménez | 04 de febrero de 2019
Simplemente cristianos. La vida y el mensaje de los beatos mártires de Tibhirine no es un libro con un argumento lineal. Ni siquiera cuenta una historia, en el sentido de una sucesión de acontecimientos. Quien quiera conocer la biografía detallada de los siete monjes trapenses mártires y la cronología de la tragedia que se vivió en un pequeño rincón de Argelia entre la noche del 26 de marzo y el 21 de mayo de 1996 dispone de otros libros, artículos y, de modo particular, de la magnífica película De dioses y hombres (Xavier Beauvois, 2010).
Simplemente cristianos es un libro que va más allá de los hechos: apunta al mensaje espiritual y religioso que escribieron los hermanos Christian, Christophe, Luc, Michel, Bruno, Célestin y Paul no solo con su martirio, sino con la entrega cotidiana de su vida. Un mensaje que los autores (el trapense Thomas Georgeon y el vaticanista François Vayne), lejos de abstracciones teológicas, lanzan directamente, con una sencillez abrumadora, al corazón del lector.
Simplemente cristianos se fundamenta en una idea provocadora: el martirio, el hecho de haber sido asesinados por profesar la fe cristiana en tierras del Islam, no es lo que define a los monjes de Tibhirine. Lo que los define es la entrega radical y sin condiciones de su vida. Entrega que se concretó, sobre todo, en los actos cotidianos del día a día, en la vida ordinaria del monasterio y en la convivencia con las gentes de la región, de religión musulmana.
Los monjes de Tibhirine encontraban el objeto de su entrega en la liturgia, en la oración, en la lectio divina… y, con la misma intensidad, en compartir sus vidas, sus problemas y temores y el amor a Dios con sus vecinos musulmanes. Es verdad que esa entrega encontrará su sentido pascual en la donación absoluta que es el martirio, pero este no es más que un acto final de una obra de amor entrelazada toda la vida.
Al leer las páginas de Simplemente cristianos, el martirio aparece casi como una consecuencia lógica de esa entrega realizada ya en el corazón de cada uno de los hermanos, sin ampulosidad, sin afán de heroísmo; simplemente como lo más natural en quien ha conocido el amor incondicional y misericordioso de Cristo. Un amor que los monjes necesitaban irradiar a sus hermanos musulmanes, a los que se entregaron desde el primer momento, como signo de la acogida de un Dios que busca al hombre sin desconfiar de él.
Este libro es una especie de examen de conciencia acerca de la sencillez y hondura -dos cualidades absolutamente compatibles en la vida espiritual- de la vivencia cristiana y de la apertura a la entrega del lector. Es fácil sentirse interpelado por el testimonio de los beatos mártires del Atlas.
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La obra tiene un tono testimonial desde la primera página y los autores dejan hablar al corazón de los monjes, a través de numerosas citas de sus diarios personales, de homilías del prior y la aportación de dos documentos relevantes: el testamento del hermano Christian, prior del monasterio de Nuestra Señora del Atlas, y una entrevista al hermano Jean-Pierre Schumacher, superviviente de la tragedia. Las reflexiones de los protagonistas quedan actualizadas con citas de textos del papa Francisco.
Simplemente cristianos también toca el difícil tema de las relaciones entre cristianos y musulmanes, pero llamando la atención sobre el modo de relacionarse con el islam que tuvieron los hermanos de Tibhirine. Sin caer en un sincretismo relativista, supieron reconocer, en línea con el Concilio Vaticano II, los “destellos de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres” en la experiencia orante de sus vecinos musulmanes y ser, por su parte, signo de la presencia de Cristo “en el océano del islam”.