Sandra Várez | 23 de enero de 2019
Algo pasa “Konmari” podría ser el título de un nuevo fenómeno que en solo 15 días arrasa en Netflix, en la red y que se ha metido en nuestras conversaciones. Porque en medio de nuestro caos vital, después de la fiebre acumuladora de las Navidades, ha surgido una mujer -Marie Kondo- que añade a nuestros habituales propósitos de Año Nuevo un reto más: el de poner en orden nuestras casas y, con él, por qué no, nuestras vidas.
Se llama Marie Kondo, es japonesa, menudita y ha inventado un particular método de deshacerse de las cosas que, en teoría, nos sobran, para hacer más armónico nuestro entorno. Primero lo hizo con una serie de libros de superventas, después con tutoriales en YouTube y ahora Netflix ha decidido hacer una serie de ocho capítulos titulada A ordenar con Marie Kondo, que ha provocado que no se hable de otra cosa.
La gurú del orden llega a tu hogar, previa solicitud de sus servicios; entra como un soplo de aire fresco con una sonrisa de oreja a oreja y segura de que la verdadera felicidad está en despejar, ordenar, limpiar y tirar. Algunas casas son, como no podía ser de otra manera, una auténtica pocilga, para evidenciar mejor el antes y el después.
Tú entre todas tus posesiones después de ver un episodio de #MarieKondo. pic.twitter.com/QUdxe8DJGp
— Netflix España (@NetflixES) January 13, 2019
Y, tras todo un proceso de separar, doblar y concienciar al “enfermo” de que lo que tiene es un síndrome de Diógenes incipiente, la casa queda en orden y tu vida, mucho más equilibrada. Marie Kondo se inspira en una máxima muy propia de la filosofía feng shui, basada en el «ordena tu entorno y ordenarás tu mente». Porque, siguiendo con la filosofía, la energía necesita espacios despejados y libres para fluir libremente.
Su método de organización no es tampoco muy nuevo: ordenar por categorías, no dispersar los objetos, despejar los espacios y dejar todo a la vista es un estilo muy usado en decoración y en el mundo del diseño de interiores. La novedad está en su particular forma de doblar la ropa de forma vertical hasta que quede un bloque compacto (muy poco práctico cuando buscas en un cajón a oscuras para no despertar a toda la familia), y en su ritual para despedirse de los objetos, dándoles las gracias o preguntándose por el sentido de su existencia.
Un ceremonial que, en ocasiones, va acompañado de auténticos dramas protagonizados por los dueños de los trastos, ya sean zapatos, bragas o calcetines. Con este denominado «método Konmari», la japonesa imparte conferencias y seminarios, cuya asistencia puede llegar a costar hasta 2.000 euros (los próximos son el 29 y 31 de marzo en Nueva York y el 5 y 7 de abril en Londres, pero ya no hay plazas disponibles). Marie Kondo ha reclutado todo un ejército de seguidores, que se inspiran en su método para organizar cocinas, armarios y cajones.
Pero su rayo exterminador va también dirigido a los libros. Cree que no son necesarios más de 30, el resto de la biblioteca sobra o desestabiliza, y es ahí donde se ha granjeado sus mayores críticas. Porque los libros son algo más que trastos, cosas usadas o pequeños recuerdos. Y, para los amantes de las grandes bibliotecas, esto es lo mismo que un sacrilegio.
Black Friday. Aprender a vivir en un mundo dirigido a comprar mucho y sin necesidad
No es cómodo, ni estético, ni agradable, ni tranquilizador vivir en medio de un caos. ¿Quién no se pone de mal humor cuando no encuentra nada, cuando tira de un libro y cae un marco de fotos sobre su cabeza, o cuando es incapaz de cerrar la puerta de un armario donde no cabe una chaqueta más? ¿O quién no ha encontrado en vaciar y organizar armarios, en romper papeles y en dejar libres sus estanterías casi una terapia contra el estrés?
Pero convertir esto en una obsesión puede ser aún más estresante, frustrante e, incluso, alienante. Además, una “casa removida” es una casa con vida, un lugar donde nada es previsible, donde puede aparecer de repente debajo de un sofá el calcetín que creías perdido, donde las zapatillas no siempre están donde las zapatillas y donde es posible encontrar la sorpresa del roscón de hace 3 Navidades en el cajón de los cubiertos o el botellero de la cocina. Y si, de repente, la quieres tirar, no es necesario hacer todo un ritual para discernir si va o no al cubo de la basura.
No tiene mucho sentido arrojarse en los brazos del Black Friday, del día sin IVA o del «compro ahora, que ya me lo pondré» y luego contratar a una gurú que te enseñe a vivir con un poco menos. Quizá la clave está en necesitar menos. Y eso también es armonía y, sobre todo, libertad.