Juan Milián Querol | 09 de junio de 2021
Esquerra Republicana no renunciará al unilateralismo, pero busca un camino más rápido y seguro hacia la independencia, y el PSOE se lo está asfaltando.
Lo ha vuelto a hacer. Él no avisa. En todo caso, hace lo contrario de lo que promete. Pedro Sánchez aseguró que no pactaría con los independentistas y que, con él, se acabarían los «indultos políticos» en España. «Os digo una cosa: ¿qué dicen aquellos que me acusaban de ser un político que haría todo por el poder y que estaba dispuesto a pactar con los independentistas, todo con tal de ser presidente del Gobierno? Ahora callan», presumía Sánchez. Pues no. No vamos a callar. Decimos que teníamos razón y que tú, mentiroso compulsivo, vas a cometer un error fatal: por mantenerte unos meses más en la Moncloa vas a sacrificar el futuro del constitucionalismo en Cataluña.
El Mandela -Ábalos dixit– Oriol Junqueras acaba de publicar, en la web de La Sexta y el diario Ara, una carta que es la enésima jugada maestra, la enésima astucia, el enésimo engaño. Viene a decir que no repetirá el golpe a la democracia si le dan lo que pide. Faltaría más. ERC no renunciará al unilateralismo, pero busca un camino más rápido y seguro hacia la independencia, y el PSOE se lo está asfaltando. Después de los indultos, seguirán exigiendo un referéndum antidemocrático, un referéndum para convertir en extranjeros a una gran parte de nuestra sociedad, un referéndum para robarnos una gran parte de nuestro país. Los indultos no servirán a la concordia, porque son su contrario.
En la misiva se refiere a los catalanes no independentistas: «Quiero volver a extender la mano a todos aquellos que se hayan podido sentir excluidos, porque nuestro objetivo debe ser justamente el de construir un futuro que incluya a todos». No pide perdón. Al revés, nos perdona la vida por no haberle entendido cuando pretendió imponer un régimen autoritario en los plenos del 6 y 7 de septiembre de 2017. No hay arrepentimiento. No hay reconocimiento del enorme daño que hizo a Cataluña. Simplemente «extiende la mando» para conseguir lo que en ERC llaman «ampliar la base», es decir, engañar a unos cuantos más para alcanzar una mayoría social que les permita un nuevo golpe, esta vez, con más garantías de éxito.
El nacionalismo, siempre tan narcisista, solía preguntarse cuál era la oferta de España a los independentistas. Bien podríamos preguntarnos ahora cuál es la oferta de la Generalitat controlada por el partido de Junqueras a los constitucionalistas catalanes. TV3 sigue insultándonos a todas horas. Siguen derrochando dinero público en propaganda contra España por todo el mundo. Siguen tratando el español como una lengua extranjera. Siguen conculcando los derechos individuales de los catalanes no nacionalistas. No solo prometen volverlo a hacer, siguen haciéndolo. No esperan a los indultos. Los pilares del procés siguen en pie. Ellos no buscan ninguna concordia con los catalanes no independentistas, ni siquiera con los equidistantes.
Si realmente quiere concordia, el Gobierno español debería premiar el buen compartimiento y el civismo de los constitucionalistas catalanes, en lugar de incentivar un segundo «procés» reforzando a los independentistas
Sin ir más lejos, este martes 8 de junio empezaban las pruebas de la selectividad y la Generalitat aprovechó, como en todo, para discriminar a los estudiantes castellanoparlantes. A instancias de la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) había acordado que se ofrecieran los exámenes en catalán, castellano y aranés, ya que «la elección de la lengua de los enunciados de examen no puede venir determinada por la Administración y, en su lugar, deberán estar disponibles en las tres lenguas cooficiales y se ofrecerá de forma individual al alumno la opción de escogerlos en el idioma oficial que estime». No obstante, la consejera del ramo, Gemma Geis, anunció rápidamente que la Generalitat desobedecería al Tribunal: «Las pruebas de acceso a la universidad no se tocan». Los derechos de los estudiantes, sin embargo, se pisotean.
No hay que esperar a nada para activar las alertas, porque nunca dejaron de implementar el plan de Jordi Pujol y sus sucesores, un plan de homogeneización social que premia al palmero mediocre y aísla al discrepante, destruyendo la libertad y la igualdad de oportunidades. El «ho tornarem a fer» no es una promesa, es una realidad constante e implacable. Así, la decadencia de Cataluña avanza a medida que lo hace el plan, con independencia o sin ella, porque el problema es un nacionalismo de imposible moderación. Si realmente quiere concordia, el Gobierno español debería premiar el buen compartimiento y el civismo de los constitucionalistas catalanes, en lugar de incentivar un segundo procés reforzando a los independentistas.
Lamentablemente, Sánchez solo mira por su butaca en el Falcon y prefiere la libertad de sus socios condenados que la libertad de los catalanes que no se saltan la ley. Esos catalanes, que sufrieron la fractura social, que temen que las empresas sigan marchándose y que ven con angustia la decadencia de su tierra, quedan ahora en el desamparo.
La portavoz de Unión78 afirma que este próximo 13 de junio en la Plaza de Colón «a Sánchez le tiene que quedar claro que, quizás, él siga adelante con sus indultos, pero que los españoles no lo vamos a indultar a él».
El vicesecretario de Comunicación del PP afirma que «si Sánchez decide conceder el indulto a los secesionistas, la legislatura está acabada».