Guillermo Garabito | 24 de junio de 2021
Ya estamos en esa España prometida que nos vendía el PSOE como la meta de todo españolito demócrata, ese país que no se lo saltaría ni un vegano porque sería todo concordia rosa y aire puro, primera potencia del mundo cuando se indultase a los políticos independentistas.
Ya están indultados los golpistas catalanes y Cataluña sigue igual. Y España entera. Es verano, anochece pasadas las diez de la noche, la luz sigue saliendo por un pico de la cara y en Cataluña continua habiendo una mitad de catalanes que no quiere dejar a la otra mitad que sean españoles, ni hablen, ni trabajen, ni estudien o siquiera piensen en español, porque los indultos no han servido para nada.
España hoy es la misma que el martes antes de que el Consejo de Ministros aprobara los indultos para pagarle a Pedro Sánchez unos meses más el alquiler de La Moncloa. Quedan tipos que compran libros de Belén Esteban sin que les apunten con una pistola, y otros –también los menos por suerte– que siguen pensando que las vacunas las carga Bill Gates, porque España sigue siendo la misma… El precio era sacar de la cárcel a Junqueras y a los otros ocho condenados por sedición después de declarar la república más corta de la historia saltándose la Constitución y todas las leyes que pillaron por delante, como kamikazes, una tarde de octubre de la que ni se arrepienten, ni reniegan.
España hoy sigue siendo igual que antes de ayer, la deuda pública asciende a más del ciento veinte por cien del PIB y tenemos más de cuatro millones de parados. Esta España es la misma porque a Pedro Sánchez sólo le importa su persona, ni siquiera Junqueras, ni mucho menos los españoles –incluidos todos esos catalanes constitucionalistas e incluso los independentistas– a los que el Ejecutivo ha dado de lado. El Gobierno mintió a los españoles y el PSOE traiciona a sus votantes, una vez detrás de otra, y resuenan sus mentiras ya como pedradas en una puerta de chapa. Aún así aquí seguimos, según Tezanos, porque España sigue siendo la misma.
Ese reducto al oeste de Europa donde todavía quedan tipos a los que les gusta que les mientan abiertamente, les sodomicen la memoria y especulen con su futuro y el de sus hijos. Eso sí, mientras lo haga la izquierda porque así se sienten más demócratas –pero demócratas de los de Biden. Pedro Sánchez desde lo de Bruselas quiere que le llamen Peter Biden–, ecofriendly y menos fachas, colonialistas, heteronormativos y todo ese opio que la izquierda mete en vena a sus votantes para evitar que se les subleven cualquier tarde de estas cuando se den cuenta de que les han tomado por idiotas desde que llegaron a Moncloa.
El sanchismo es un despotismo ilustrado que ha plagiado la tesis a Carlos III con aquello de todo para el pueblo pero sin el pueblo y encima ha copiado mal. Pedro Sánchez le ha puesto su nombre a la tesis y la ha remozado con que todo para él y sin el pueblo.
Por eso cada vez que el PSOE nos vende que España puede ser mejor, un país más democrático y progresista, en el que solo falte la efigie de Peter Biden acuñada en las monedas, es que necesitan meternos otra vez la mano en la cartera para pagar los caprichos de sus socios independentistas, renovarle la tapicería al Falcon, contratar de asesor a un escolta, a un amigo de la infancia o darle trabajo a la señora llevando estudios africanos en vez de platos de comida a los niños de África. Si Peter Biden habla mucho de concordia en televisión es que necesita más dinero de los españoles para seguir pagando su caprichos; si Gaudí pudo tener uno en Comillas no va a poder tener él uno en la Moncloa… Y con todo y sin psiquiatra, España sigue siendo la misma.
Desde el martes ya estamos en esa España prometida que nos vendía el PSOE como la meta de todo españolito demócrata, ese país que no se lo saltaría ni un vegano porque sería todo concordia rosa y aire puro, primera potencia del mundo cuando se indultase a los políticos independentistas. Nos ha vendido el PSOE tantas veces la España que será que esta ha resultado ser tan sólo otra más y España sigue igual.
España es la misma por mucho que le reviente a Miquel Iceta: una monarquía parlamentaria organizada en autonomías
Robaron a los parados andaluces todo el dinero que pudieron para irse de bares de lucecitas precisamente porque creen en la redistribución de la riqueza y España siguió siendo la misma. Echaron a Mariano Rajoy valiéndose de una moción de censura, porque supuestamente el país se merecía un presidente mejor, pusieron a Peter Biden y España siguió siendo la misma. Hicieron socios de gobierno a aquellos con los que Sánchez dijo que nunca pactaría porque no dormiría tranquilo y el país sigue siendo el mismo. Pablo Iglesias pasó a formar parte del CNI contra todo lo que prometió el presidente a su electorado y aquí sigue España, igualica y en su sitio. El PSOE desenterró a Franco porque España se merecía ser mejor y España siguió siendo la misma.
España siempre es igual pasen el PSOE, las pandemias o los siglos. España es la misma por mucho que le reviente a Miquel Iceta: una monarquía parlamentaria organizada en autonomías. Eso sí, hoy un poco más pobre, más humillada y bastante más desigual que ayer.
La máquina de propaganda de Moncloa anunció a bombo y platillo un encuentro entre Joe Biden y Pedro Sánchez que iba a ser decisivo y que acabó siendo un corto paseo de apenas unos segundos. Les puede el narcisismo.
La portavoz de Unión78 afirma que este próximo 13 de junio en la Plaza de Colón «a Sánchez le tiene que quedar claro que, quizás, él siga adelante con sus indultos, pero que los españoles no lo vamos a indultar a él».