Ainhoa Uribe | 22 de abril de 2019
Ahorra costes, facilita el «feedback» y aumenta la difusión de los contenidos.
La carrera electoral ya no es como antaño, con furgonetas y altavoces coreando los himnos de los partidos; o inaugurando plazas, parques y obras públicas, tijera en mano cortando la cinta roja. La carrera electoral es mediática, populista y whatsappeada.
Los partidos intentan llamar la atención del votante y conseguir su voto el 28 de abril, buscando por todos los medios obtener el apoyo de los ciudadanos. Una técnica electoral está siendo la renovación de la clase política: por primera vez se renueva la plantilla política, casi con carácter general, ya que todos los partidos han depurado sus listas de las caras tradicionales, jugando sus cartas en torno a la presentación de nuevos fichajes estrella, ajenos a la política.
Para los socialistas, la novedad es la exclusión en las listas de los leales a Susana Díaz, así como de Soraya Rodríguez y Antonio Hernando; y la inclusión de rostros novedosos, como el candidato a la alcaldía de Madrid, Pepu Hernández (exentrenador del Estudiantes y exseleccionador nacional de baloncesto entre 2006 y 2008); o el politólogo y sociólogo de origen argelino Sami Naïr, para las elecciones europeas.
Los populares, por su parte, se presentan con una propuesta que apuesta por la tradición aznarista (como Carlos Aragonés o Javier Fernández-Lasquetty) y por personajes más populares o mediáticos, como Juan José Cortés (padre de la niña Mari Luz, asesinada por el pederasta Santiago del Valle en 2008), la periodista y aristócrata Cayetana Álvarez de Toledo o la televisiva catedrática Edurne Uriarte.
Para VOX fue crucial el uso de WhatsApp en los comicios andalucesDignitatis Humanae
Ciudadanos ha fichado al archiconocido Marcos de Quinto, exdirectivo de Coca Cola; a Edmundo Bal, el abogado del Estado del procés que fue apartado de la causa por el Gobierno; y a Sara Giménez, abogada y representante de la Fundación Secretariado Gitano.
VOX ha intentado dar un golpe de imagen fichando militares, como Agustín Rosety Fernández de Castro (general retirado de la Marina) o el escritor José María Marco, homosexual y conocido por su pensamiento liberal conservador. A los que se suman Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, como escuderos de Santiago Abascal.
Más allá de los rostros nuevos para el #28A, una de las principales novedades radica en el uso de vídeos virales por WhatsApp. El canal de mensajería WhatsApp se está convirtiendo en un arma de fuego en campaña electoral. Su simplicidad, su rapidez y su eficacia a la hora de llegar a públicos afines (a través de la agenda de contactos del usuario) están revolucionando las herramientas de marketing político. Para VOX fue crucial el uso de WhatsApp en los comicios andaluces. Para Donald Trump (en Estados Unidos) o Jair Bolsonaro (en Brasil) también fueron determinantes las redes sociales y, muy especialmente, los grupos de WhatsApp, con los que pudieron disparar los mensajes hacia públicos afines.
Como herramienta de difusión de mensajes, WhatsApp permite ahorrar los costes clásicos de los medios de difusión audiovisuales (anuncios en televisión, cuñas de radio, etc.), facilita el feedback o retroalimentación con los votantes (porque permite no solo enviar el mensaje, sino añadir comentarios) y aumenta las posibilidades de difusión del contenido del mensaje, ya que cada usuario multiplica en segundos el volumen de usuarios que reciben el mismo, al reenviarlo a sus contactos y estos a los suyos, y así sucesivamente, hasta un indefinido e indeterminado de públicos afines que reciben el mensaje y lo asimilan como propio.
Los mensajes electorales por Whatsapp muchas veces podrían ser calificados como fake news o noticias falsas, pero su efecto viral es ilimitado. Por ello, en un alarde de comunicación populista, ningún partido se resiste a su uso para el #28A y esto no ha hecho más que empezar.
En el futuro, gracias al big data, la publicidad política, como la comercial, se dirigirá de forma tan personal y personalizada a los ciudadanos que será difícil consumir o recibir información de productos (o candidatos) que no sean afines, lo que incrementará las posibilidades de manipular a los ciudadanos. El pensamiento crítico y la autonomía serán cada vez menos comunes ante la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas, lo que aumentará nuestra vulnerabilidad.
El Homo sapiens (hoy Homo videns, para el politólogo Giovanni Sartori, por la preeminencia de los contenidos audiovisuales frente a la lectura y razonamiento tradicional) perderá aún más parte de su esencia racional. El uso de los grupos de WhatsApp en política es solo una muestra de lo que nos deparará la aplicación de la inteligencia artificial en las futuras campañas electorales.