Juan Pablo Colmenarejo | 15 de mayo de 2019
El socio preferente del PSOE, tras quedarse con una parte de Podemos, es Pablo Iglesias.
Antes de conocerse su designación como candidato del PSOE a la Presidencia del Senado, Miquel Iceta ya estaba recordando la dirección a tomar en la legislatura que nace de las elecciones generales del 28 de abril. El 2 de mayo, en una entrevista concedida a la agencia Europa Press, el primer secretario de los socialistas catalanes y guía de Sánchez en la operación diálogo con el independentismo, concedía a Podemos el papel del socio prioritario pero sin entrar en el Gobierno. Como en otras ocasiones, Iceta daba las pistas en respuesta a la insistencia de Iglesias de hacer un Gobierno de coalición con el PSOE: “Nos parece que no sería la mejor forma de garantizar la estabilidad”. Lo dice Iceta. Hay que tomar nota.
El PSOE busca repetir el mismo modelo de los diez meses de Gobierno tras la moción de censura. Por eso ni abren la puerta de par en par a Iglesias ni se la cierran a los independentistas hasta que no haya sentencia en el Tribunal Supremo y un nuevo Parlamento autonómico en Cataluña. Iceta, como Sánchez, tienen claro que los votos de Podemos los van a tener por muy poco a cambio pero que lo que realmente les importa es la relación con el independentismo para conseguir también una mayoría suficiente y gobernar en la Generalitat. Podemos irá cada vez a menos y el PSOE a más. Sánchez ofrecerá lo justo y necesario a Iglesias para garantizarse que a los 123 escaños socialistas se unen por sistema los 41 de las confluencias de Podemos.
Encuentro positivo y constructivo con @Pablo_Iglesias_, reconociendo el trabajo emprendido en estos diez meses desde la izquierda para avanzar en justicia social y limpieza política, y que sirve de base para establecer una voluntad renovada de cooperación y entendimiento. pic.twitter.com/zJankY6GOh
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 7, 2019
Iglesias salió de Moncloa la tarde del 8 de mayo con un acuerdo debajo del brazo: “Nos hemos puesto de acuerdo en que tenemos que ponernos de acuerdo”. A partir de ahí se ha hecho el silencio. La siguiente noticia la tendremos cuando se constituya la Mesa del Congreso y ambos grupos parlamentarios sumen 5 de los 9 puestos. Salvo sorpresas o declaración formal de guerra a Ciudadanos, no entrarán ni ERC ni el PNV. Sánchez no romperá con el partido de Rivera por si vienen mal dadas y los presupuestos hay que aprobarlos siguiendo las indicaciones de los controladores de Bruselas. Sánchez e Iglesias ya tienen un acuerdo presupuestario firmado con solemnidad el 11 de octubre de 2018.
Ahora solo se trata de discutir las parcelas de poder y sobre todo de influencia que Podemos va a tener a través de nombramientos de “independientes de izquierdas”. En las primeras líneas de ese documento, firmado en Moncloa con el logotipo de Podemos junto al del Gobierno de España, hay una declaración política que sin duda muestra que el acuerdo tras las elecciones del 28 de abril va a ser más fácil de lo que parece: “Después de 7 años de recortes y asfixia de los Gobiernos del Partido Popular, nuestro país ha retrocedido en igualdad de oportunidades, en cohesión social, en libertades y derechos, en calidad democrática y en convivencia.” La lectura del documento de 50 páginas es un programa de Gobierno que necesita alguna puesta al día pero poco más.
El resto del acuerdo llegará con las leyes que están a la espera de ser aprobadas en el Congreso y que fueron paralizadas por la mayoría del centro derecha en la Mesa de la Cámara Baja. Sánchez consiguió recuperar buena parte del voto perdido en el caladero de Podemos asumiendo el programa del populismo de la izquierda a sabiendas de que no llevaba a ninguna parte. Sin el independentismo catalán no era posible. Fue un acto más de la campaña de diez meses tras la que ha ganado las elecciones aprovechando la fractura del Partido Popular en varios pedazos que tardaron en volver a pegarse.
El PSOE ha vuelto. Sánchez se ha quedado con Podemos. Iglesias ha salvado los muebles y ahora solo busca un acomodo en el estrecho margen que le queda tras el giro a la izquierda de Sánchez . Como ha escrito el profesor Javier Redondo “el centro no ha ganado las elecciones ni está donde lo han situado los pregoneros de la alarma antifascista”. El socio preferente del PSOE tras quedarse con una parte de Podemos es Pablo Iglesias. Le darán el papel que le corresponda y no rechistará. Y menos, cuando vea que la descomposición continúa con la mutación de Podemos en marcas locales, como Más Madrid, que tarde o temprano acabarán absorbidas por el proyecto de Sánchez que ya está pensando en cómo seguir después de los primeros cuatro años.
Iglesias presume de que su partido es imprescindible, pero Sánchez esperará a las elecciones de mayo.