Jorge del Corral | 18 de mayo de 2019
Una ERC en la que prevalecen la deslealtad, la chulería y el insulto veta el nombramiento de Miquel Iceta como senador.
El veto de ERC a nombrar senador por designación autonómica a Miquel Iceta para presidir luego el Senado es una más de las estupideces de ese partido en su siniestra historia de traiciones, golpes de Estado y fracasos. Que en esa pavada lo hayan acompañado los payasos de JxCat y los antisistema de la CUP es anecdótico y lo de menos, aunque le sirva a Pedro Sánchez para sacar dos lecciones prácticas.
La primera es constatar que, salvo Josep Tarradellas, que en sus 23 años de exilio tuvo tiempo y motivos para la meditación, la templanza y el estudio de la realidad, y por eso lo detesta la actual dirigencia republicana, en ERC, antiguo partido carlista y de la más refinada masonería, han prevalecido siempre la testosterona, la deslealtad y la destrucción, antes que el diálogo, la construcción y la razón. Francesc Macià, primero, Lluis Companys, después, y Oriol Junqueras, ahora (dejemos en la alacena a Josep-Lluís Carod-Rovira que, siendo conseller en cap de Pasqual Maragall, cometió la infamia de reunirse en Perpiñán con ETA para pedirle que no cometiese atentados en Cataluña, aunque siguiese asesinando en -el resto de- España), han consumado las estupideces históricas que se acumulan en su desván de infidelidades y despropósitos.
La segunda es que con los separatistas catalanes no se puede tomar ni café. Lo tomaron con leche y pastas en las constituyentes el Rey Juan Carlos, Adolfo Suárez, Felipe González y Santiago Carrillo, con un tal des-honorable Jordi Pujol, y los llevó al huerto mientras, presuntamente, sisaba con su familia y se envolvía en la señera. Luego ese huerto creció de manera desmesurada con las mercedes de González y, principalmente, de un José María Aznar que hablaba catalán en la intimidad. Y hemos llegado hasta donde hemos llegado.
Ahora, las razones para vetar a Iceta pueden haber sido variopintas. Desde evitar que ascendiese a la cuarta magistratura del Estado para que en sus visitas oficiales a Cataluña un catalán no ocupase un puesto de prelación protocolaria sobre el del presidente de la Generalitat, como ya hizo Pujol por este motivo abortando el nombramiento del democristiano de Unió Democrática de Cataluña Joan Rigol i Roig a la presidencia del Senado, hasta porque Iceta, presidiendo la Cámara territorial, podía ser un peligroso contrincante a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones catalanas, ya que en los comicios generales del 28 de abril el PSC quedó en segunda posición, a solo 1,4 puntos de ERC (24,6%, frente a 23,2%) y ganó en la provincia de Barcelona, que para los independentistas, centralistas hasta el tuétano, es como decir Cataluña.
"Como hemos dicho siempre, somos los reyes del diálogo, estaremos siempre dispuestos a hablar de temas serios pero ver por los medios de comunicación que Iceta será presidente del Senado no es una solución para Catalunya", explica @sergisabria a #Rumbo26mARV pic.twitter.com/MmmettJJeK
— Esquerra Republicana (@Esquerra_ERC) May 15, 2019
Desde su cerril actitud, para ERC y el resto de segregacionistas es mejor que el enemigo a batir no sea ni catalán ni dialogante, porque si el oponente es de Barcelona, se apellida Iceta Llorens, preside el Senado, apoyó aplicar el artículo 155 de la Constitución y es partidario de “avanzar en la transformación autonómica y federal del Estado”, tras meter la pata y declarar que “si el 65 por ciento de los catalanes quiere la independencia, la democracia deberá buscar un mecanismo para encauzarla”, es más difícil vender fuera el producto y apelar a los sentimientos. Es recordar de nuevo que también fueron catalanes quienes los reprimieron en otros momentos de esta loca historia interminable que, como dijo Ortega, hay que conllevar.
Por eso el motivo del veto de ERC tampoco es el 155, es el miedo a que los radicales de Waterloo y su faccioso jefe les ganen por la mano y los tilden de traidores a la causa. Es la falta de talento y de coraje para hacer política, reconstruir puentes y convivir. Es una ERC en la que prevalecen la deslealtad, la chulería y el insulto de Gabriel Rufián (“155 monedas de plata”) frente al legado, la elegancia y el positivismo de Tarradellas.
Sánchez, que siempre está en campaña electoral, continúa pregonando el diálogo ante quienes le han dado una bofetada en la cara y quieren seguir viviendo del procés a cuerpo de rey, y por eso ahora propondrá a Meritxell Batet para la presidencia del Congreso y al filósofo y presidente de Federalistes d’Esquerres, Manuel Cruz, para el Senado. Si no queréis caldo, taza y media: dos catalanes por el precio de uno. Pero necesitará algo más que marketing para que un 52 por ciento de los catalanes resida sin angustias ni coacciones en su tierra, y para que el resto de españoles deje de mirar a Cataluña como el lugar de los problemas y de la ausencia del Estado.
Miquel Iceta se proclama federalista convencido y abre la puerta a una reforma constitucional.