Carlos Cuesta | 24 de junio de 2019
La comunidad foral es parte de un plan del PNV que apuntala a Pedro Sánchez a cambio de calmar a sus hermanos catalanes para que no convoquen un nuevo 1-O.
Navarra se ha convertido en una pieza clave del nuevo entramado de poder de Pedro Sánchez. La comunidad foral y el papel del PSOE en Navarra son los elementos necesarios para comprender un nuevo eje de fuerza que pivota entre tres formaciones: el PSOE, PNV y ERC. Un eje que pretende mantener la esencia del Pacto del Tinell como expulsor de posibles alianzas del PP por medio de apropiarse de un nacionalismo de supuesta apariencia light.
Se trata de un esquema en el que ya no importa, en el corto plazo, tanto el sesgo ideológico de los integrantes del pactos como el fin último de todos ellos, que no es otro que el de transformar por completo la esencia de la Constitución. Y se trata, en definitiva, de un plan donde las imágenes públicas importan más que el trasfondo real. Porque las apariencias de los protagonistas son pretendidamente moderadas, pese a que esconden un fondo de medido ataque y desgaste paulatino del sistema constitucional español.
PSOE es izquierda. Como ERC. Cierto. PNV es derecha. También es cierto. ¿Y cómo pueden trabajar de la mano? De una forma muy simple: porque el primero, el PSOE, logra de los los otros dos la gobernabilidad precisamente para que esos dos puedan caminar hacia un esquema de aplicación arbitraria de las leyes -por foralidad extendida o de facto- en sus territorios, de manera que no importa tanto el planteamiento ideológico de cada uno de ellos como el deseo de abrir en canal el sistema constitucional del 78. Porque, a fin de cuentas, el éxito final suponer para cada uno de ellos poder hacer la política que prefieran en sus regiones. Y ahí es precisamente donde entra la pieza navarra. Donde entra, como imagen perfecta, la actuación del PSOE en Navarra.
El PSOE logra del PNV y ERC la gobernabilidad para que esos dos puedan caminar hacia un esquema de aplicación arbitraria de las leyes
Tras días de generar una falsa apariencia de que el PSOE podría ser capaz de permitir gobernar en Navarra a la fuerza más votada -la constitucionalista y de centro derecha Navarra Suma-, ha ocurrido lo obvio: que el PSOE en Navarra ha empezado a cerrar acuerdos con Geroa Bai (marca que lleva dentro a PNV) con el permiso por abstención de EH Bildu y con el voto favorable de Podemos e IE (IU).
El PSOE en Navarra no lo ha hecho solo por cerrar el avance en esta comunidad al constitucionalismo. No: lo ha hecho porque PNV lo ha exigido como parte de sus alianzas. ¿Y cuáles son esas alianzas? Son claves: en primer lugar, el PSOE logra el respaldo del PNV para la investidura de Sánchez; en segundo lugar, los socialistas logran un interlocutor con los separatistas catalanes -una especie de relator, que diría Carmen Calvo-: y en tercer lugar, ellos mismos, los socialistas, son los que respaldan un Gobierno mixto de PNV y PSOE en el País Vasco.
¿Y ERC? Lo que obtiene ERC y el PSOE de ellos es igualmente clave. En primer lugar, los republicanos logran el pacto de los socialistas para poder seguir adoctrinando en las escuelas y usando los fondos públicos para conseguir inocular el nacionalismo -por medio de subvenciones a la prensa, canales públicos, ayudas a asociaciones separatistas, etc.
En segundo lugar, logran que quede claro que esos avances los consiguen ellos y no PDeCAT -competidor suyo en materia de méritos separatistas-.
Los republicanos logran el pacto de los socialistas para poder seguir adoctrinando en las escuelas y usando los fondos públicos para inocular el nacionalismo
En tercer lugar, ERC aprovecha esos méritos para dar a entender a la opinión pública catalana que sus verdaderos defensores son ellos -los que pagarán las penas del 1-O- y no el fugado Carles Puigdemont y que, además, pasado ya el 1-O, es mejor lograr privilegios mordiendo suave que mordiendo duro.
Y, en último lugar, es el PSOE el que logra apoyos políticos para su gobernabilidad.
Ese es el esquema. Un esquema exigido y diseñado por PNV, autor y tutor de un plan que apuntala a Sánchez a cambio de calmar a sus hermanos catalanes para que no convoquen un nuevo 1-O. Y a ese aliado clave -PNV- cuando pide Navarra, no se le puede enfadar, ha debido pensar Sánchez.
El Ayuntamiento de Pamplona se ha liberado de las garras de Bildu, pero el PSOE ha puesto en manos de los nacionalistas la presidencia del Parlamento de Navarra.