Ainhoa Uribe | 02 de agosto de 2019
Sin el Reino Unido como Estado miembro, España se erige como uno de los ejes centrales del espacio comunitario. Su papel en el fortalecimiento de la UE será decisivo.
La elección de Johnson implicará un brexit seguro.
Es una buena oportunidad para redefinir el proyecto comunitario.
La sustitución de Theresa May por el conservador Boris Johnson como primer ministro del Reino Unido es un jarro de agua fría para la Unión Europea (UE), que implicará un brexit seguro, con o sin acuerdo. Los términos del citado acuerdo o desacuerdo son imprevisibles y toca ahora arremangarse y trabajar de nuevo por una salida, sin duda difícil, pero inevitable. Su elección ha sido revalidada por el 66 por ciento de los electores del Partido Conservador, frente a Jeremy Hunt, lo que lo legitima para llevar hasta el final su proyecto de salida de la Unión Europea el 31 de octubre de 2019.
¿Qué será de la UE tras el brexit? ¿Aumentará el euroescepticismo? ¿Serán más los países que se planteen su marcha? No es fácil dar respuestas: por un lado, las elecciones parlamentarias europeas de mayo de 2019, en las que los partidos populistas de Marie Le Pen en Francia, Matteo Salvini en Italia, o el brexiter británico Nigel Farage obtuvieron muy buenos resultados, parecen indicar que el euroescepticismo podría aumentar.
Sin embargo, por otro lado, dichos resultados son peores que los que auguraban las encuestas inicialmente, por lo que los citados partidos no tienen una capacidad real de bloqueo de Europa, al tiempo que las manifestaciones de muchos ciudadanos británicos para evitar la salida de la UE parecen indicar que son muchas las personas a las que les ha entrado el miedo a caer en el bucle británico del brexit, que ha sumido a la isla en una situación de inestabilidad política, económica e incluso social, con agresiones a ciudadanos comunitarios en algunos barrios británicos.
Solo cuando se pierde algo las personas se aferran a su recuerdo. Los seres humanos somos así, cuando dejamos de tener un bien (ya sea la libertad, la democracia, la paz, la independencia o incluso el amor), nos acordamos de lo mucho que lo apreciábamos y luchamos por evitar su pérdida (si es que queda alguna esperanza). A los ingleses les ha pasado igual: la Unión Europea, con sus pros y sus contras, con sus virtudes y defectos, ha renacido a ojos de muchos como el paraíso perdido tras el referéndum, pero la decisión soberana se adoptó en una consulta popular y, al menos a corto y medio plazo, no hay marcha atrás.
Por ello, el brexit, aun siendo una mala noticia, ha servido de acicate para sacudir las conciencias de muchos ciudadanos europeos y recordar lo mucho que se pierde fuera del espacio comunitario.
La Unión Europea es más necesaria que nunca, en tanto que simboliza un espacio de paz, de progreso, de derechos y de valores
La situación, aun siendo muy grave, no es nueva. El sueño europeo se ha enfrentado a numerosas crisis a lo largo de su historia y de todas ellas ha salido reforzada. Esta puede ser una nueva ocasión para redefinir el proyecto comunitario. La designación de las nuevas autoridades al frente de la Unión Europea es una magnífica oportunidad para impulsar esa nueva etapa de consolidación de los valores comunes y de renovación profunda del proyecto. La Unión Europea es más necesaria que nunca, en tanto que simboliza un espacio de paz, de progreso, de derechos y de valores, en medio de un océano global de incertidumbres.
En este nuevo proyecto, España debe saber jugar su papel. Debe desempeñar un rol central en política exterior. Sin el Reino Unido como Estado miembro, nuestro país se erige como uno de los ejes centrales del espacio comunitario, junto a Alemania y Francia. Salir de la Unión no es una opción. La única vía posible es luchar por ella. En este proyecto, España, tradicionalmente muy europeísta, ha de jugar un rol clave y decisorio para fortalecer la Unión. Es mucho lo que está en juego.
La reciente elección del socialista Josep Borrell como jefe de la Diplomacia Europea puede interpretarse, sin duda, como un guiño a España y a su nuevo papel en el marco comunitario. Como jefe de la Diplomacia Europea, Borrell presidirá el Consejo de Asuntos Exteriores y participará en las reuniones del Consejo Europeo, así como tendrá que ayudar a la UE, sumando fuerzas, como él mismo ha afirmado, “por evitar un brexit desordenado”. Una tarea nada fácil, tras la elección del premier Boris Johnson.
El proceso de sucesión de la Primera Ministra de Reino Unido comenzará el próximo 7 de junio.
El Europarlamento precisa de un respaldo popular mayoritario frente a los movimientos populistas.