Juan Pablo Colmenarejo | 03 de octubre de 2019
España se quedó sin política hace cuatro años. Da lo mismo una idea que su contraria y por eso triunfan profesionales como Iván Redondo.
Ante un foro muy cualificado, el gurú de la Moncloa ha desgranado las claves de su éxito. Pedro Sánchez es su último producto en el mercado. Igual que ha llevado a su actual cliente a la primera posición, condujo al popular Xavier García Albiol a la alcaldía de Badalona, el corazón del cinturón rojo barcelonés, con un discurso duro, directo y sin complejos contra la inmigración.
Iván Redondo se llevó al votante socialista al zurrón del PP, a base de defender a las clases medias trabajadoras de los competidores venidos de fuera, que revientan el mercado y crean inseguridad en las calles. No hay más que repasar los mensajes y la claridad con la que Albiol se dirigía al personal en un feudo del PSC desde la Transición. Lo mismo ocurrió con el PP vasco, al que dulcificó con Antonio Basagoiti, después de Jaime Mayor Oreja y Carlos Iturgaiz. O con José Antonio Monago, al que volvió a vestir de bombero para hacerlo presidente centrista de la Junta de Extremadura tras treinta años del PSOE. En el PP conocen bien a Redondo. Se adapta a las necesidades de quien lo contrata.
Hace unos días, el hombre de los mapas de voto acudió a dar una charla a la Deusto Business School en Madrid. En ese foro de alto nivel desveló algunas de las claves de su éxito con el producto que ahora tiene puesto en el mercado. Redondo no vende ideas, sino estrategias a largo y tácticas a corto plazo. Con rango de secretario de Estado, se ha colocado en la Moncloa y, sin duda, cuando termine esta tarea no le faltarán clientes a los que facturar sus servicios. Nada que reprochar a quien se gana la vida con la mercadotecnia electoral. Su charla a los alumnos de una escuela de negocios es reveladora.
Redondo ha colocado a Sánchez en el sitio adecuado, creando una imagen que luego desmiente el propio Sánchez tiñéndolo todo de ideología. Pero lo importante es que el mensaje cale. Aunque no sea del todo cierto, dice que “Sánchez está muy hecho”. A pesar de no haber ganado una investidura sino una moción de censura, lo relevante es que parezca que el producto está maduro para su venta al por mayor. Por eso Redondo habla del PSOE como “partido institucional” y de la “mayoría cautelosa” que “siempre ha votado algo muy razonable”. Si estuviera trabajando para Pablo Casado, en la citada escuela de negocios los apuntes de los presentes hubieran sido los mismos. Si cerramos los ojos, estaríamos escuchando a Pedro Arriola aconsejando a José María Aznar o a Mariano Rajoy.
Redondo ha trazado un plan de trabajo para que en la segunda vuelta de noviembre salga Sánchez otra vez primero. Con eso bastará para que los marcos mentales creados den su fruto. La duda es si ha medido lo suficiente lo que la irrupción del bizcochable Íñigo Errejón puede suponer para Podemos y el PSOE. Los 150 escaños que le salían en verano ahora son bastantes menos en todas las encuestas. En algunas incluso no alcanza los actuales 123. Pase lo que pase, con ser primero le basta para hacer un llamamiento al PP que saque al país del bloqueo, por aquello de sumar a los cautelosos que han votado a unos y a otros.
El tiempo en política es lo más importante. El que controle el tiempo, ganaIván Redondo, jefe de Gabinete de Pedro Sánchez
España se quedó sin política hace cuatro años. Se entró en un tobogán sin final. Cuatro elecciones en cuatro años funden todos los materiales. Nos espera un otoño caliente de verdad. La sentencia del proceso independentista pondrá a la Generalitat en estado de insurrección para provocar a Sánchez y el paro encenderá las alarmas de la crisis de 2020. Entre medias, la catástrofe del brexit, que ya deja secuelas con la quiebra de algunas empresas. No se han hecho reformas en estos cuatro años y desde 2013 se mantiene la deuda como remedio que paga las pensiones.
Si de este laberinto se sale con un Gobierno de gran coalición será porque la situación es de emergencia nacional por Cataluña, la crisis y el brexit. Los retos son de alto nivel. Se necesita hacer política, pero no parece que alcance a la actual dirigencia española lograr semejante altura. Se vive al día. Por eso triunfan profesionales como Iván Redondo. Da lo mismo una idea que su contraria. Se trata de que te la compren. O mejor dicho, en este caso, que te la voten.
¿Quién ha provocado el actual bloqueo institucional? ¿Políticos desaprensivos, ciudadanos condescendientes o ambas cosas? Obviamente, los electores se han equivocado.
Una vuelta a las urnas supondrá, previsiblemente, un repunte del bipartidismo. El precio será el de seguir cansando a los ciudadanos y desgastando su confianza hacia las instituciones del Estado.